Las ansias por las ideas de otros

Por: Diego Gez

El tercer apetito, la obra que da cuenta sobre la apropiación de recetas, conocimientos y secretos de un chef por parte de su pupilo, exhibe en clave de unipersonal el valor de la propiedad intelectual.

El mundo de las ideas suele ser una arena de disputas que no reconoce ambientes específicos. En ese plano, El tercer apetito, -la obra escrita por José Luis Arias y Alejandra Sánchez-, indaga por intermedio del mundo de la cocina la apropiación de un bagaje de conocimientos que encuentra en la figura de un chef experimentado (interpretado por Arias) a su protagonista central, que sufre por la clausura de su restaurant. Para suplir esa falta de espacio creativo decide abocarse a escribir un libro de recetas, secretos y técnicas. Ahí estallará su sorpresa, porque será su último aprendiz de cocina quien se adjudicará sus ideas y conocimientos culinarios en plena televisión. “Con Alejandra siempre nos potenciamos en términos creativos y eso es lo mejor cuando se quiere encarar un género como el del unipersonal. En el pasado pude dirigirla yo y en esta oportunidad nos pasa al revés, y me alegro que así suceda porque soy una especie de cocinero amateur, a los dos nos gusta mucho el ambiente de la cocina y siempre resulta bueno ser visto y dirigido por alguien que tiene gustos similares a los tuyos. De esa forma todo terminó decantando naturalmente en una obra que pone luz sobre la creatividad al cocinar, las ideas y la dificultad de contar con ellas para ser original”, dice Arias.

A priori, hablar de El tercer apetito implicaría hacerlo desde el ámbito de la comedia, sin embargo se trata de una propuesta que mucho tiene de humor pero sin descuidar herramientas dramáticas: “Podemos decir que todo lo que sucede arriba del escenario es más bien de carácter tragicómico. Más allá de elementos ligados al humor, hay también aspectos duros desde lo actoral y discursivo. El protagonista de esta obra es un sibarita en todo sentido, especialmente en el plano del saber. Pero cuando comienza a escribir se da cuenta de la existencia de personas inescrupulosas que le roban ideas. Lamentablemente, ahí aparece algo que existe siempre y que seguirá existiendo”. Para Arias, trabajar en el teatro independiente tiene mucho de toparse con personajes de este tipo, que no dudan en apropiarse de ideas: “Hace 35 años que escribo y hago teatro con mucha pasión, pero el robo de este tipo de valores no es algo que me pase desapercibido, fundamentalmente porque me ha pasado. Así que podemos decir que el mundo se divide entre los que crean, los que roban esa creación y los que terminan comprándola posteriormente (risas)”.

Más allá de las situaciones vividas en carne propia, existió un trabajo de campo que llevó a ampliar mucho más el universo relatado en la obra. “Por un lado, hubo varias lecturas que ayudaron, entre ellas Historias de un chef, de Anthony Bourdain, que tiene muchas vivencias y anécdotas sobre el mundo de la cocina. Por otro, Alejandra dio con un encargado de restaurantes de toda la vida, que nos amplió mucho, mucho más todo lo que sucede cuando trabajás en espacios como esos.»

En definitiva, lo que parece primar en El tercer apetito es una reflexión sobre los valores, entre ellos el de la propiedad intelectual. “A nosotros nos gusta el teatro pero también plantear interrogantes como los que proponemos, y ahí está muy metido el teatro. Si como espectador te podés ir con una pregunta luego de haber visto esta obra, entonces para nosotros está todo hecho”, concluye Arias.

El tercer apetito, una obra de José Luis Arias y Alejandra Sánchez. Sábados a las 20:30 en Sala Tromvarte, Pasaje Santa Rosa 5164, Palermo. 

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