¿Por qué festejamos cuando gana Bielsa?

Por: Deportes

Entrenadores, exfutbolistas y periodistas responden por qué se alegran con el éxito del entrenador rosarino, más allá de los colores.

Roberto Fabián Ayala, miembro del cuerpo técnico de Argentina, exfutbolista dirigido por Bielsa en la Selección

Me pone contento por mi buen pasado con él, y me alegra más en este caso por ser un referente, alguien que me ayudó a mejorar. Conozco su capacidad, lo que busca, cómo trabaja. Después, ganar es consecuencia de muchas cosas. No hay que tildar a nadie de malo o de bueno porque gane o pierda. Bielsa vive para su profesión, está pendiente de todo, no deja detalle librado al azar, es fiel a sus convicciones. Si el día de mañana me dicen qué quiero como entrenador, quiero lo que hizo Bielsa conmigo: mejorar al futbolista. No hay mejor recompensa. Marcelo llega a un lugar y tiene la capacidad de revolucionar: acomoda las cosas, cambia algo que no estaba bien y lo hace bueno. En poco tiempo, genera una reacción y un reconocimiento. Después no es fácil. Con él en la Selección se podría haber llegado a más cosas.

Christian Bassedas, entrenador de UAI Urquiza, exfutbolista dirigido por Bielsa en Vélez

Existe la fiebre Bielsa. Es un tipo muy preparado y capacitado, de un liderazgo de fuerte personalidad, donde dentro del campo de juego, con mucha convicción y argumentos, te convence de lo que pretende. Esa sabiduría, que con el tiempo ha sido cada vez mayor, al futbolista lo seduce. Y al margen del mundo fútbol, por su nivel intelectual, resulta muy atractivo para hombres y mujeres que no sean tan amantes del fútbol. También hay que destacar que no hecha culpas ni busca excusas, que admite la frustración y que no agravia. El concepto de Bielsa no cambia si tiene cinco o seis títulos. No es Simeone o Gallardo. Bielsa está exento de ganar títulos, aunque si gana es una recompensa merecida, sobre todo para él.

Ariel Senosiain, periodista, autor de Lo suficientemente loco: una biografía de Marcelo Bielsa

Hay un cúmulo de razones. Por un lado gusta el técnico, la propuesta ofensiva más allá de las calidades individuales que pueda dirigir. También seduce la persona, atrapan las características de Bielsa como ser humano, no sé si para tenerlas uno pero sí para admirarlas en otro. Creo que ya se ha armado una tribu; quizá no masiva ni multitudinaria, pero que cada vez que Bielsa cambia las características de los equipos que dirige (un equipo con muchísima identidad como el Athletic Bilbao, uno con tradición como el Leeds o un híbrido como el Olympique de Marsella), los integrantes de esa tribu también cambian los colores.

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Francisco «Paqui» Meneghini, entrenador de Audax Italiano, miembro del cuerpo técnico de Bielsa cuando dirigió a la selección de Chile

Bielsa es un entrenador distinto a los demás, especial, que trasciende la figura del entrenador tradicional, y eso genera un arraigo muy grande en mucha gente. Se siguen a sus equipos porque él genera cosas que trascienden al propio fútbol. Genera admiración por su manera de hacer las cosas, una manera muy definida, y no solamente en relación a cómo entrenar o a cómo hacer jugar a un equipo, sino a cómo comunicarse, a cómo comportarse, a seguir una línea. Eso genera admiración en los demás y hace que mucha gente lo siga en cualquier parte del mundo.

