Milei deja al INCAA al borde del colapso e impulsa el mayor ataque a la cultura argentina desde el ‘55

Dijo el abogado y compañero de ruta de Pino Solanas, el ex diputado Julio Raffo, especializado en cine: “Ninguna industria subsiste sin la mano de obra”. Y hoy, a la luz de los tiempos políticos que se ciernen sobre nuestra soberanía audiovisual le agrego un doble remate a su acertada sentencia: «Mucho menos sin financiamiento ni voluntad política».
“Los países que tienen cine apoyan económicamente a la industria porque su mercado no les permite competir con las potencias”. Y allí da fuerte en el clavo. Este actual gobierno argentino arrodillado al imperio decadente del Norte, que solo hace alarde de su brutalidad y sed de mal, regala todas las conquistas y recursos que supieron acuñar las generaciones precedentes de cineastas, técnicos, productores y el conjunto de trabajadores y artistas que mancomunadamente hicieron una de las principales industrias nacionales que, entre capital privado y recursos del Estado, pudo brillar como el oro generando una parte considerable del PBI nacional y millares de puestos de trabajo directos e indirectos. Ejemplos de los reconocimientos obtenidos a lo largo de la historia del cine nacional (y a lo ancho del mundo entero) sobran y tan solo basta observar las pantallas de las plataformas o salas de los lugares más recónditos del planeta para ver allí cine argentino. No por casualidad se posee hoy aquí una mano de obra especializada de altísimo nivel y especialización, capaz de hacer películas o series como cualquier tanque de Hollywood o de cualquier lugar del mundo. Lo sorprendente es que el gobierno que tenemos bombardee la propia industria nacional. Pero desde el 16 de junio de 1955 no hay sorpresas, la derecha argentina es criminal. Si fueron capaces de bombardear la Plaza de Mayo y matar 400 personas, único ejemplo en el mundo en el que una fuerza armada bombardeó a su propio país, es obvio que son capaces de cualquier cosa. Tal como lo que hicieron luego de 1976 con los torturados, presos y desaparecidos a los cuales les robaban hasta a los hijos. Eso es la derecha nacional. Una verdadera mierda que, incluso, aún flota electoralmente.

Nuestra producción cinematográfica está siendo atacada desde que Macri y Milei decidieron dilapidar las bases de sustentación del cine nacional: el fondo de fomento cinematográfico. Ese fondo económico, cuyos recursos han sido fruto de negociaciones de todos los sectores culturales y empresariales que hacen el cine que producimos, sostiene nuestra industria y sus eslabones más independientes y radicales de nuestra labor audiovisual. Así es como se pudo ver cine argentino en cuanto festival del mundo existe, dando cuenta de la potencia de la producción y creación artística local. Pero ante la avanzada imperial, es obvio que los entregadores de la soberanía nacional se han puesto en cuatro patas culo al norte acatando todos los mandatos que les exigen. Solo así encuentran justificaciones mendaces que serían objeto de burla sino fuera que las excusas para destruir el cine argentino son dichas por el propio presidente de la Nación o del INCAA, principales responsables de la tragedia que se avecina si concretan esta nueva arremetida contra el cine argentino.
Derogan el Título V de la Ley 26.522 (Ley de Medios) eliminando así todos los gravámenes que pagan las TV, los cables y las radios. Y ahí se cae el «aporte» del ENACOM al INCAA. Los dueños de los canales de TV del grupo Clarín, el que más aporta al ENACOM, agradecidos a Milei con este regalito.

El Título V de la Ley 26.522 (Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual) trata sobre los gravámenes, estableciendo un impuesto proporcional a la facturación bruta de los titulares de servicios de comunicación audiovisual (radio, TV, cable) por la comercialización de publicidad, abonos, contenidos y otros servicios, con el objetivo de financiar parte del fomento de la producción nacional, la diversidad y el pluralismo en los medios, incluyendo incentivos fiscales para pequeños y medianos operadores y licencias para entidades sin fines de lucro y universitarias.
A diferencia de la Ley Bases que se aprobó con la connivencia de diputados, senadores y gobernadores sin ningún tipo de patriotismo, aquella Ley Bases no incluyó, lucha mediante, lo referido al cine y la cultura que hoy agregaron al engendro legal que presentaron para su aprobación.

