En Córdoba, un grupo de organizaciones populares se propuso unir la tecnología y la producción de alimentos en un nuevo modelo de incubadora avícola diseñada según las necesidades de los proyectos productivos de la economía real.
Con el apoyo del Ministerio de Bioagroindustria de la provincia de Córdoba, el municipio de San Marcos Sierras y la ONG Agroecology Fund, la LibreIncu fue entregada a ocho proyectos productivos de toda la provincia para una experimentación de un año.
Este modelo de incubadora avícola cuenta con una capacidad de 150 huevos (con 50 de nacedoras), carga automática de agua, control de humedad y temperatura, monitoreo desde el teléfono celular con la app LibrePollo para Android, almacenamiento de datos históricos en la aplicación de software libre Grafana y un rendimiento de 86% de nacimientos (superior a las mejores marcas del mercado). El nuevo sistema genera un doble impacto: por un lado, en la disminución de la cantidad de tiempo dedicada a tareas específicas, mejorando las condiciones de vida de las trabajadoras, y por otro lado, una mejora en la producción avícola mediante el monitoreo y el control del proceso productivo, incluso para el desarrollo de una genética propia, campesina y popular.
Mercedes Ferrero, integrante del Refugio Libertad y de Trabajadoras Unidas por la Tierra (Traut), explicó “Para nosotras, la LibreIncu marca un hito de mucha importancia en la alianza entre la soberanía alimentaria y la soberanía tecnológica, que es una línea política y de construcción que algunas organizaciones del sector venimos empujando y construyendo hace algunos años”.
En el Refugio Libertad también funciona el Libre Router que Alter Mundi diseñó para brindar internet comunitario a familias campesinas. Llevan adelante experiencias de producción ganadera, apícola, agroecológica, de bioinsumos, reciclado y educación popular. Sostienen un centro cultural y un Espacio de la Memoria, ya que allí se encontraba un Centro Clandestino de Detención durante la última dictadura cívico-militar.
“El planteo es transformar la ruralidad en clave de acceso a bienes comunes, con una tecnología que tiene que ser apropiada, popular y comunitaria”, comentó Ferrero. “La LibreIncu es una experiencia que probablemente pueda compartirse desde Córdoba hacia otras provincias. Es importantísimo en tiempos de desesperanza, de mucha desorientación, volver a lo esencial, que es cómo organizamos la producción y la distribución de alimentos sanos”, agregó.
Carlos Muñoz, director de Agricultura Familiar y Economía Social de San Marcos Sierras e integrante de la Asociación Civil del Valle, valora la iniciativa: “Poder hablar de soberanía alimentaria y soberanía tecnológica parece una utopía, pero también una obligación. La gente sabe que está comiendo cualquier porquería y, de repente, tener un buen pollo de campo con el sabor de antes, sano, y encima a buen precio, es una tarea fundamental”.
Desde la municipalidad también se están fomentando diferentes prácticas agroecológicas y cooperativas que van de la apicultura a los bioinsumos. También llevan adelante un proceso de Ordenamiento Territorial. “Hay que demostrar que la comida sana no tiene que ser carísima, como muchas veces pasa con el tema orgánico. Eso se puede lograr dentro de un marco comunitario, cooperativo y ecológico”, aclaró el funcionario.
El proyecto LibreIncu también lleva como objetivo comenzar a desarrollar la producción de pollos criollos con una genética propia. Fabricio Puzio, integrante de CTO y de Alter Mundi, explicó: “El pollito que el Ministerio de Agricultura viene repartiendo desde hace 15 años es el que se llama blanco, parrillero o doble pechuga, todos usamos el mismo. Ese pollito, para que rinda, sí o sí le tenés que dar núcleos y antibióticos que son parte de la industria farmacéutica y dependen de dos empresas multinacionales. Y le tenés que dar maíz y expeler, que es parte del agronegocio”.
Puzio, quien además es Referente de la Unión de Trabajadores Rurales (UTR) de la provincia de Córdoba, está al frente del desarrollo del proyecto: “Hacemos un proceso que es más natural y un poco más caro, pero logramos obtener un pollo más sano. Hay un saber ancestral que era un sistema tecnológico, que tenía otra manera de producir, que elegía los huevos. Las viejas de acá elegían los mejores huevos y se los ponían a las mejores madres para reproducir la genética que ellas querían. Algo así es lo que queremos replicar a través de las posibilidades que nos da el LibreIncu”, concluyó.
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