Días atrás el Municipio de Malargüe aprobó una ordenanza que autoriza a las asociaciones gauchas y a los centros tradicionalistas a realizar "juegos costumbristas", muchos de ellos con animales. Más de 300 habitantes emitieron una carta al Concejo pidiendo que cancelen la norma.

El proyecto fue presentado por la concejal y psicóloga Silvina Camiolo, del bloque Reconstruyendo Malargüe, y luego aprobado por unanimidad el 27 de octubre. El artículo 1° dice: “Autorízase a las Asociaciones Gauchas y a los Centros Tradicionalistas debidamente constituidos como Asociaciones Civiles Sin Fines de Lucro y reconocidos como Entidades de Bien Público, la organización y realización de los Encuentros Culturales y Costumbristas de Juegos Tradicionales y de Riendas tanto en la zona urbana como rural de nuestro Departamento”.
Aunque es el Artículo 5 el que despertó más polémica. En él se especifica cuáles son los «Juegos Tradicionales y de Rienda»: Riendas Argentinas; Carreras de Sortijas; Chicanas de las Sillas; El Milenio; Hurtada del Talero; Criollos de América; Doble Ocho; El Poroto; Posta del Poncho; El Barrilete; El Trébol; El Correón; La Mariandina; Carrera de Cuero; Prueba Dowdall; El Maniado; Robo de la China; Alzada del muerto; Cosida del botón; El chancho enjabonado; Corrida de gallina; El procesado; Juego del dormido; Juego del cigarro.
A raíz de eso, salieron vecinas, vecinos y entidades protectoras de animales, tanto de ese departamento como del resto de la provincia, y presentaron un escrito a la presidenta del Concejo Deliberante, Paola Rojo: “Los abajo firmantes nos dirigimos a usted con el objeto de solicitarle de forma inmediata cambie la ordenanza sancionada en los últimos días proyecto realizado por la concejal Silvina Camiolo, bloques Reconstruyendo Malargüe, en materia de habilitación de juegos tradicionales y de rienda que suponen maltrato animal, que hace mención a los juegos que hoy en día no están a la altura de las circunstancias, como lo son el chancho enjabonado y la corrida de gallinas”.
«Le pedimos que antes de tratar proyectos de esta naturaleza trabajen en pos de proyectos que realmente le sirvan a Malargüe. Teniendo en cuenta que somos vecinos de Malargüe, creemos que esto no nos representa y no es a lo que apostamos. Si apostamos al cuidado de la cultura y demás, pero no así al maltrato animal con juego que pasan totalmente de moda, que representan violencia y maltrato animal. Pedimos, en forma urgente, que se modifique porque esto no nos representa los malargüinos y sería de buen agrado que sea modificado por el Honorable concejo deliberante”, rematan.
Las agrupaciones tradicionalistas aseguraron que «no hay maltrato hacia el animal» y que «es una actividad que ni siquiera es habitual». «¿De dónde sacan esto del maltrato a los animales, que buscan, estar en los medios? –se indignó Darío Rodríguez (43), del centro tradicionalista Don Segundo Sombra–. No se puede hablar todo el tiempo desde una oficina, hay una ignorancia muy grande. Esta actividad que tanto cuestionan no se ve hace años. La última vez que recuerdo que se realizó algo así en Malargüe fue por lo menos hace 6 años. Por qué no vienen y se instalan al menos una semana en el campo y conocen cómo se trabaja y el cuidado que tenemos con los animales”.
Mientras, las asociaciones protectoras de animales dijeron estar dispuestas a acudir a la Suprema Corte de Mendoza para pedir la inconstitucionalidad de la norma porque ambos juegos «rayan la crueldad».
El abogado Oscar Mellado, de la Asociación Reencuentro por la Vida Animal (Asoreva), consideró que la norma “colisiona frontalmente con la Constitución Nacional. “Hay una declaración universal de los derechos del animal. Los animales no son cosas, son seres sintientes y con derechos y hay que respetarlos».
«No podemos entender cómo en pleno siglo XXI y año 2022, aprueban y autorizan una actividad del 1700 o 1800», remarcaron desde las agrupaciones.
El chancho enjabonado se basa en untar al animal con algún producto que resulte resbaladizo, lanzarlo a un predio y rebuscárselas para atraparlo. El que lo captura es el ganador. En Asoreva subrayaron que «consiste en correr y atrapar un pequeño cerdito absolutamente enjabonado con detergente para que luego una horda de niños se abalance sobre el pobre animal sometiéndolo a golpes, aplastamiento, asfixia, miedo, estrés, pero básicamente tortura”. La otra prueba consiste en correr a una gallina en un corral, que «también infringe la Ley Nacional 14.346 de protección a los animales la cual prohíbe expresamente todo acto donde se hiera u hostilice a los animales”.
Las y los proteccionistas concluyeron: «Entendemos y aceptamos que las tradiciones y cultura deben ser protegidas y resguardadas, pero el maltrato y sufrimiento animal no es cultura, sino que es ‘tortura’”.
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