Columna de opinión.

Ahora que Cambiemos parece empeñado en hacer una remake de aquella década (relaciones carnales con EE UU y el FMI incluidas), quizá sea útil recuperar el ejercicio de Cartoy.
La conferencia de prensa post crisis cambiaria que el presidente Mauricio Macri ofreció el miércoles en Olivos fue un muestrario de las partes que componen el relato oficial: voluntarismo, imprecisiones, verdades a medias y, también, mentiras.
«En ningún lugar del mundo se les cobran impuestos a los que exportan», dijo por caso el mandatario, para justificar la anulación de las retenciones al campo y a la minería. El dato, claro, es incorrecto. Según el último informe disponible del Banco Mundial, unos 40 países aplican impuestos a las exportaciones. Algunos de manera permanente, otros según la coyuntura económica y geopolítica. Es evidente que al presidente, cuanto menos, lo informan mal.
La quita de las retenciones fue una de las primeras medidas que tomó el gobierno, pero recobró actualidad con la crisis cambiaria que dejó un tendal de precios en alza, salarios en baja y pymes al borde del abismo.
Aquella concesión al campo contribuyó a la corrida ¿Cómo? Simple: al programar una reducción de 0,5% mensual en las retenciones a la soja para este año, el gobierno generó un horizonte de ganancia adicional del 6% en dólares para quienes retengan la cosecha. Eso explica por qué productores y acopiadores demoran en vender, profundizando el faltante de divisas y propiciando una devaluación que, por cierto, incrementó más las ganancias de las agroexportadoras.
El gobierno integrado por varios productores sojeros generó ese negocio redondo. ¿Lo sabía Elisa Carrió cuando reclamó que los productores liquidaran sus cosechas? Ahora lo sabe.
Tras el sofocón cambiario, el Ejecutivo estudia cambiar el mecanismo de aplicación de la disminución de las retenciones para forzar que los productores aceleren la liquidación. La modificación, si ocurre, ayudaría a aliviar el panorama cambiario, pero no modifica la cuestión de fondo: el gobierno no piensa acelerar la reducción del déficit (como le exige el Fondo) aumentando ingresos con tributos progresivos que recaigan sobre los que más ganan. Para Macri y su equipo, la única opción es el súper ajuste que, como es usual, recaerá con más peso sobre los más vulnerables.
Total normalidad. «
Adaptemos la vieja frase de San Martín a los tiempos libertarios: ¡Seamos ignorantes, que lo…
La escudería del argentino, última en el Campeonato de Constructores de 2025, apunta todos los…
Dirigió al Atlético Argentino que ganó las ligas mendocinas de 1995 y 1996. Tres años…
"Traición", el libro de Iván Orbuch publicado por Milena Caserola, retrata dos pases de altísimo…
Las importaciones, la suba de servicios, la baja del consumo y el avance digital ponen…
El proyecto de ley que el gobierno quiere tratar esta semana oficializa la parálisis del…
Es el segundo gas de efecto invernadero más contaminante. En Argentina, más del 60% de…
La última novela de Pablo Maurette, “El contrabando ejemplar”, ganadora del Premio Herralde, indaga en…
El periodista Felipe Celesia revela el proceso creativo atravesado por Pino Solanas y Octavio Getino…
La artista ofrecerá un show especial acompañada de cuerdas, oboes y arreglos sinfónicos para festejar…
El documental de Lautaro Espósito registra la transformación personal y artística de la cantante a…
La cantante y compositora argentina radicada en Nueva York regresa para presentar el proyecto "Folk…