La productora controlada por el Grupo Clarín padecía una crisis en su modelo de negocios previa a la pandemia. En una reciente carta a sus empleados, Adrián Suar anunció un horizonte todavía más oscuro.

El Grupo Clarín compró el 25 por ciento de Polka en 2008, haciéndose así con el 55 por ciento de las acciones y tomando el control de la empresa, relegando a Suar y su socio Fernando Blanco, al 45 restante. El 30 por ciento que Clarín controlaba previamente lo había adquirido en 1998. De esta manera la productora quedó cautiva de la estrategia de programación de un único canal, perdió independencia creativa, pero ganó en solidez financiera. Pero en la actualidad, cuando la productora realmente necesitaría el auxilio económico, parece que el Grupo tiene otros planes de inversión para sus plazos fijos.
Suar fundó Polka en 1994 y debutó con el piloto de lo que después sería la serie Poliladron. Luego llegó Gasoleros, la primera tira diaria de Suar que tuvo un resonante éxito entre 1998 y 1999. Le siguió Campeones y luego vinieron muchas más. ¿La fórmula? Tomar un universo, construir una historia costumbrista que amalgamaba amor con pasos de comedia y desarrollarla en planos o pliegues: la pareja central (por lo general un binomio de actores adultos consagrados), la pareja joven de actores en ascenso (mención especial para Nicolás Cabré, en este rubro) y un grupo de actores secundarios que dotan de humor y descanso a la historia principal (Carlos Belloso, Fabio Posca, María Fiorentino, Silvia Montanari, picaron en punta en esos roles).
A ese modelo se le agregó la realización de un unitario que en general se abocaba a alguna problemática puntual que podía construirse como episodios autónomos con una temática común (Mujeres asesinas, Botineras) o una misma historia (El Puntero, Tratame bien, Vulnerables, Culpables)
¿Cuál es el problema de este modelo? Su principal debilidad es que depende de lo que genera en publicidad en el mercado local. Hay que tener en cuenta que el costo de cada capítulo de una serie como Separadas es de alrededor de 4 millones de pesos. La enorme mayoría de las producciones de Polka son difíciles de vender en el mercado internacional porque el nivel de costumbrismo y sobreentendidos las hacen de consumo casi exclusivamente local. Si la tira no funciona en términos de audiencia aparecen los problemas de sustentabilidad y la única pantalla disponible es la de El Trece. Este contexto potencia un modelo que venía en problemas desde hace al menos dos años.
En ese marco, productoras como Underground, si bien producen inicialmente para el mercado argentino, lo hacen pensando en su contemporánea o posterior venta internacional. En ocasiones la tira se vende cuando se encuentra todavía en producción. De ese modo, una serie puede no ser un gran éxito en términos de rating en la TV abierta argentina pero aún así ser un éxito comercial, como Un año para recordar, por ejemplo. El punto de llegada de esa inserción internacional fue la venta de Underground a la estadounidense Telemundo, propiedad de NBC Universal, en agosto de 2019.
¿Adónde va la tele? En la actualidad la TV argentina atraviesa una situación contradictoria: por efecto del aislamiento, las audiencias aumentaron. Incluso, en segmentos de audiencias antes refractarios, como los jóvenes, y en horarios antes remisos, como la madrugada. Sin embargo, producto de las dificultades económicas que el país arrastra desde hace tres años y de los efectos de la pandemia la facturación publicitaria se desplomó entre el 50 y el 70 por ciento, según a quien se le pregunte. En este contexto adverso, tampoco aparecen ideas superadoras ni actitud para tomar riesgos en medio de la crisis.
¿A quién beneficia esta situación? A los programas que tenían una estructura montada, que con algunos pocos cambios y un poco de maquillaje para la ocasión puede brindar contenido entretenido, ágil y, si fuera el caso, dedicado al coronavirus. Un caso paradigmático es Bendita, el envío de El Nueve, que un poco por consolidar una fórmula y otro poco por aprovechar la crisis sin fondo de Telenoche, viene creciendo en el rating (picos de 7 la semana pasada) y acomodándose en el segundo puesto de su franja, detrás de Telefe.
De no mediar un cambio drástico en los próximos años, vamos hacia un TV de aire con más panelismo, más archivo comentado y poca o ninguna ficción. Las ficciones que puedan hacerse tendrán que recurrir al financiamiento público, al acuerdo con alguna de las plataformas de distribución internacionales o a la combinación de ambas. Se trata de una situación compleja que atenta contra cientos de puestos de trabajo y nuestra soberanía cultural. Las promesas de ajuste de Polka también pueden generar un efecto dominó de graves consecuencias. «
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