Las jugueterías en la Navidad de la era Milei: reconvertirse o desaparecer

Por: Federico Trofelli

Las importaciones, la suba de servicios, la baja del consumo y el avance digital ponen en jaque al sector tradicional. En estos dos años cerraron 300 locales. Y cambia el modo de jugar.

A pocos días de las fiestas, las jugueterías deberían atravesar su mejor momento. Sin embargo, enfrentan un escenario complejo, crítico. La cámara del sector advierte que se trata de uno de los períodos más delicados de las últimas décadas. A la baja tasa de fecundidad que viene desde 2015, se suman cambios de hábitos en los juegos por el avance de la virtualidad y un contexto económico impulsado por el gobierno nacional desfavorable para el consumo.

“En los últimos dos años hubo 300 jugueterías que cerraron la atención del público. Algunas de manera permanente porque no se pudieron adaptar y otras se reconvirtieron al canal online”, resume en diálogo con Tiempo Julián Benítez, gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ).

Foto: Antonio Becerra

Una recorrida cotidiana por epicentros de juguetes como Once o Flores exhibe la preminencia de juguetes importados: Pop Stars, Playmobiles con todo el packaging en inglés, peluches de Labubu o muñecos y, sobre todo, animales de origen chino. Squishies, armas, autos, todo habla extranjero.

Benítez explica que el rubro está conformado “en su gran mayoría por Pymes de muchos años con equipos de trabajo consolidados” que, por su esencia empresaria familiar, no registraron “despidos masivos, aunque sí hay productos que se dejaron de tercerizar y hubo un achicamiento de manera directa o indirecta: gente que renunció o se jubiló no fue reemplazada. Hablamos de un 20% de la masa laboral, unos 1600 puestos de trabajo”.

En una atmósfera adversa, el sector mantiene una guerra con varios frentes abiertos. El principal problema es la falta de consumo. Desde el Día del Niño hasta el mes de noviembre hubo una caída sostenida de las ventas, una tendencia que desde la CAIJ esperan que pueda revertirse en diciembre. Le suman un factor sociocultural: desde 2015 la tasa de fecundidad descendió de 2,4 a 1,4 hijos por mujer, un 42% de caída. En 2022 había unos 10.400.000 chicos menores de 14 años y si esta inercia se mantiene, para 2040 habrá casi cuatro millones menos.

Foto: Antonio Becerra

Juego digital vs. juego real

Otro de los mayores enemigos que a diario le gana terreno a las jugueterías es la virtualidad, que más allá de afectar el negocio, influye en el ámbito familiar y en el modo en que los niños se relacionan. “Las agendas de las familias cada vez están más comprometidas con responsabilidades y obligaciones, dejando el momento del juego para cuando se puede, que necesariamente no es el mejor, porque uno quizá ya está cansado y no lo disfruta”, describe el referente de la CAIJ. En ciertos casos, directamente ya no se juega en familia.

“Ante la falta de tiempo y disponibilidad, se le termina dando al chico un celular, como antes podía ser la tele. El chupete digital. Pero hoy es peor, porque con la tele había pausas y todo transcurría en un determinado contexto: mamá cocinaba o pasaba por el lugar y los chicos estaban conectados con el mundo real”, analiza Benítez. Y agrega: “Los dispositivos tecnológicos desplazan al juguete, al juego real, físico, creativo, social”.

Este fenómeno afecta a la industria, pero también a la sociedad en general y a los niños en particular, que crecen con serios problemas de sedentarismo, obesidad, falta de atención, las consecuencias que generan la ansiedad y la frustración, entre tantos otros. Desde la CAIJ abordaron esta problemática junto a la Sociedad Argentina de Pediatría y en los próximos días emitirán un informe para sensibilizar a la población sobre “la importancia de volver al juego real, con juguetes; y si son argentinos, mejor”, acota Benítez.

Foto: Antonio Becerra

Diciembre carga expectativas

Además de Navidad y Reyes Magos, en diciembre las familias buscan regalos para los niños que pasan de sala de jardín o los chicos que aprobaron el año en curso. “Es el momento en el que los padres, abuelos o tíos más vienen. En esta ocasión, los precios no aumentaron. Seguimos con los mismos valores del año pasado. La recesión se nota y la gente no tiene para gastar demasiado”, cuenta Silvia Shocron, dueña de la juguetería y librería Yamanca, en Cuenca 2396, en el barrio porteño de Villa del Parque.

“Si bien el sector está flojo con relación a lo que tendría que ser, también tenemos que pensar que el juguete no es un artículo de lujo”, aclara Shocron, que se hizo cargo de su negocio en 1985 y desde entonces vio crecer a generaciones de niños hoy convertidos en padres y abuelos. “La economía no acompaña en lo inmediato como para hacer grandes gastos, salvo aquellos que tienen un buen saldo en la tarjeta de crédito y que pueden pilotear las cuotas con los descuentos, porque repito, el juguete está barato, no aumentó nada y eso nos permite poder seguir trabajando”, insiste la mujer. Detalla que si bien tiene productos que van desde los 4 mil a los 800 mil pesos, en promedio las familias buscan gastar unos 25 o 30 mil pesos por chico. No más.

