Como parte de las propuestas de arteBA, La Fundación Larivière invita a recorrer la exposición del fotógrafo peruano Juan Enrique Bedoya y los retratos de 30 artistas en “Archivo 1995” del suizo radicado en Buenos Aires Gian Paolo Minelli.

“Mi país no es Grecia, / Y yo (23) no sé si deba admirar/ Un pasado glorioso/ Que tampoco es pasado”, sintetizan las palabras del peruano Luis Hernández fallecido tempranamente en Argentina, en el poema que da título a la muestra curada por Alexis Fabry. Y estás palabras resuenan en cada imagen y objeto de la exposición del reconocido fotógrafo Juan Enrique Bedoya (Lima, 1966).
En ese corpus de obra se despliegan las contradicciones y contrastes, las arquitecturas y el paso del tiempo y las huellas humanas ofreciendo “una lectura visual y social única del paisaje urbano y humano de su país”, como indican desde la Fundación inaugurada en 2022 a partir de la vasta colección de Jean-Louis Larivière dedicada a la fotografía latinoamericana.
Con más de 250 fotografías, objetos y documentos, la muestra se complementa con un completo catálogo. “La relación con la cultura popular, esta porosidad entre alta y baja cultura que fue siempre defendida por Bedoya, y esta manera de combinar lo grande y lo diminuto, es característico de su trabajo”, apunta Fabry.
También señala el curador la “resistencia” del fotógrafo “en mostrar todo su trabajo” que ahora se presenta en Buenos Aires con trabajos inéditos incluso para el público peruano. Un ejemplo de ello es la serie de diapositivas que documentan murales populares, como el pequeño cangrejo que remite a los cascarudos del Eternauta e ilustra el afiche de la muestra.
Por su parte, Bedoya expresa que “he tenido cierta resistencia juvenil de promover muestras antológicas o retrospectivas porque no quería participar en mi epitafio, pero vino la pandemia, murió una hermana, me miré al espejo, me vi más viejo y creo que era momento de soltar las riendas del caballo y dejar que las cosas fluyan”.
Así, bocetos de historietas, collages, fotos dispuestas junto a su respectiva botella de bebida cola marcando presencias y consumos, retratos de personajes de la noche limeña tras la gran migración interna, o el contrapunto entre objeto e imagen en carteles promocionando productos a lo largo de la carreteras y recuperados por Bedoya en sus viajes, son parte del imaginario mostrado.
La exposición introducida por el poema delimita recuerdos de infancia y muñecos recreando a soldados de la serie “Combate”, superhéroes como el hombre araña, o bien el trabajo final para su estancia becada en un estado del sur de Estados Unidos en 1994 de un Capitán América de piel morena.
En concreto, “Mi país …” transita desde los años 70 al presente con algunas piezas recreadas. “Hay obras que exceden los límites de cualquier curaduría como mis primeras fotos de los siete años jugando con una serie de época de combate que recreaba con muñecos y fotografiaba”, y también “hay dibujos de personajes” que de algún modo “luego retomo inconscientemente en la serie de retratos y en mi trayecto más formal como fotógrafo de las obras”, explica Bedoya.
“Pertenezco quizás hasta la última generación de fotógrafos formados en el siglo XX bajo la tecnología analógica. Pero a su vez me tocó transitar por un mal momento donde todas las tradiciones artísticas, los límites, las tensiones se habían difuminado y se generaron estos espacios abiertos de trabajo interdisciplinario con otras disciplinas”. Y agrega: “Además, el hecho mismo de no provenir de una formación formal en fotografía, que no existía en esa época, me dio más libertad”.
Entre esas fotos donde predomina el blanco y negro y el trabajo sobre el propio archivo, se expone una serie inicial trabajada junto a Jaime, su hermano periodista, de una Lima de cara al mar, otras cobradas al furor epocal del avistamiento de ovnis, o bien las casas de migrantes del Tirol (Bavaria) de mitad del siglo XIX, producto de “una serie de políticas de colonización de la República Peruana para poblar con el deseo velado de mejorar la raza”.
Migrantes que fueron llevados a la selva, en Oxapampa, quedando aislados y “sin apoyo”, transformándose en “una población que a lo largo de la mitad del siglo XX al presente ha permanecido sin mayores mejoras ni prosperidad”. Sus fotos retratan casas de “una comunidad que nunca terminó de integrarse” y vive “en una burbuja del tiempo”, con casas que son la “imagen de una imagen” provocando un “sincretismo” curioso.
