Un testigo cuenta cómo un grupo de violentos se quedó con las entradas de discapacitados para Argentina-Perú que La Doce luego revendió.

El artículo 4 de la ley Nº 3546/10 de la Ciudad de Buenos Aires marca que «se deberá reservar un número de localidades destinado a personas con discapacidad equivalentes al dos por ciento (2%) de la capacidad total del lugar en donde se lleve a cabo el espectáculo. Cuando la demanda supere la previsión del cupo indicado el agotamiento del mismo deberá documentarse debidamente». La AFA debía entregar, entonces, 840 entradas, ya que la capacidad de La Bombonera fue reducida a 42 mil espectadores sentados por las reglas de la FIFA. Los integrantes de La Doce pedían, a cinco días del partido, de base, 2500 pesos por entrada. Un cálculo que garantizó un ingreso mínimo de 10 millones de pesos, sin contar los estacionamientos y los puestos de comidas y bebidas.
«Seis y media de la mañana llegué con mi carnet de discapacidad y no había casi nadie a esa hora. Alrededor de las 10, cuando se abrieron las ventanillas, la fila empezó a avanzar y se fue metiendo gente adelante. Había personas en la fila peor que yo, en silla de ruedas, con discapacidad motriz, o que le faltaba una pierna, todos con papás o acompañantes. Y se empezó a meter gente a hacer quilombo», cuenta a Tiempo un discapacitado que prefiere el anonimato.
Los cerca de 50 infiltrados llegaron de afuera de la fila, sin vestimenta de Boca, y fueron directo a las ventanillas y gritaron, desde allí, que ya no había más entradas. «Muchos por miedo no decían nada o directamente se iban porque la pasaban mal. Imaginate que vas con tu hijo discapacitado a buscar las entradas y te hablan mal y te amenazan Había dos personas de seguridad que no hacían nada. Más o menos a las 12 cayó más gente de afuera, a putear y amenazar, y fue todo un quilombo. Vino la policía, pero a vender humo. ‘Si hay más problemas, no salen las entradas’, decían. Después, esos que cayeron estaban en el fondo, y andaban con las entradas en la mano, revendiéndolas».
La policía, después de los incidentes, les dijo a los familiares de los discapacitados que si tenían algún problema radicaran la denuncia. «Es insólito. No pusieron vallado para hacer una única fila, y cualquiera se metía. Vos no te vas a pelear con ninguno porque los patoteros estaban todos juntos y se metían en las dos ventanillas, y la seguridad y la policía, cómplices. Fue horrible. ¿Cómo un barra va a tener una entrada de discapacitado? Haciendo quilombo», concluye el testigo.
Este miércoles, después de la investigación que publicó el domingo Tiempo, Angelici dijo ante una consulta en ese sentido en Radio Rivadavia: «Las ventas se hicieron normalmente. Las entradas se vendieron como en todos los partidos. Yo escucho que la barra tuvo 4000, 5000 entradas, pero no me consta. Y si a alguien le consta, tiene que hacer la denuncia para comprobarlo». Angelici, de línea directa con el presidente Mauricio Macri, es el principal operador judicial del gobierno nacional.
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