El joven actor interpreta en "Le Frigó" a diez personajes inquietantes. La punzante pluma de Copi y el gran aporte del arte en la era de las pantallas.

La obra es protagonizada por una mujer con aires de diva que se retiró de la moda y está escribiendo sus memorias. El día de su cumpleaños número 50 recibe un regalo de su madre, y así comienza el relato: un viaje disparatado junto a los personajes de su vida –su amante, su editor, su chofer, un detective, su psiquiatra, su madre, su mucama–.
“Es una obra de un autor con un peso muy importante, políticamente incorrecto, pero con una pluma única. Este texto explora la fragilidad, la locura, la rabia y la liviandad de una manera particular. Tuvimos que trabajar el aspecto físico, coreográfico y también lo que se dice, amalgamando todo junto a la directora y el resto del equipo. Cada quien fue aportando desde su propio métier. Creo que es un momento para hablar de los temas que aborda la obra: identidad, género, salud mental, violencias”, detalla entusiasmado Manu Fanego.
Manu interpreta a diez personajes en un unipersonal intenso, delirante y conmovedor: «El texto te lleva por los distintos personajes y, por ende, por las distintas energías.” “Con esta realidad tan cruda –reflexiona–, tan anómala, de carácter anticultural, que frena cambios que se venían gestando en la sociedad, un autor como Copi es fundamental. Todo venía transicionando a un ritmo y ahora, por las diferentes políticas de destrucción, ese ritmo está más lento y el proceso demorado. Hay cosas que debemos volver a hablar.»
Tras tres meses de ensayo intenso, Manu está listo para subir al escenario del Picadero. “Es un espacio muy querido por mí, no solo por la historia de la sala, sino en lo personal: acá mi viejo (el gran Daniel Fanego) dirigió su última obra. Eso para mí también tiene un significado. Es una especie de posta que, en medio de todo este contexto, me da fuerza para seguir. La verdad, lo siento como el mejor lugar para poder celebrar este desafío», destaca.
Manu debutó en teatro en 2008 en una obra dirigida por Daniel, en el marco de Teatro x la Identidad, y fundó en 2010 la compañía Bla Bla & Cía, con la que trabaja como actor, músico y autor en múltiples y premiados espectáculos, entre ellos Modelo vivo muerto (ganador de Martín Fierro de Teatro 2025 y Premio María Guerrero 2023) y Puro Bla Bla (ganador del Premio Estrella de Mar 2015). También produce y protagoniza el proyecto teatral-musical Mika de Frankfurt y actúa en Saraos Uranistas.
“Por suerte estoy con muchas cosas. Con Bla Bla Compañía este año nos afianzamos. Si bien ya venía funcionando bien, creció muchísimo. Estamos con la obra los miércoles en el Metropolitan y también saliendo de gira por todo el país. Estamos chochos. Es una banda que tenemos hace 16 años y todavía nos seguimos amando como la primera vez. Somos una familia. La gente que viene se fanatiza un poco. Les pega en algún lugar mágico.”
El actor admite que en estos momentos una risa vale un montón: “Es que poder divertirse, asistir a una ceremonia de carne y hueso es algo hermoso. Es una costumbre tan milenaria y esencial del ser humano. Cada función es una ceremonia donde la gente se encuentra y ve otros cuerpos representando algo maravilloso. Esa ceremonia también nos salva de la locura de estar solos. Con los dispositivos tecnológicos todo nos lleva a lo individual. Una obra es, entonces, una estrategia para poder salir de ese círculo individualista y alienante que nos propone la tecnología. No te das cuenta, pero el celular te domina. Eso es lo más triste: que uno no percibe que está enajenado. Por eso los discursos de odio avanzan por TikTok, YouTube y las otras redes.»
Entonces, el aspecto social del arte toma un valor aún mayor que el que hasta hace poco conocíamos: «Soy una persona muy privilegiada en este contexto porque intento luchar contra eso y tengo una continuidad laboral que me lo permite. La mayoría de los actores y actrices están peleando contra un sistema que los quiere afuera. Pero hay que enfrentar eso. El panorama es muy duro, pero no hay que quedarse en la queja, el descontento o la depresión. Hay que utilizar ese enojo para transformar el arte y la realidad».
Obra de Copi. Con Manuel Fanego y dirección de Tatiana Santana. Cuatro únicas funciones. Desde el domingo 7 de septiembre a las 16, en el Teatro Picadero, Enrique Santos Discépolo 1857 (CABA).
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