Otras son las fotos del árido desierto, en el norte del Perú y la adopción libre de arquitecturas que remiten a zigurats o iglesias. “Me interesa siempre incidir en estos espacios de sincretismo, de cómo lo local se apropia y hace suyo lo que está fuera del ámbito, y también como telón de fondo el desierto peruano”, explica. Pero también revisita sus fotos “a lo largo del tiempo”cuando regresa a fotografiar unos 10 años después esa “arquitectura precaria de la costa peruana” y observa la “expresión de una ruina contemporánea”.
“A mí me interesa el arte que tenga una incidencia, un sentido de lugar y un sentido de tiempo, porque es la manera de hacer algo que pueda contar una historia relevante para alguien. Y mi lugar es este”, declara Bedoya.
En cambio, “Archivo 1995” de Gian Paolo Minelli (Ginebra, 1968), curada por Laura Buccellato, cumple en celebrar las tres décadas del primer proyecto realizado por el fotógrafo formado entre Chiasso y la cercana Milán, en Argentina.
Es que Minelli invita a explorar el archivo analógico del proyecto “Buenos Aires, encuentro con treinta artistas” de 1995 en el que participó también la ex-directora del Museo Moderno de Buenos Aires y subdirectora del ICI, actual CCEBA, exponiendo no sólo la colección de tomas de entre dos y tres minutos de exposición para retratar a los artistas, sino que muestra una selección de imágenes del trabajo previo no mostradas en la exposición de 1997.
La muestra unifica el interés de Minelli por el retrato, la fotografía nocturna y la arquitectura, predestinada por el “encuentro” fortuito, recuperando la personalidad de artistas fundamentales de la escena porteña de esos años como Víctor Grippo, Pablo Suárez, Luis Felipe “Yuyo Noé” y Margarita Paksa y unos jóvenes Marcia Schwartz y Miguel Harte, hasta la performática (e impaciente) Marta Minujin, en un muestrario variopinto de caracteres, búsquedas y prácticas.
Al fondo de la sala se encuentran los retratos del coleccionista Estebán Tedesco ya conocidas, y como extensa antesala se despliega la selección de fotos de los artistas en su taller, trabajando o posando, y en la locación representativa de cada uno de ellos para el ansiado retrato, logrado en un diálogo íntimo entre artista y fotógrafo.
La búsqueda de Minelli se escapa de lo documental abordando “la fotografía de arquitectura” convertida en una búsqueda personal, al igual que los retratos de personas de los márgenes y el interés en lo social, como sus estudios de migrantes en las afueras de Roma o en el Lugano porteño, y esto, salvando las distancias, lo emparenta con la obra de Bedoya.
“Los visita y observa dentro de un contexto urbano, donde el artista es sujeto y, al mismo tiempo, vehículo para internarse en un lugar desconocido y familiar al mismo tiempo, en una trascendente intimidad que se percibe o intuye en su deambular citadino”, caracteriza Buccellato el trabajo del artista.
Entre las “fotoperformáticas”, según la curadora “porque es como tocar a cuatro manos el piano”, se encuentran las fotos de Gumier Maier, Pablo Siquier, Marcelo Pombo, Clorindo Testa, Luis Benedit, Luis Wells, Nicolás García Uriburu, un Oscar Bony en acción o un Suarez en una bañera emulando alguna de sus esculturas.
Por otro lado, entre los ensayos fotográficos de Minelli se destacan una reciente Aridez, y previo a ésta La Boca, Zona sur, Playas, Galpón Colón, y Cárcel de Caseros (2000 -2002), y más allá de residencias en París, el artista editó y publicó libros como Zona sur, barrio Piedra Buena, Buenos Aires, Argentina, 2001-2006 (2007), entre otros, y además de su labor como fotógrafo, coordina la residencia artística Casa Suiza de La Boca.
Las muestras disponibles hasta octubre son parte del ecosistema artístico anclado en Buenos Aires, en el cual se encuadra el gran proyecto de la Fundación (Caboto 564, CABA) que reúne más de 3.000 fotografías de 400 fotógrafos y se propone como un gran acervo latinoamericano destinado a la comunidad. Y en esa articulación del llamado arte contemporáneo es que hasta el 31 de agosto se dan cita las ferias de las galerías de arte: la decana arteba en Costa Salguero y la novísima y gratuita Affair (Florida 971) en su tercer año, generando una tracción entre ferias, galerías, museos y espacios culturales como la Fundación.
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