El pensamiento mágico domina incluso a los más racionales. Desde las cábalas personales hasta algunos rituales milenarios buscan garantizar la felicidad en el futuro inmediato.

Ponerse la misma ropa, sentarse en el mismo lugar, es decir reproducir de alguna manera la escena de alegrías pasadas es algo que se repite en los mundiales. Pero también hay quienes las tienen para asegurarse un buen año y éstas son tan variadas como quienes las repitan.
Hay rituales, en cambio, que forman parte de determinadas culturas. Por ejemplo el de comer doce uvas justo en el momento de transición entre un año y otro. Se cree que este ritual proviene de España y se afincó en Argentina pero también se celebra en Francia, Alemania y otros países de Europa.
Aunque no hay demasiadas certezas sobre su origen, una teoría dice que ese ritual habría nacido en el comienzo del siglo XX cuando hubo en Alicante una superproducción de uvas verdes, por lo que los vitivinicultores, para no perder el excedente, inventaron la estrategia de venderlas en paquetes de doce unidades como “uvas de la felicidad”. Desde entonces el ritual se repite cada fin de año en diversos lugares del mundo aunque se haya olvidado su origen. Las pasas de uva tendrían el mismo significado, aunque, por lo general no se las relacione con la salud, el amor y la prosperidad.
Los colores también tienen su protagonismo en la fiesta de Año Nuevo. Si lo que se quiere encontrar es el amor, el color que hay que usar es el rojo. En cambio, si la prioridad es el dinero el color es el amarillo, el color del sol. Según lo dictamina el ritual, no es preciso usar prenda de estos colores, basta con usarla en la ropa interior. El verde, tan presente en Navidad, sigue vigente en Año Nuevo porque es el color de la esperanza.
En Japón el ritual de pasaje al año nuevo se llama Joya no Kame y consiste en que todos los templos budistas hacen sonar sus campanas 108 veces. También comer fideos largos llamados toshikoshi soba es un ritual doméstico muy popular para celebrar la llegada del nuevo año. Pero antes de llegar a esto hay un ritual de limpieza en todos los hogares para darle la bienvenida a Toshigami, la deidad del Año Nuevo.
En China el año nuevo llega el 17 de febrero. El ritual para atraer la prosperidad en el año que se inicia consiste en colocar dos monedas en una bolsa roja el 1 de febrero y el 3 del mismo mes otras dos. Luego hay que agregar una moneda más cada año. La bolsa debe colocarse en lugar visible para que el ritual sea efectivo.
En Alemania suelen romperse platos en la puerta de calle. Este ritual es una forma de quitar todo lo malo que dejó el año viejo para que el año nuevo pueda instalarse con comodidad, ya que los ruidos expulsan la mala suerte. También en Noruega este ritual se repite cada año.
En algunas regiones de África se tiran mueble viejos por la ventana como una forma de deshacerse del pasado y que entre el futuro.
En México al igual que en Argentina, se practica el ritual de las 12 uvas y de la ropa roja o amarilla según lo que se desee para el año venidero. Pero los mexicanos tienen un ritual del que nosotros carecemos: si lo que se desea para el año entrante es viajar, hay que salir con valijas a la calle y dar una vuelta a la manzana. Las valijas, además de viajes se cree que deparan lindas sorpresas.
El ritual de las lentejas, por su parte, es un ritual de prosperidad que tiene su origen en Italia. Consiste en colocarse un puñado de lentejas crudas en los bolsillos. También se pone un billete dentro del zapato del pie derecho para lograr abundancia. En Italia las lentejas se comen.
En Colombia también se repite el ritual de las valijas, si lo que se pretende es viajar.
En Brasil el año viejo suele despedirse en la playa en honor de Iemanja, deidad del mar, a la que también se le ofrecen flores. Además, se piden deseos saltando una ola. Hay que dar tantos saltos como deseos se pidan.
En Ecuador se queman muñecos de cartón y aserrín. El ritual tiene como objetivo despedirse de lo malo. Muchas veces se queman figuras de políticos o personas que se considera que han hecho el mal.
En Puerto Rico se recibe el año tirando baldazos de agua por la ventana o mojándose con agua fría.
Como es fácil advertir, todos estos rituales tienden a desalojar lo malo del año que se fue para recibir el año nuevo sin cargas del pasado.
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