Rafael Bielsa, político, hermano de Marcelo

Que un sector de los argentinos nos portemos mal -marcadamente los que tenemos acceso a los medios de comunicación-, no quiere decir que ignoremos lo que está bien. Cuando triunfa lo que está bien, los que nos portamos mal pensamos que se puede triunfar incluso haciendo las cosas bien. Es una linda sensación, para lo poco que queda de conciencia y para los jirones de culpa que sobrevivieron a la jungla de todos los días. Si esto sucede en el fútbol, fenomenal altoparlante, la satisfacción se transforma en jolgorio. Se sabe que, en materia de fútbol, los argentinos usamos la primera persona del plural en el triunfo, “ganamos”, y la tercera en caso de derrota, “perdieron”. Pero claro, como lo que nos interesa es el resultado de un proceso, nos ahorramos pensar en los precios que pagan los virtuosos que, por una vez, prevalecen. Más todavía, buscamos no enterarnos, porque cultivamos la belleza del éxito, pero seguimos creyendo en que lo correcto es tomar el atajo, si queremos un beneficio. ¿Sacrificio? ¿Qué falta hace? Es la vieja pelea entre el mal y el bien. Debido a que somos aprovechadores, ¿por qué no habríamos de festejar como propia la celebridad del esfuerzo ajeno, si es gratis? En circunstancias así, los únicos malhumorados que retacean el elogio son los feligreses más fanáticos del mal. Vuelven a enarbolar, con caras coléricas, las viejas banderas, que volverán a ser flamantes en un tiempo, porque perder es otra de las posibilidades de la vida: “Es un vendehumo”; “Es el peor de todos”; “Todavía no ganó nada”. Y es lógico: nada paga mejor que el mal a los lacayos. ¡Si lo sabremos los argentinos!

Andrea D’Emilio, periodista, autora del libro Los locos del Loco

Es uno de los pocos directores técnicos de culto que no renuncia a su idea de juego, un estilo ofensivo y con protagonismo. Transforma lo futbolístico, al igual que la cultura del club al que llega. Nos invita a pensar que las grandes hazañas todavía suceden en el fútbol: los equipos con menos recursos pueden jugarle de igual a igual a otro con mayor poderío. Es disruptivo, interpela a ese llamado “folclore del fútbol” porque incluso se permite cuestionar sus propias prácticas, sabe reconocer cuando se equivoca, y sus valores éticos son inalterables.

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Fernando “El Rifle” Pandolfi, exfutbolista, dirigido por Bielsa en Vélez

Yo festejo porque es un hombre de bien, que me enseñó mucho cuando lo tuve de entrenador (y más de un 90% de los jugadores que lo tuvieron dicen lo mismo). No sé por qué en esta vida hay que acumular logros para que la gente te quiera, pero es un gran mérito de Marcelo que lo quieran en todos lados sin haber salido campeón. Es un hombre honesto, no perfecto, porque nadie lo es, y todos los que lo tuvimos queremos que le vaya bien. Se le escapó con el Athletic Bilbao, con el Olympique de Marsella, el año pasado con el Leeds, y todos los que son contra se les cae la saliva y festejan cuando pierde. Esta vez se le dio. Pero no necesita acumular logros para que la gente lo quiera, y eso es más meritorio que un título.

Sebastián Domínguez, exfutbolista surgido en Newell’s, comentarista de fútbol

Conozco mucho su trabajo por Newell’s. Y valoro mucho sus formas. Después, si es un entrenador de élite o no, si está a la altura de otros, es otra discusión, porque son otros proyectos. No soy fanático, no me peleo por él, pero lo admiro mucho, me conmueve, me emociona, porque trabaja con honestidad y coraje y porque transforma realidades. Miro el fútbol desde adentro, y es difícil de explicar: el otro día vi la película Ford v Ferrari, y Ford construye un auto para ganarle las 24 Horas de Le Mans a Ferrari. El dueño de Ford no le daba ni media satisfacción a Carroll Shelby, el diseñador que había sido piloto. Hasta que un día aparece en el aeródromo y, sin que lo vea nadie, lo llama y le dice que suba al auto. Lo lleva a dar vueltas y el dueño de Ford termina llorando. Eso era saber de autos y manejar. Eso es Bielsa en el fútbol.

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