Salud en su momento más crítico: despidos, marchas y el sarampión que crece

Despidos masivos. Oleada de renuncias. «Absorción» de áreas como eufemismo de cierre. Bajas tasas de vacunación. Resurgimiento de enfermedades que estaban controladas. Advertencias que fueron desoídas y acusaciones como toda respuesta. La destrucción del Estado desde adentro que pregona y ejecuta Javier Milei tiene su cara más cruel en el Ministerio de Salud, comandado por Mario Lugones.

En los últimos días se confirmaron cuatro casos de sarampión en la Provincia de Buenos Aires. Se sumaron a los cuatro previamente detectados en CABA, todos vinculados a la misma línea de contactos. Mientras el brote de una de las enfermedades más contagiosas avanzaba, la cartera sanitaria nacional se quedaba sin especialista en la materia.

Salud sin equipos

El área de Vacunas de Nación tenía dos expertas en sarampión. Cuando se confirmaron los primeros casos, una de ellas estaba de vacaciones. La otra fue despedida (igual que el 30% de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles, DiCEI). Luego, su compañera presentó la renuncia. No lo hizo sola: cinco de las siete médicas del equipo decidieron dar un paso al costado. Así como dos de los cuatro médicos que quedaban en la Dirección de VIH.

“No vamos a ser parte de un Ministerio en el que los programas esenciales no pueden dar respuesta a las obligaciones básicas que marca la Ley”, explicaron en una carta conjunta. Lugones usó su cuenta en la red social X para responder: afirmó que “sólo renunciaron unos pocos empleados” porque “perdieron sus privilegios”.

No dijo nada sobre la renuncia de la titular de la DiCEI, Lidia Torrado. La médica había sido designada por él mismo tras un período sin dirección. Tras su dimisión, después de la catarata de renuncias, tanto el área de Vacunas como la de VIH volvieron a quedar acéfalas.

Salud sin profilaxis

Mientras el ministro tuitea enojado, peligra el avance del brote de sarampión. La gammaglobulina es un medicamento que sirve como método de profilaxis post-exposición a la enfermedad. Según la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), está indicada en caso de alerta epidemiológica o tras contactos accidentales con enfermos. Es eficaz si se administra en los primeros tres a cinco días. En el Ministerio de Salud “quedan muy pocas, porque se demoró un proceso de compra”, confirmó a Tiempo la propia cartera sanitaria. Aseguran que “debería entrar en breve”.

Voces del área señalaron a este diario que existía el pedido para comprar más gammaglobulina desde hacía tiempo. “Hace un par de meses hubo un brote en Río Negro y se consiguieron de urgencia unas dosis que ya se usaron”, contaron. “Como es un recurso que se usa solo ante urgencias, si no hay brotes no se usan. Pero hay que tener para cuando surge la necesidad. Además, es un insumo baratísimo”, indicaron.

Salud sin el Instituto del Cáncer 

Pese a la ineficiencia manifiesta, es enarbolando la bandera de la eficiencia como la gestión justifica la motosierra. A última hora del jueves se anunció la “absorción” del Instituto Nacional del Cáncer (INC) por parte del Ministerio. “Esto se dio a partir de detectar irregularidades en la entrega de medicamentos a punto de vencerse, compras ineficientes y programas y estructuras duplicadas”, argumentó Lugones. Y se apuró a aclarar que “no afectará la continuidad de ninguno de los programas de entrega de medicamentos”.

En las últimas semanas ya habían comenzado a alzarse voces de profesionales del INC sobre el desmantelamiento del Programa de Cuidados Paliativos.

Las alarmas se encendían también entre pacientes y familias. “El desguace del Instituto Nacional del Cáncer nos preocupa porque es la cabeza de la Ley de Oncopediatría. Sin instituto, la ley no regula. Si no tiene fondos el INC, nosotros no tenemos garantizados los tratamientos”, advertía Tania Buitagro, mamá de un nene con leucemia, coordinadora de la red federal de familias e impulsora de la Ley 27.674.

Lo decía semanas atrás, ante los despidos en el INC y los datos de subejecución presupuestaria. Finalmente, el INC como tal dejó de existir. Organizaciones como Alianza Argentina de Pacientes (ALAPA) ya pusieron en circulación un documento para juntar firmas y expresar su preocupación ante su eliminación: “no es sólo una institución, es una pieza fundamental en la lucha contra una enfermedad que afecta a miles de familias en el país”.

Salud respondió que la Subsecretaría de Planificación y Programación Sanitaria se ocupará de todo lo que hacía el INC. Y que la Subsecretaría de Vigilancia Epidemiológica, Información y Estadísticas de Salud hará el seguimiento estadístico de los procesos oncológicos “con el valioso aporte de los relevamientos epidemiológicos en curso en el Instituto”. Al parecer, tan ineficiente no era.