Desde la Confederación no ocultan su bronca contra la gestión de Javier Milei por incumplir los acuerdos pactados en el Consejo de Mayo. Desde Azopardo despotricaron contra Adorni y Santilli, por "mentirosos". La reunión secreta de la central obrera con Maximiliano Pullaro y Nacho Torres.

Pese a haberse posicionado como opositores al inicio de la gestión libertaria, en los últimos meses la CGT buscó tender puentes con el gobierno. La parálisis de la oposición y la soporífera interna que el justicialismo arrastra incluso antes de perder la elección en 2023, empujó a la central obrera a tender puentes con el oficialismo, con mayor énfasis luego de que las mediciones que llegaron a la sede sindical expusieron el apoyo popular que Javier Milei mantiene a pesar de sus políticas.
El gesto más contundente de este lineamiento fue la aceptación de Gerardo Martínez para participar del Consejo de Mayo, espacio en el que el titular de la UOCRA acercó importantes lineamientos que esperaba negociar con el oficialismo, instancia que no llegó a buen puerto.
En marco del organismo creado por Milei tras la firma del Pacto homólogo en junio del 2024, esta tarde Manuel Adorni presentó una serie de lineamientos que fueron tratados por la mesa multisectorial durante casi un año. Dentro del decálogo de puntos a reformar, la reforma laboral tuvo un protagonismo esencial. En particular, el lugar que pasarían a ocupar los sindicatos y sus mecanismos de supervivencia, que el Ejecutivo quiere modificar a través de la limitación de las cuotas solidarias, un golpe letal para la vida financiera de las agrupaciones.
El principal pedido de la central obrera, además de mostrarse contra la restricción del derecho a huelga y otras modificaciones sensibles para los derechos de los trabajadores registrados, fue la garantía de mantener vigente el ítem que garantiza la sobrevida de los gremios. Hace apenas una semana atrás, las negociaciones parecían haber llegado a buen puerto.
Sin embargo, pese a que sectores del gobierno aseguraban sin titubear ante la prensa que no habría modificaciones, en el proyecto que desde el oficialismo se encargaron de hacer circular se mantiene esta eliminación. Una declaración de guerra para el sector opositor que menores problemas le trajo al líder libertario desde su llegada a la gestión.
En la sede de la central obrera hicieron trascender su furia. Desde el interior del triunvirato sindical advirtieron que el gobierno no sólo no introdujo ninguno de los pedidos que la CGT acercó al organismo y se encargó de negociar mano a mano con diferentes actores del oficialismo, sino que además en las últimas reuniones de los equipos técnicos los enviados del Ejecutivo buscaban “correr el arco” frente a los avances en los acuerdos que ya estaban establecidos. “En off le venden a la prensa una cosa y a nosotros otra”, despotricó un deambulante histórico de los pasillos de Azopardo 800 a este diario.
En este sentido, desde la central obrera no dudaron en rotular con nombres propios. “Adorni y (Diego) Santilli dicen que tienen llegada al presidente pero ninguno de los pedidos razonables que les hicimos tuvieron una resolución. O nos toman por boludos, o mienten con su influencia sobre Milei”, lanzó otro sindicalista de fuerte impronta dentro de la CGT. Sin embargo, la misma fuente se encargó específicamente de separar a Santiago Caputo de estas críticas. “Con él pudimos laburar bien”, sentenció, interesado en marcar las diferencias para nada modernas que se exponen en las diversas tribus que habitan la Casa Rosada.
La buena relación entre Caputo y el sindicalismo no es una novedad. El asesor presidencial mantiene un vínculo más que fluido con Hugo Moyano, a quien invitó personalmente a una cumbre el año pasado en la Rosada, y el resto de la cúpula sindical. Incluso, quienes lo escuchan hablar sobre los popes obreros, advierten que el gurú del presidente se refiere a ellos como “los muchachos”, un guiño cariñoso para quienes supieron apoyarlo en negociaciones aún más subterráneas y de las que gran parte del gobierno no tiene conocimiento.
Pese al buen trato confirmado por ambos sectores, lo cierto es que la posibilidad de que se concrete un nuevo avance contra el sindicalismo encendió todas las alertas de la CGT. En este sentido, la central obrera puso en marcha dos planes de acción concatenados uno con el otro. Por un lado, advirtieron que tienen en análisis la paralización de áreas petroleras en Vaca Muerta, sector clave para el abastecimiento nacional y el ingreso de divisas frescas para un gobierno que le reza al dólar y Donald Trump. En ese mismo sentido, en caso que el gobierno no dé marcha atrás, dejarán habilitadas las movilizaciones y paros ejecutados a discreción de cada sindicato. Si bien aún no está definido, tampoco se descarta la convocatoria a un paro general en el corto plazo.
En este mismo sentido en los últimos días la CGT inició una serie de importantes reuniones. La semana pasada, por debajo del radar, la cúpula sindical se reunió en la Casa de Chubut en la Ciudad de Buenos Aires con los gobernadores Maximiliano Pullaro (Santa Fe) e Ignacio Torres (Chubut). En aquel encuentro, que también tenía prevista la participación de Martín Llaryora (Córdoba) que a último momento debió cancelar por fuerza mayor, los líderes cegetistas le hicieron saber su preocupación a los caciques provinciales, quienes escucharon atentamente y prometieron tomar cartas en el asunto.
Los encuentros podrían repetirse los próximos días con Axel Kicillof (Buenos Aires), a quien convocaron a través de sus laderos, y Gerardo Zamora (Santiago del Estero), el flamante senador de quien el gobierno pretende colaboración en el Congreso. Éstos cónclaves se sumarían a las reuniones que ya tuvieron lugar con Sergio Massa, Miguel Ángel Pichetto y Emilio Monzó, quienes adelantaron el apoyo a la central sindical en sus medidas.
Para la central obrera, el gobierno tendrá éxito en Diputados, instancia que intentarán que no se repita el Senado. Para ello, irán en búsqueda de acuerdos con cada una de las provincias para consolidar su apoyo a la confederación laboral más grande del país. En este sentido, si bien la intención de Patricia Bullrich es iniciar la discusión en la Cámara Alta, no son pocos los funcionarios del gobierno que empiezan a mirar con malos ojos esta imposición.
El primer gran gesto separatista se dio esta tarde en la conferencia de prensa que se brindó por el cierre del Consejo de Mayo. Según Adorni, Gerardo Martínez alegó no llegar al evento por un “retraso en el vuelo de vuelta de Washington”, sin embargo cerca del sindicalista reconocieron ante la consulta de este diario que su ausencia se debió a esta primera etapa del plan de acción. Hasta que haya nuevos avances, la CGT se mantendrá en estado de alerta. Del gobierno dependerá si la paz preanunciada de diciembre se mantendrá o no todo el mes.
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