Facundo Pechervsky: una cápsula del tiempo con instantáneas de la pandemia

“Cada vez que vuelvo a estas fotos me salta un resorte emocional. Fueron días muy fuertes, en los que caminaba por La Gran Vía vacía y veía transportes circulando sin gente, con personal de seguridad que me paraba a cada rato para pedirme mi autorización para transitar”, admite Facundo Pechervsky o directamente “Peche”, como le dicen todos a este argentino que vive desde hace veinte años en Madrid.

El reportero gráfico exhibe hasta el 13 de marzo en la prestigiosa Casa de América en España su muestra “Vértigo Madrid”, con el apoyo de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, y la Embajada Argentina en la capital ibérica. Se trata de un recorrido visual que capta la incertidumbre que se respiraba en sus calles a mediados de marzo, cuando se decretó la cuarentena cerrada en Madrid, una ciudad, como tantas, obligada al silencio por la pandemia de Covid-19.

Con curaduría de Claudio Larrea, las imágenes en blanco y negro de Pechervsky son “el recorte de un hecho histórico, una cápsula del tiempo para los nacidos en pandemia”, como las definió la poeta Belén Vieyra Calderoni en su introducción a la muestra.

 “Ya en enero había en España señales de que se venía una pandemia, pero no terminábamos de dimensionarla. En los primeros días de febrero muchos clientes me cancelaron las producciones pautadas, eventos sociales, sesiones para retratos y giras musicales, y entonces empecé a entender… Lo primero que sentí fue miedo y vértigo, de allí el nombre. Así empezó a gestarse este reportaje visual que es una cápsula del tiempo para el futuro. Nació de una gran necesidad de documentar”, dice Facundo Pechervsky.

El proyecto fotográfico tuvo un instante fundacional preciso: el 14 de marzo de 2020, cuando se decretó el “Estado de Alarma” en Madrid para salvaguardar a sus habitantes del contagio de un virus desconocido.

–A la par de esta serie de fotos, fuiste cubriendo la cuarentena para medios de todo el mundo. ¿Cómo fueron estos meses de trabajo, estando vos tan involucrado desde lo documental con la pandemia?

–El primer mes trabajé para medios pero luego me concentré en este reportaje. Más aún después de junio, cuando dos de estas fotos callejeras quedaron seleccionadas para una expo fotográfica realizada por PhotoEspaña, que se hizo en verano en el Parque del Retiro. Ahí empecé a sentir que el material cobraba sentido. Y sigo haciendo fotos aún; el proyecto ya tiene 120 imágenes editadas, de las cuales solo pude exponer doce en la Casa de América por cuestiones de espacio. Pero es un trabajo de largo aliento, acompañado por los textos de Belén Vieyra Calderoni.

–Vivís desde hace veinte años en España pero seguís conectado con la Argentina. ¿Notás que hay un clima social o una percepción diferente allí y acá de la pandemia?

–Sí, totalmente. Me da la sensación de que en España, en un principio, la gente pudo adaptarse mejor a los protocolos sanitarios y acatar más las órdenes. No digo que después no se haya descontrolado también, porque está lleno de fiestas clandestinas y de negacionistas… Pero noto que en la Argentina es un poco más difícil contener a la masa social. Igual creo que la cosa no está bien en ninguna parte.

–¿Cómo te gustaría que se interpretaran estas fotos tuyas en treinta, cincuenta años?

–Al tiempo de que empecé el proyecto, me crucé en la calle con una embarazada y pensé en algo por el estilo: ¿Qué será de ese chico cuando pase todo esto? Me di cuenta de que el público objetivo de este documental serán los niños que están naciendo en la pandemia. Quiero dejar este registro para cuando sean adolescentes o cumplan veinte años y se hagan preguntas.

–En tu estilo confluyen el fotoperiodismo y la fotografía documental. ¿Cómo pensás la captura y te acercás después a esas fotos en la edición?

–Yo hago fotoperiodismo documental, y hablando en el lenguaje de ahora diríamos que esta modalidad que muevo y sigo en Instagram se llama #streetphotography. Las capturas las pienso en base a cada escena. La luz juega un papel fundamental y, en este caso, me encontré con un Madrid que parecía una escenografía vacía, sin actores, sin personas, que son las que en muchos casos completan las fotos. Y aunque suene raro, pienso en blanco y negro. En la edición priorizo el impacto visual, tengo un criterio marcado de prensa. La fotografía se hace en el momento de la captura y, en lo posible, intento no trabajar con procesos de filtrado o clonados. Busco que mi fotografía mantenga la pureza, fundamental para preservar la calma visual.

–La fotografía callejera tiene un marcado sesgo antropológico. Un deseo de capturar el instante, que contrasta bastante con el fenómeno de las selfies y la pose para las redes. ¿Qué lectura hacés de esta tensión, si es que la hay?

La fotografía está totalmente democratizada y popularizada, es un fenómeno que está sucediendo. Todo el mundo tiene un teléfono en la mano y saca fotos. Lo que valoro de esto es que cuantas más selfies, hamburguesas y teatralización haya, más pura se volverá la fotografía documental.

Facundo Pechervsky, porteño de 47 años, es reportero gráfico, editor y docente. Entró al mundo de las fotos a los 16 años, haciendo sus primeros pasos en un estudio fotográfico, y después migró al fotoperiodismo completando sus aprendizajes en ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina). Aterrizó en Madrid hace veinte años colaborando con la corresponsalía del diario La Nación y desde 2002 se desempeña en el ámbito de la prensa corporativa.