En un comunicado conjunto, Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. denunciaron las acciones del gobierno israelí como “inmorales”, calificaron de “inhumana y criminal” la destrucción en el territorio palestino y reclamaron un cese inmediato de la violencia y la liberación de rehenes.

“Todos estuvieron horrorizados durante mucho tiempo por lo que está sucediendo en Gaza. Pero el bloqueo de la ayuda humanitaria y los planes para una toma militar de la ciudad de Gaza llevaron el conflicto a un territorio desconocido. No somos expertos en la política de la región, pero queremos que nuestro público conozca nuestra postura”.
El líder y vocalista, Bono, explicó que intentó mantenerse al margen de la política de Medio Oriente por su complejidad, pero que las imágenes de “niños hambrientos en la Franja de Gaza” y la magnitud de la respuesta israelí lo llevaron a romper su silencio. “La venganza de Israel por el ataque de Hamas parecía cada vez más desproporcionada y desinteresada en las vidas de civiles igualmente inocentes en Gaza”, señaló.
El músico subrayó que “el Gobierno de Israel no es la nación de Israel, pero el Gobierno de Israel liderado hoy por Benjamin Netanyahu merece nuestra condena categórica e inequívoca”. Reafirmó su apoyo al derecho de Israel a existir, a la solución de dos Estados y a la exigencia de un cese de hostilidades en ambas partes. También expresó solidaridad “con el pueblo palestino que busca sinceramente un camino hacia la paz y la coexistencia con Israel” y con “los rehenes restantes” cuyo rescate consideró urgente.
Bono evocó además la historia de opresión de Irlanda para explicar la identificación de muchos compatriotas con la causa palestina: “Dada nuestra propia experiencia histórica de opresión y ocupación, no es de extrañar que tantos aquí en Irlanda hayan luchado durante décadas por la justicia para el pueblo palestino”.
El guitarrista The Edge centró su mensaje en interpelar directamente al primer ministro israelí con tres preguntas: “¿Cree usted realmente que tal devastación, infligida de forma tan intencionada e implacable a una población civil, puede ocurrir sin que los responsables sean objeto de una vergüenza generacional?”.
“Si el objetivo final es, como sugiere la plataforma del Likud, la expulsión de los palestinos de Gaza y Cisjordania para dar paso a un ‘Gran Israel’, entonces eso no es paz, sino despojo; es limpieza étnica y, según muchos juristas, genocidio colonial. ¿Cómo puede esta línea de acción hacer que su pueblo esté más seguro?”. Y: “¿Cuál es su visión política? ¿Simplemente un conflicto perpetuo? ¿Un estado de desigualdad permanente?”.
The Edge advirtió que un Estado de apartheid destruiría “el argumento mismo de la existencia de Israel como respuesta moral a los horrores del Holocausto” y abrió la puerta a debatir la alternativa de un Estado único en el que judíos y palestinos convivan como iguales ante la ley.
El bajista Adam Clayton calificó la crisis humanitaria en Gaza como “una venganza contra una población civil que no es responsable del ataque asesino de Hamas del 7 de octubre” y advirtió que “si Israel decide colonizar la Franja de Gaza, destruirá para siempre cualquier posibilidad de paz duradera”.
Recordó la superioridad tecnológica del ejército israelí y se preguntó por qué, con esa capacidad de precisión, bombardea indiscriminadamente zonas civiles: “¿Por qué las Fuerzas de Defensa de Israel destruyen cualquier refugio e infraestructura, arrasando hospitales, hogares y escuelas?”.
El baterista Larry Mullen Jr. reconoció que esperaba una respuesta militar de Israel tras el ataque de Hamas, pero consideró que nada podía justificar “la destrucción indiscriminada de la mayoría de los hogares y hospitales de Gaza, con la mayoría de las víctimas siendo mujeres y niños”. Denunció el uso de la hambruna como arma de guerra y lo definió como “inhumano y criminal”.
Su texto concluye con un tono casi poético:
“¿Dónde está la indignación dentro de Israel, más allá de una pequeña, aunque cada vez más ruidosa, minoría?
¿Dónde está la indignación de la diáspora?
Más allá de un reconocimiento reticente y silenciado de la hambruna infligida, nada.
Silencio.
El poder de cambiar esta obscenidad está en manos de Israel”.
U2 no es ajeno a las causas políticas y humanitarias. Desde su participación en Live Aid en 1985 hasta las campañas de Bono contra la deuda externa y el sida en África, la banda utilizó su plataforma global para impulsar debates públicos. Sin embargo, el conflicto israelí-palestino fue históricamente un terreno en el que sus miembros habían intervenido con cautela.
El comunicado actual supone un cambio de tono y una toma de posición inequívoca en un momento crítico. Según cifras citadas en el propio texto, las acciones del ejército israelí en Gaza durante los últimos dos años provocaron más de 66.000 muertes y dejaron a la mayoría de la población al borde de la inanición.
Para U2, ese escenario no admite neutralidad. Como sintetizó Bono en su mensaje: “No hay justificación para la brutalidad que el gobierno de extrema derecha de Netanyahu infligió al pueblo palestino. Y no solo desde el 7 de octubre, sino también mucho antes. Aunque el nivel de depravación y anarquía que presenciamos ahora parece territorio inexplorado”.
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