El Frankenstein de Milei

LA DEROGACIÓN QUE CONDENA AL INCAA
Hoy la ley de Cine N°17.741 establece como recursos del INCAA:
ARTICULO 21. — El Fondo de Fomento Cinematográfico, cuya administración estará a cargo del INCAA INSTITUTO NACIONAL DE CINE Y ARTES AUDIOVISUALES, se integrará:
a) con un impuesto equivalente al DIEZ POR CIENTO (10%) aplicable sobre el precio básico de toda localidad o boleto entregado gratuita u onerosamente para presenciar espectáculos cinematográficos en todo el país, cualquiera sea el ámbito donde se realicen.
El impuesto recae sobre los espectadores, y los empresarios o entidades exhibidoras adicionarán este impuesto al precio básico de cada localidad;
b) con un impuesto equivalente al DIEZ POR CIENTO (10%) aplicable sobre el precio de venta o locación de todo tipo de videograma grabado, destinado a su exhibición pública o privada, cualquiera fuere su género.
El impuesto recae sobre los adquirentes o locatarios. Los vendedores y locadores a que se refiere el párrafo anterior son responsables del impuesto en calidad de agentes de percepción.
Si el vendedor o locador fuera un responsable inscripto en el Impuesto al Valor Agregado, el importe de éste último, se excluirá de la base de cálculo del gravamen.
Están excluidas del sistema de percepciones las operaciones que se realicen entre personas físicas o jurídicas inscriptas como editores y/o distribuidores de videogramas grabados y/o como titulares de videoclubes en los registros a que se refiere el artículo 57;
c) con el VEINTICINCO POR CIENTO (25%) del total de las sumas efectivamente percibidas por el COMITE FEDERAL DE RADIODIFUSION en concepto de gravamen creado por el artículo 75, incisos a) y d), de la Ley Nº22.285.
Estos fondos deberán ser transferidos automáticamente y en forma diaria al INSTITUTO NACIONAL DE CINE Y ARTES AUDIOVISUALES. La reglamentación fijará la forma de la transferencia de los fondos de un organismo a otro.
El porcentaje a aplicar sobre la totalidad de las sumas que deba transferir el COMITE FEDERAL DE RADIODIFUSION podrá ser variado por el PODER EJECUTIVO NACIONAL únicamente en el supuesto de modificarse los gravámenes previstos en la Ley Nº22.285. En tal caso la variación del porcentual deberá ser tal que el valor absoluto de las sumas a transferir sea igual al existente al momento de la modificación;
d) con el importe de los intereses, recargos, multas y toda otra sanción pecuniaria que se aplique en virtud de las disposiciones de la presente ley o de la Ley Nº11.683, texto ordenado en 1998 y sus modificatorias;
e) con los legados y donaciones que reciba;
f) con los intereses y rentas de los fondos de que sea titular;
g) con los recursos provenientes del reembolso de créditos otorgados por aplicación de la presente ley;
h) con los recursos no utilizados del Fondo de Fomento Cinematográfico provenientes de ejercicios anteriores;
i) con todo otro ingreso no previsto en los incisos anteriores, proveniente de la gestión del organismo;
j) con los fondos provenientes de servicios prestados a terceros y de las concesiones que se otorguen en oportunidad de la realización de eventos vinculados al quehacer cinematográfico.
El Proyecto de Ley Laboral en su Artículo 195 deroga los incisos “a”, “b” y “c” de ese artículo.

O sea, se derogan los recursos “propios” del INCAA, y los recursos que “subsisten” en el Artículo 21 son insignificantes o dependerán del arbitrio del Poder Ejecutivo cada año. La derogación de lo central del Artículo 21 implica la eliminación de los mecanismos económicos que sostienen la política cinematográfica. Estos incisos establecen las principales fuentes de financiamiento del INCAA.

Se deroga el Artículo 22, que regula el aporte del Instituto al Fondo de Fomento Cinematográfico, su administración y asignación. Al derogarse, se elimina el marco legal de cómo se estructura y gestiona el Fondo. Su derogación elimina la base legal de la política de fomento.

Se deroga el Artículo 23 que establece cómo se aplican los recursos del Fondo de Fomento: asignaciones a películas, concursos, subsidios, créditos, promoción, coproducciones.

Todo esto implica el desfinanciamiento total del INCAA.

Sólo es preciso asumir que estamos ante un gobierno de traidores a la Patria y, junto a los sindicatos y las organizaciones hijas de las mejores tradiciones argentinas, ejercer nuestro derecho a la defensa del país que han construido nuestras generaciones anteriores, que se rompieron el lomo laburando para que podamos disfrutar del lugar donde vivimos, ejerciendo todos y cada uno los derechos que nos corresponden y de los cuales no todos aún los gozan. Será preciso para ello ser más audaces que nunca, coherentes en el actuar, y fieles a los objetivos comunes que se establezcan, luchando consecuentemente con el resto del pueblo agredido por este gobierno, que buscará imponer entre coimas, gallos y medianoche (fieles a su estilo) una Ley Frankenstein sin otro objetivo que entregar la Patria por dos monedas a sus amos del norte.