El único imputado como partícipe necesario del asesinato del fiscal federal negó tener "vínculos con los servicios de inteligencia" e insistió en que el ex titular de la UFI Amia le pidió prestada el arma.

Lagomarsino está imputado como partícipe necesario del supuesto asesinato del fiscal Nisman, motivo por el cual tiene su libertad restringida: lleva una tobillera electrónica, no puede salir del país y cada 15 días debe presentarse en el juzgado de Julián Ercolini.
El ex asesor informático de Nisman declaró durante casi diez horas en los tribunales federales de Comodoro Py, en el barrio porteño de Retiro, donde, por momentos, se quebró y aseguró que esta causa le «destruyó la vida», según reconstruyeron fuentes judiciales.
«No me importa cómo murió, igual me cagaron la vida», sostuvo Lagomarsino durante su indagatoria, según las fuentes con acceso al expediente que, además, indicaron que el acusado lloró en varias oportunidades.
Durante la indagatoria estuvieron presentes el juez Ercolini con un secretario, los abogados Gabriel Palmeiro y Martín Chasco y el fiscal Eduardo Taiano -con una secretaria- quien elaboró un cuestionario de 150 preguntas destinadas a ntentar esclarecer la naturaleza del vínculo entre Nisman y Lagomarsino.
La semana pasada, Taiano emitió un dictamen de más de 1.000 páginas en el que aseguró que Nisman fue asesinado y en el que remarcó que Lagomarsino fue el facilitador de un «arma amiga» para el homicidio. En ese texto, además, sembró dudas sobre el imputado y sus posibles vínculos con agentes de inteligencia.
Lagomarsino negó todo: dijo que no participó de una maniobra para asesinar a Nisman, que no tuvo vínculos con ningún servicio de inteligencia y, en más de un momento de la indagatoria, hasta se preocupó por aclarar que no mantuvo una relación homosexuyal con el fiscal.
El acusado aseguró, según fuentes con acceso al expediente, que tras la muerte de Nisman perdió la mayoría de sus trabajos -incluso el de la Universidad del Oeste-, que hoy vive con un ingreso de 25.000 pesos mensuales y que pensó en quitarse la vida, pero que desistió por sus hijos.
Luego de que fuera puesto en duda el hecho de que asesorara a Nisman en materia informática, Lagomarsino presentó ante el juez y el fiscal los títulos que acrediten sus estudios y aseguró que no es un espía.
Durante el grueso de su declaración, Lagomarsino ratificó que llevó el arma a la casa de Nisman por pedido del fiscal, tal como ya había dicho el 19 de enero de 2015, un día después de que el ex titular de la UFI-AMIA apareciera muerto en el baño de su casa de Puerto Madero.
Dijo que tenía con Nisman una relación de «amo-esclavo», que lo llamaba 30 veces por día y que el 17 de enero lo llamó y le pidió que fuera hasta su departamento de Le Parc, algo que el acató en cuestión de minutos.
Tal como ya había relatado, reiteró que cuando estuvieron frente a frente el fiscal le preguntó si tenía un arma y, tras la respuesta positiva, le pidió que se la llevara, algo que hizo como un «favor» a un amigo que tenía miedo por sus hijas.
En su primera declaración, Lagomarsino había dicho que Nisman le pidió el arma para cuidar a sus hijas ante la posibilidad de que «algún loquito» quisiera intimidar, tras acusar a la ex presidenta Cristina Kirchner de querer encubrir a los iraníes imputados en el atentado a la AMIA.
Durante la indagatoria, a Lagomarsino se le leyó una larga lista de agentes de inteligencia entre los que estaba el ex hombre fuerte de la ex SIDE Antonio «Jaime» Stiuso, y su ladero, Alberto Mazzino, pero aseguró que no los conocía.
Recordó que a Nisman se lo presentó Marcelo «Moro» Rodríguez, un ex agente de inteligencia de la Fuerza Aérea, pero aseguró que el se enteró que había sido agente de inteligencia recién después de la muerte de Nisman.
Lagomarsino sostuvo que se enteró de la muerte de Nisman a través de un mensaje de whatsapp que le envió su hermano y que la última vez que habló con el fiscal fue cuando le entregó su arma la noche anterior en Puerto Madero. Según los registros del expediente, se fue de Le Parc a las 20.35.
En otro tamo de su declaración, Lagomarsino reafirmó que siempre quiso hablar con la madre de las hijas de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, pero que no pudo porque ella no estuvo dispuesta.
Lagomarsino figura como cotitular de una cuenta abierta además a nombre de la hermana y la madre de Nisman en el exterior, de la cual el fiscal era apoderado.
Sobre esa cuenta, dijo que no sabía cuánto dinero había ni de donde venía y agregó que Nisman le había pedido que le permitiera anotar su nombre porque su madre «estaba muy enferma», según señalaron fuentes judiciales.
Lagomarsino contó también cómo era el trabajo que hacía para Nisman, confirmó que tenía la clave para el acceso remoto a la computadora personal del fiscal y sostuvo que a veces se llevaba información de distintas causas a la casa a pedido del fiscal.
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