«Juzgarlos», un debate sobre un hecho fundacional para la democracia argentina

Repensar y debatir las circunstancias y el legado de uno de los hitos fundacionales de una democracia que necesita oxigenarse ante los discursos negacionistas y las amenazas autoritarias resulta un ejercicio necesario en el contexto de un país surcado por necesidades urgentes y debates impostergables.

Ese fue el propósito de “Juzgarlos”, una instancia de reflexión colectiva organizada por el Espacio Memoria y Derechos Humanos ExEsma que se propuso repensar las alternativas del histórico Juicio a las Juntas de Comandantes, a 40 años de la realización de ese proceso oral a los jerarcas del terrorismo de Estado, que hoy puede entenderse como una de las grandes gestas del pueblo argentino.

Periodistas y trabajadores de prensa que testificaron y narraron las alternativas de esas audiencias realizadas por una Cámara Federal, letrados que analizaron las consecuencias legales que tuvo ese proceso, junto con biógrafos y realizadores, participaron de un debate que analizó las dimensiones que alcanzó ese juicio fundamental para consolidar las instituciones democráticas en un país que intentaba salir de una de sus más trágicas noches autoritarias.

El auditorio Mabel Gutiérrez de la ExEsma fue el escenario de esta charla en la cual participaron los abogados y académicos Roberto Gargarella y Agustina Ramón Michel, autores del libro Cuando hicimos historia. Acuerdos en torno al Juicio a las Juntas; el periodista Martín Granovsky, quien cubrió las alternativas de ese proceso oral y público para el diario La Razón, y Mariano Llinás, director de cine y coautor de la película Argentina 1985.

También estuvieron presentes Miriam Lewin, periodista, sobreviviente de los centros clandestinos de ESMA y Virrey Ceballos y testigo en el Juicio a las Juntas y el periodista Jaime Rosemberg, autor del libro Julio César Strassera, el hombre gris que gritó justicia, una biografía sobre el fiscal que lideró la acusación a los Comandantes. El encuentro contó con la moderación de la periodista del diario Página/12 Luciana Bertoia.

La actividad se inició con la proyección de un registro audiovisual de imágenes sobre el juicio tomadas por el fotógrafo Eduardo Longoni, quien cubrió y retrató las alternativas de las audiencias. “Uno de los momentos que me siguen conmoviendo es la imagen de los comandantes entrenado por primera vez a la audiencia del juicio. Tomé esa imagen llorando, cuando era joven porque creía que nunca iba a ver algo así”, narró Longoni, presente en esta charla abierta.

Antes de iniciar las deliberaciones, Bertoia ponderó el trabajo realizado por los organismos de Derechos Humanos, que hicieron posible el juicio de 1985 y la continuidad de los procesos de lesa humanidad que posibilitaron que más de 1200 represores fueran condenados.

Al tomar la palabra, Gargarella se refirió a la necesidad de “despertar el juicio del olvido”, y sostuvo que se trató de un proceso jurídico del cual los argentinos deben “sentirse orgullosos”. En esa línea, Ramón Michel ponderó el efecto disuasivo que tuvo el juicio para “evitar otros golpes de Estado” en Argentina. “Se contuvo el conflicto al representar los horrores” de la represión ilegal, fundamentó la letrada.

Llinás, guionista de Argentina 1985, que fue estrenada en 2022 y narra las alternativas del Juicio a las Juntas, afirmó que la vida es algo “sostenido por gestas», y eso fue lo que intentó transmitir como mensaje en la obra que dirigió Santiago Mitre.

“Soy parte de la generación que creció con aquello de ‘ensayo general para la farsa actual’ y entonces me propuse revisar una mirada opaca que tenía sobre el Juicio a las Juntas y dar una visión de más plenitud y con nuevas preguntas sobre esos hechos».

A su tiempo, Granovsky, quien como un joven periodista cubrió el juicio para el Diario La Razón que entonces dirigía Jacobo Timenrman, valoró la decisión política que tuvo el entonces presidente Raúl Alfonsín. “Cuando era evidente que las Fuerzas Armadas no iban a juzgar los crímenes de la dictadura, Alfonsín reaccionó como un gallego calentón y decidió que la Cámara Federal actuara. Hubo una decisión política y hay que reconocerla”, apuntó.

La figura del fiscal Julio Strassera sobrevoló el desarrollo de la conversación, y Rosemberg se permitió traer una lectura al presente, referida al concepto de “Nunca Más”, con el cual el fiscal puntualizó su alegato. “Es una frase que no se mancha, y no se puede utilizar para una elección. No se jode con eso”, señaló el trabajador de prensa, que cubre información política en Casa Rosada.

Lewin, testigo del juicio y sobreviviente, recordó que cuando estaba cautiva “ni en sus mejores sueños” pensaba que los represores iban a ser juzgados. “Tras superar la culpa de haber sobrevivido, me animé a dar testimonio. No teníamos garantías de nada, y tuve que sufrir que me armaran dos causas, pero di mi testimonio. Por aquellos días, mi hijo mayor tenía cinco años y, con esperanza, pensaba que él iba a tener 18 y yo iba a seguir declarando. Mi hijo ahora tiene 45 y yo sigo declarando en los juicios de lesa humanidad”, remarcó Lewin.   «