El balotaje entre Rodrigo Paz y Jorge Quiroga será el punto de partida para una gestión, sea quien sea el ganador, que pone un paréntesis a dos décadas de hegemonía del Movimiento Al Socialismo. La vuelta al FMI y un acercamiento a EE UU, en ciernes.

Las opciones que se juegan, con algunos matices, anuncian el regreso del FMI, políticas de ajuste, el avance del capitalismo internacional y la entrega de recursos, a juzgar por los festejos del poder económico, entre ellos del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
“Ambos candidatos han viajado a los Estados Unidos y han tenido contacto directo con personalidades, que tienen un interés primordial en cuanto a los recursos naturales bolivianos”, evaluó el analista Gabriel Campero. “Ningún tipo de transacción o aporte va a ser de carácter solidario, sino que va a ser condicionado, a través del FMI y de grandes empresas que van a dotar como señalaron desde Rodrigo Paz, de hasta 750 millones de litros de combustible para los primeros tres meses”.
Paz fue el inesperado vencedor de la primera vuelta, del 17 de agosto, cuando las encuestas mostraban un empate técnico entre el exministro Samuel Doria Medina y Quiroga, que finalmente fue el segundo con 26%. Las encuestas de los últimos días revertían la tendencia: el expresidente obtendría el 44,9%, según el sondeo de Ipsos CIESMORI para el canal Unitel, frente al 36,5% de Paz, en línea con encuestas anteriores, lo que indica un reagrupamiento de las fuerzas tradicionales de derecha en torno al candidato de Libre, aunque el 20% de indecisos puede ser definitorio para un posible cambio de tendencia. Algunos consultores creen que parte del voto campesino que antes votaba al MAS puede ir hacia Paz.
En cualquier caso, el Congreso estará controlado por la derecha, por haber obtenido entre las distintas propuestas, la mayor cantidad de votos en agosto, ante la fragmentación de las fuerzas de izquierda, producto de las disputas internas en el seno del MAS, principalmente entre Evo Morales –que pretendía ser candidato- y el presidente Luis Arce, que llevaron a la derrota sonante del oficialista, Eduardo del Castillo, y al exiguo rendimiento de Andrónico Rodríguez.
La elección está atravesada por la crisis económica, que se refleja en una caída pronunciada del consumo y la falta de divisas y combustibles. La escasez de dólares, por caso, abrió el juego al mercado de cambio paralelo que se eleva por encima del oficial, devaluando así la moneda y mermando la capacidad económica de las familias bolivianas; mientras la inflación golpea la industria alimentaria con subidas de hasta el 30 por ciento.
La falta de hidrocarburos llega al punto de que las autoridades electorales acordaron con las principales energéticas que se garantice el operativo que distribuye por todo el país las maletas electorales que contienen las boletas y todos los elementos necesarios para las autoridades de mesa.
Paz, de 58 años, es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y sobrino nieto a Víctor Paz Estenssoro, quien fuera presidente en hasta cuatro mandatos no consecutivos. Presenta una idea de un ‘capitalismo para todos’, pero con recortes al gasto público. Dice que quiere formalizar el empleo, hacer reformas electorales y constitucionales para atraer inversión privada, y por el momento descarta la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) por la que sí apuesta Tuto Quiroga. Viejo conocido de la clase política conservadora, el expresidente de 65 años cuenta con experiencia en otras contiendas electorales. Enemigo acérrimo de Morales, usó una agresiva retórica contra el MAS para vincular al histórico movimiento de izquierda con Paz. Promete poner fin al narcotráfico y reforzar la seguridad económica y social de los bolivianos. Apuesta por diversificar la producción y por la exportación agrícola -quinoa, soja- y de los ricos recursos estratégicos, como el litio, el estaño, o el zinc.
Ambos tienen polémicos candidatos a vicepresidente. Edman Lara, segundo de fórmula de Paz, es un expolicía que fue expulsado de la fuerza, según él, por denunciar un intento de extorsión. Tiene mucha visibilidad en las redes, donde se muestra como un luchador contra la corrupción. Juan Pablo Velasco, el vice de Tuto, es otra figura sin experiencia en política al que presentan como un emprendedor tecnológico y que, al igual que Lara, acumula varias polémicas, tanto en campaña como antes de salir a la arena pública, como la de unos mensajes en redes sociales sobre matar indígenas.
Son 7,2 millones de bolivianos y bolivianas quienes están convocados a votar hoy. El Tribunal Superior Electoral (TSE) dispuso que las 34 mil mesas se abran en forma simultánea en el territorio nacional y el exterior, a partir de las 8 de la mañana y cierren a las 16. Según confirmó el TSE, antes de que acabe el día, se conocerá el nombre del nuevo presidente. «
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