Ni defensiva ni ofensiva, sino versátil: el arte de emplear la línea de cinco (sin caprichos)

Boca da vuelta el resultado y, con un jugador menos, le gana 3-2 a Vélez. Semifinal de la Copa Argentina 2024 (27 de noviembre pasado), noveno partido de Fernando Gago como DT de Boca. Al minuto 81, saca a Exequiel Zeballos y a Edinson Cavani, goleadores en la noche del Kempes, y arma la línea de cinco. Agustín Bouzat clava dos goles (minuto 84 y 89) desde adentro del área chica. Y Boca sin final y chance de clasificación directa a la Libertadores. En Perú, Alianza Lima gana 1-0 la ida de la fase 2 de la Libertadores (18 de febrero de 2025): gol a los tres minutos -tras un lateral- de Pablo Ceppelini, desde adentro del área chica. El domingo pasado, en el Superclásico por el Apertura, mientras Boca se hunde con la línea de cinco, Sebastián Driussi define en el 2-1 desde adentro del área chica. Con tres, cuatro o cinco en la última línea, el Boca de Gago marcaba muy mal como equipo, peligrosamente cerca de su arco. La noche anterior al Superclásico, en el Hotel InterContinental, integrantes del Consejo de Fútbol habían discutido con Gago acerca de la conveniencia de salir a jugar así en el Monumental. Fue el último capricho como DT de Boca, el temor hecho táctica que excede al dibujo, aunque lalíneadecinco se haya hecho leitmotiv.

La línea de cinco no es, per se, defensiva ni ofensiva. Es. E incluso, a veces, ni siquiera es. Porque suben los laterales-volantes, los de los costados. Porque un central escala. Porque un lateral se adelanta y se cierra posicionado como un mediocampista más. Pero cada equipo -y cada club- es un mundo. Y hay entrenadores ilógicos, llamativos. Que se ponen por encima de todo(s). Que reducen el juego, siempre complejo y dinámico, a una cuestión matemática, de números y no de humanos. En lo que va del Apertura 2025 (hoy quedarán determinados los octavos de final tras la última fecha de las zonas), el 5-3-2 fue la formación inicial de un equipo sólo el 7,66% de las veces (32), según Opta-Stats Perform, encargada de los datos de la Liga. El 4-2-3-1 (36,84%, 154 veces) y el 4-4-2 (19,86%, 83) fueron las de base más utilizadas. Ninguna formación, desde ya, asegura el triunfo. La elección de los jugadores y su ubicación primaria en la cancha, en cambio, entrevé una intencionalidad. No es lo mismo que los de las bandas sean laterales–laterales como Luis Advíncula y Lautaro Blanco -los de Boca el domingo en el Monumental- que Eduardo Coudet y Víctor Zapata, volantes–volantes, campeones del Clausura 2002 con el River 3-4-1-2 de Ramón Díaz. Fútbol, y futbolistas con nombres propios.

El miércoles, en una de las semis de ida de la Champions, Inter empató 3-3 de visitante frente a Barcelona (este martes, la vuelta en el Meazza). Inter es acaso el equipo que mejor maneja en el mundo el registro de cinco en la última línea. Aceitada, elástica, sorprendente. Con Simone Inzaghi desde 2021 como entrenador. Y entre 2019 y 2021 con Antonio Conte, hoy DT de Napoli. Maestros de Italia, escuela de innovación táctica. Pero también la coordinación se da por sostener intérpretes y un mismo criterio modélico en seis años. El 1-0 de Inter ante Barcelona, a los 30 segundos, lo metió el delantero Marcus Thuram, de taco tras un centro del neerlandés Denzel Dumfries, lateral-volante derecho. Antes, a los 21 segundos, Inter había puesto en ataque, llegando, como “delanteros”, a Dumfries y a Federico Dimarco, lateral-volante izquierdo. Y Dumfries había cruzado el centro bajo para Dimarco, quien no definió por el corte a tiempo de Jules Koundé. El segundo de Inter -una pirueta en el aire- y el tercero -de cabeza- los anotó Dumfries, tras córners (diez goles en la temporada 2024/25, tercer máximo goleador de su equipo). El Inter de Inzaghi, vigente campeón que pelea con el Napoli de Conte por la Serie A, rompe ofensivamente la línea de cinco. Alessandro Bastoni, central, zurdo, puede aparecer como pasador en ataque. Con cinco “asistencias” en lo que va de la temporada, es el tercer jugador con más pases gol. El primero, con ocho, es Dimarco, mareado como “carrilero” hasta su sustitución al minuto 56 en el intento de marcar a Lamine Yamal. El intercambio de posiciones de los integrantes de la línea de cinco -en ocasiones aleatorio, en otras sincronizado- desconcierta a los rivales. Es el “héroe colectivo” de Inter. Se mide ante el Barcelona de Pedri y de Yamal, genios creativos. Cada equipo -y cada club- es un mundo. Y eso fascina.

