Al resto de los 7.000 empleados de la entidad bancaria se les ofrecerán roles permanentes o temporales de entre 3 a 12 meses.

Los avisos de despido fueron enviados este jueves, mientras que al resto de los 7.000 empleados del banco se les ofrecerán roles permanentes o temporales de entre 3 a 12 meses, según consignaron las agencias de noticias Bloomberg y DPA en base a fuentes vinculadas con ambas unidades. “Desde nuestra compra de First Republic el pasado 1 de mayo, fuimos transparentes con sus empleados y mantuvimos la promesa de mantenerlos al tanto en su situación de empleo dentro de los primeros treinta días”, señaló un vocero de JP Morgan en un comunicado.
En el texto, la empresa reconoció que los empleados “estuvieron bajo una situación de estrés e incertidumbre desde marzo (pasado) y esperamos que hoy le traigamos mayor claridad”. De acuerdo con JP Morgan, los empleados despedidos “recibirán sus salarios y beneficios equivalentes a sesenta días”.
Antes de su colapso y posterior compra por JP Morgan, First Republic había anunciado un recorte del 25% de su planta, uno de sus últimos intentos para calmar a sus inversores y a su cotización en bolsa, que se estaba desplomado un 97% como resultado de las turbulencias bancarias.
Nada de ello funcionó y días después la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC), ente regulador encargado de garantizar los depósitos bancarios, anunció el embargo y venta de activos al banco neoyorquino por US$ 10.600 millones. JP Morgan, además de los empleados, se hizo cargo de US$ 173.000 millones de préstamos, US$ 30.000 millones en valores y US$ 92.000 millones en depósitos, que formaban parte de los activos del banco.
La caída del First Republic implicó el cuarto colapso bancario en Estados Unidos en menos de dos meses, tras los del Silicon Valley Bank (SVB), Slivergate y Signature Bank en marzo, que generaron una corrida en todo el sistema de pequeños y medianos bancos. El acuerdo de la FDIC y JP Morgan implicó «un proceso de subasta sumamente competitivo» que, según estimó el organismo federal, resultó en un costo al Estado de «cerca de US$ 13.000 millones» al compartir las pérdidas con el comprador.
Como parte de la transacción, las 84 sucursales del First Republic ubicadas en ocho estados operan hoy como filiares del JP Morgan. El SVB, otro banco colapsado, embargado y posteriormente vendido, también se vio impactado por los despidos. First Citizens Bancshares, entidad que compró al Estado los activos del SVB a fines de marzo, anunció esta semana el despido de 500 empleados que formaban parte del banco caído.
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