En cuanto a las importaciones, la dueña de Yamanca subraya que siempre vendió productos nacionales y de afuera, algo generalizado en el sector. Actualmente, ella mantiene los mismos proveedores. “Eso me garantiza que la mercadería pasa todos los sistemas de seguridad”, puntualiza.

Comenta que hay juguetes que no compiten de acuerdo a su origen, como los autos a radiocontrol, que son todos importados; sin embargo, hay otros que sí se disputan el mercado, como los bebotes que manejan precios similares.

Al respecto, Benítez sostiene que hay algunas jugueterías que se ven “afectadas por los negocios tipo bazares, los nuevos ‘Todo por 2 pesos’, donde venden productos asiáticos que están ingresando a mansalva, que más allá de juguetes, tienen adornos, cosas de bazar, cosméticos. Son polirrubros muy económicos y novedosos”. Postales similares a los noventa.

El problema surge cuando esta mercadería suele terminar en un puesto en la vía pública y se desconoce cómo ingresó al país. Para Benítez, “un 30% del mercado está explicado por este tipo de productos que no son seguros, que entran por contrabando, y son un potencial riesgo para la seguridad y la salud”.

La CAIJ planteó sus preocupaciones al gobierno nacional por los controles que se dejaron de hacer en Aduana y ahora se llevan adelante en el propio mercado, confiando en los importadores y las normativas foráneas: “Entendemos el modelo que rige desde 2023 que en teoría busca beneficiar al consumidor y que se bajen los precios; pero pedimos que si hay medidas para facilitar la importación y el comercio, también haya medidas de la misma magnitud para la industria”.

Foto: Antonio Becerra
Pasaron Cosas: el juego de la política nacional

Si bien el mercado de los juegos está lejos de su mayor esplendor, hay creaciones locales que se destacan por su originalidad. Una de estas criaturas es Pasaron Cosas, editado en 2023 por Juegos FSOC, ya que sus tres diseñadores Nicolás Montaño, Juan Alonso y Alejandro Otero, se conocieron en la Facultad de Sociales de la UBA.
“Charlando un poco de política con Juan, en la pandemia, se nos ocurrió hacer un juego y después incluimos a Ale. Vimos que la política podía ser vista como un juego donde hay determinados partidos políticos que buscan hacer determinadas acciones para sumar votantes”, explica Nicolás, quien se refiere así a la verdadera rosca que se da con el único fin de ganar elecciones, e ir sumando votantes por las provincias, donde lo lúdico se entremezcla con la realidad: cómo influir en los medios de comunicación o líderes de opinión, pero siempre teniendo cuidado de no acumular muchas causas judiciales por corrupción.
“Le metimos mucha argentinidad. Pero antes de salir al mercado tuvimos que equilibrarlo mucho, y tardamos dos años, por eso en el medio lanzamos un juego más tranqui, Caripelas, que es divertido, para toda la familia y se trata de imitar memes”, añade el joven.
Por el momento, los tres fundadores de FSOC no pueden vivir exclusivamente de este proyecto. “Nuestro juego es de producción nacional, no se encuentra en otro lado. Eso es positivo. Mucha gente se siente identificada con lo que representan algunas tarjetas”, dice Nicolás. Apenas lanzaron el juego tuvo un pico de ventas, luego entró en una meseta y cada tanto, cuando se viraliza algún reel de Instagram, repuntan las ventas. Sin embargo, el fuerte se da en los albores de las elecciones, cuando la sociedad está más politizada.

Foto: Antonio Becerra
Textil: avalancha china

Las importaciones tendrán un lugar privilegiado en las mesas de los argentinos en estas fiestas. A costa de la producción nacional, claro. Dos rubros que juegan fuerte por estas fechas son los juguetes y el textil: por el lado de las jugueterías, entre enero y octubre, las importaciones alcanzaron 91,3 millones de dólares y 17,5 millones de kilos, un incremento interanual del 59,5% en valores (representado en un 85,7% por China) y del 94% en volumen.
Respecto a la vestimenta, de acuerdo a la Fundación Protejer, en solo tres años “China pasó de poco más de la mitad de los despachos de importación textil en Argentina a representar siete de cada diez prendas que ingresan al país. El avance es tan acelerado como profundo: entre enero y octubre de 2024 y el mismo período de 2025, las importaciones de origen chino crecieron 109%, mientras que el promedio general lo hizo un 89%”.
Para esta ONG, el gigante asiático no solo domina más del 70% del mercado textil importado, sino que también está desplazando la producción nacional y el trabajo argentino.

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