Matías Módolo es el actual entrenador de Gimnasia de Jujuy y director del Instituto Superior de Actividades Deportivas (ISAD). El Lobo jujeño, que no juega en Primera desde 2009, está arriba en la zona B de la difícil Primera Nacional. “Si bien el fútbol es sistémico, no defender y atacar, la línea de cinco tiene una versatilidad -dice Módolo, quien ascendió en 2023 a Primera con el 5-3-2 en Riestra-. Cuando hay un rival al que podés lastimar mucho por afuera y eso coincide con que sus dos centrodelanteros son estáticos, tanques, está bueno ponerle un libre a tus dos centrales, porque si cada tanque choca contra un central estás mano a mano. Y tener a los de afuera siempre libres a la hora de recuperar. Muchas veces elijo la línea de cinco cuando se me complica el mediocampo. La línea de cinco más en función del medio que de la defensa. Te permite poner tres volantes sin tanto quite, pero con desequilibrio para adelante. Estás más resguardado. Entonces tenés una línea baja de cinco, pero podés tener tres enganches en el medio. Eso por un lado. Y si en un momento el rival te pone cuatro delanteros, armás una línea de cinco y podés resistir mejor los embates, sobre todo aéreos. Y, ya perdiendo, armar una línea de tres y, por afuera, poner extremos con muy buen uno contra uno. De cualquier modo, a veces el error es sobreanalizar lo táctico, porque se pierde el sentido común. Se trata de la confianza que se tiene un jugador para jugar, en especial en finales, en las que a veces el orden se pierde”.

Marcelo Gallardo plantó una línea de cinco en la final de ida de la Libertadores 2018 en la Bombonera. “Contra Boca -dice Matías Navarro García, analista, autor de Gallardo Superclásico– logró aplicar variables, movimientos, conceptos. Arma línea de cinco con Pinola y Martínez Quarta como conductores, atrae a las marcas de Boca, y filtran pases por el medio, y siempre queda bien parado. Nunca hubo tanta superioridad como en esa primera media hora”. La volvió a colocar en la última visita a la Bombonera, triunfo 0-1 por la Liga 2024, tras su regreso a River. Y la repitió, sin éxito, ante Atlético Mineiro en Brasil (3-0) por la semifinal de ida de la Libertadores. “El fútbol no es rígido, que digan cinco defensores, cuatro, tres; dos atacantes, uno. Son ideas de juego. Qué queremos hacer como equipo, con tres, cuatro, cinco defensores. Un tipo que mira el fútbol, si tiene racionalidad, se puede dar cuenta. Ahora, si solamente hace números y ve que hay tres o cinco defensores, ese tal vez no tenga espacio ni tiempo para explicarle a cada una de las personas”, dijo Gallardo, no el último domingo, sino que en 2020.

Aunque ya lo habían dibujado antes (el 3-5-2 como una creación del croata Miroslav “Ćiro” Blažević en el Dinamo Zagreb campeón de la liga yugoslava en la temporada 1981/82), Carlos Bilardo lo planteó por primera vez en el Mundial con la selección en los cuartos de final de México 86 ante Inglaterra (ese 3-5-2 bamboleante a 5-3-2 se mantuvo hasta la consagración). En Qatar 2022, la selección de Lionel Scaloni cambió de piel en el minuto 50 de los octavos ante Australia -entró Lisandro Martínez- y salió de entrada con el 5-3-2 en cuartos frente a Países Bajos (dirigida por Louis van Gaal, 3-4-3, con Dumfries en el andarivel derecho). Pero retrocedamos ahora a Brasil 2014, al debut de Argentina ante Bosnia y Herzegovina. Alejandro Sabella, campeón con Estudiantes de La Plata de la Libertadores, casi doblega con el 5-3-2 en la final del Mundial de Clubes 2009 al Barcelona de Pep Guardiola. Es el DT de la selección. Se presenta con línea de cinco: Pablo Zabaleta, Hugo Campagnaro, Federico Fernández, Ezequiel Garay y Marcos Rojo debutan en un Mundial. La línea de cinco se desarma en el entretiempo. Argentina alcanza la final. Gol de Mario Götze. Caída 1-0 en el Maracaná. Además de Rojo, en aquel equipo jugaba Gago.