Beccacece a Ecuador, Alfaro a Paraguay, Vivas a Costa Rica y Pochettino cerca de Estados Unidos: los últimos movimientos confirman, por fuera de los jugadores, el otro talento exportador de nuestro fútbol. Y no sólo en selecciones: de los 32 clubes en los octavos de final de Libertadores y Sudamericana, 16 técnicos fueron nuestros.

El por qué de este incremento no tiene una sola respuesta pero hay algo claro: la manera de vivir el fútbol en nuestro país. “El argentino, cuando pierde, no duerme por dos días y no sale de su casa. En otros países se lo toman con más tranquilidad, lo cual está muy bien, pero por otro lado pierden ese plus que aporta competitividad y ambición por lograr un objetivo”, analizó Batista.
El técnico de Venezuela asegura que, con los entrenadores, ocurre lo mismo que con los jugadores argentinos: “El nivel de competitividad, el querer estar siempre en lo alto, el pretender un objetivo. Eso nos diferencia de otros que se toman esto con más calma pero también con menos energía y pasión”. Por su parte, Gareca -antes en Perú y hoy en Chile-, agrega “la capacidad de adaptación”.
De los diez países de la Conmebol, siete confían en entrenadores de nuestro país. Brasil (Dorival Júnior, brasileño), Bolivia (Óscar Villegas, boliviano, aunque al inicio de las Eliminatorias estuvo Gustavo Costas) y Perú (Jorge Fosatti, uruguayo) son las tres excepciones.
Jorge Giordano, director de Selecciones Nacionales de Uruguay, reconoce a Tiempo que “es difícil en países como Brasil, Argentina o Uruguay tener un entrenador extranjero”, pero que en la contratación de Bielsa “la nacionalidad no fue un impedimento. Pesó más el prestigio, la calidad y la experiencia”.
Los datos le dan la razón al exentrenador de Nacional de Montevideo: los tres grandes de Sudamérica prácticamente no han tenido técnicos extranjeros. En Argentina solo hubo tres casos: Renato Cesarini (Italia), José Lago Millán (España) y Filippo Pascucci (Italia), pero encima fueron experiencias efímeras. Los primeros dos se criaron en Argentina, mientras que Pascucci solamente dirigió un partido. En las tres veces que Uruguay optó por técnicos de otros países, los elegidos fueron argentinos (Juan Hohberg, 1969-1970; Daniel Passarella, 2000-2001 y Bielsa). Los brasileños solo tuvieron dos experiencias foráneas, un portugués (Joreca, 1944) y un argentino (Filpo Nuñez, 1965). En el otro extremo está Bolivia, que tuvo 11 argentinos, el último Costas, actualmente en Racing.
La selección chilena es otro destino amigable para los argentinos desde que Bielsa clasificó a la Roja a Sudáfrica 2010. A continuación, la directiva se inclinó mayormente por compatriotas, al punto que Jorge Sampaoli y Juan Pizzi quedaron en la historia al ganar dos Copas Américas. En los últimos años, además, ocuparon ese cargo Claudio Borghi, Eduardo Berizzo y, en la actualidad, Gareca.
Roberto Perfumo comparó a los jugadores y entrenadores argentinos con cucarachas porque “superan todas las adversidades, juegan en la nieve, en la montaña, en la altura, en el calor, sin entender el idioma, en cualquier horario”. En la misma línea, Gustavo Alfaro (Paraguay será su tercera experiencia tras Ecuador y Costa Rica) resalta el poder de adaptación de los argentinos: “Nos acostumbramos a administrar carencias, en un fútbol de éxodo permanente. Creo que los técnicos argentinos además se involucran en cosas que van más allá de las cuestiones futbolísticas”.
Según el relevamiento anual de @futbolistasaxem, hay más de 500 directores técnicos argentinos desperdigados por los cinco continentes entre clubes y selecciones, en mayores y juveniles, y en equipos masculinos y femeninos. Lo que sucede con los técnicos argentinos toma más relevancia cuando se lo compara con sus colegas sudamericanos. Uruguay lo sigue como mayor exportador de técnicos dentro de las ligas sudamericanas y, curiosamente, España completa el podio. Sorprende que solo haya tres entrenadores brasileños entre los equipos de Primera División del continente, fuera de su país.
A nivel clubes se repite este fenómeno. Entre los 32 equipos que disputaron los octavos de final de las copas Libertadores y Sudamericana, 16 fueron dirigidos por técnicos nacidos en la tierra de Diego y Lionel, de los cuales la mitad fue en clubes del exterior (Gabriel Milito, Atlético Mineiro; Jorge Almirón, Colo Colo; Luis Zubeldía, San Pablo; Flavio Robatto, Bolívar; Juan Vojvoda, Fortaleza; Ramón Díaz, Corinthians; Lucas Bovaglio, Palestino: Pablo Sánchez, Liga de Quito).
Las ligas de Ecuador y Chile son otro reflejo, con ocho y seis entrenadores argentinos en Primera, respectivamente. Incluso, en el Brasileirao el 20% de los técnicos son de nuestro país. «
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