Una oficial denuncia a sus jefes del penal por hostigamiento y graves irregularidades

Por: Jesús Cabral

La mujer asegura que la espían en su domicilio. Denuncia que su superior y expareja la violentaba física, verbal y psicológicamente. Autoridades que hacen la vista gorda y un detenido fugado como parte del escenario que la denunciante define como "un calvario".

Carolina Soledad Naveira, de 41 años, es trabajadora social y oficial subprefecto del escalafón profesional del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), en la Unidad Penal 48 del Complejo Carcelario San Martín. La mujer realizó varias denuncias en la Auditoría de Asuntos Internos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires y ante la Justicia. Acusa de hostigamiento a su expareja y superior Cristián Alberto Biaggini, inspector mayor, y a su colega, el prefecto mayor Diego Antonio López.

Naveira mantuvo una relación amorosa con Biaggini, comenzó a sufrir un fuerte hostigamiento que terminó con la ruptura de la pareja y una situación laboral que describe como «un calvario«. Durante las últimas semanas, realizó una nueva denuncia ante la Fiscalía N° 6 de San Martín. Y desde la Auditoría de Asuntos Internos le dijeron que «pronto van a tomar una medida sobre la situación que vengo sufriendo por parte de Biaggini y López», aseguró la oficial Naveira a Tiempo.

«Ingresé al SPB en 2008, empecé en la Unidad 46 de San Martín como trabajadora social. Estuve a cargo de la Oficina de Asistencia Social durante casi diez años, después me pasaron a la Unidad 48, donde estuve casi seis años como jefa a cargo de la misma oficina. Hasta ese momento iba todo normal», reconstruyó Carolina.

Una historia de violencia y hostigamiento

Continuó recordando. «En el 2022 me puse en pareja con Biaggini, de 50 años, justo yo venía de separarme del padre de mis tres hijos -dos hijas de 21 y 11 años y un nene de 8- que es ajeno al servicio penitenciario. De hecho, llegué a convivir con esta persona».

También aseguró: «Resultó ser una persona que me violentó física, verbal y psicológicamente. Cuando me di cuenta estaba atrapada y no sabía como hacer para zafar. Como a la vez era mi superior, empezó a descalificarme laboralmente sin motivos junto con su amigo López, entre los dos me metieron en una situación laboral conflictiva».

«Esto me generó muchos problemas familiares, los cuales por suerte pude solucionar. Biaggini hacía abuso de poder todo el tiempo conmigo; me celaba, no me dejaba concurrir a ciertas oficinas como tampoco entrar al penal a entrevistar y hacer mi trabajo. Me controlaba permanentemente. Hasta puso una cámara para vigilarme. Cuando yo no atendía el teléfono llamaba a mis compañeras para decirles que me digan que lo atienda», denunció Carolina.

Y completó. «Siempre dictaba la orden para que yo me quede en mi oficina todo el tiempo. Lo que me trajo muchas consecuencias laborales y psicológicas negativas; estaba atormentada por un psicópata«.

Un día Biaggini usó la camioneta de la trabajadora social y la rompió. «Entonces, me dijo ‘quedate tranquila que yo la voy hacer arreglar’, le ofrecí el número de mi mecánico de confianza. Me respondió ‘sí sí, o la llevo a la Unidad 48 para que la arregle algún detenido’. Le dije que yo jamás había hecho eso y que no estaba de acuerdo», recordó la oficial.

Sumario por evasión

«Finalmente, llevó mi camioneta a que la reparen en el penal sin mi consentimiento y el detenido que sacó para que haga el trabajo se fugó. Desde ese momento -señaló la mujer-, iniciaron un sumario por evasión contra Biaggini, que en ese momento todavía era el subdirector de seguridad de la Unidad 48″.

También apuntó. «Luego, lo sacaron del penal y lo último que supe es que estaba en una unidad de Florencio Varela sin cargo, desconozco su situación en la actualidad. En ese momento, todavía manteníamos una relación, él me pasaba a buscar por la 48, siempre con una conducta psicopática».

«Es un tipo muy autoritario, agresivo y tenía malas actitudes con mis hijos. Ellos le tenían miedo y sentían mucho rechazo por él. Me pidieron que por favor le diga que se vaya de mi casa, entonces ahí dije basta, hasta acá llegué, fue lo que finalmente me abrió los ojos. Todo mi círculo familiar y amistoso me decía que era un loco, así también lo sostienen muchas personas que trabajan en el penal. Una vez le agarró un ataque de locura y me tiró todos los muebles», aseguró la trabajadora social.

«Mis compañeros siempre recuerdan que hizo poner un servicio de internet para los trabajadores y que los estafó a todos. Además, escuché que andaba en cosas raras, que cobraba algunas visitas, entre muchas cosas más. Lo de las visitas él me lo había contado y como me enojé después me dijo que me estaba cargando», contó la mujer, que esgrime un abanico de denuncias.

Por camaradería

Siguió relatando. «Cuando trasladaron a Biaggini y a parte de la jefatura por la fuga del detenido, quedó su amigo López, es quien ahora me hostiga, abusa de su poder, me persigue y maltrata laboralmente por pedido de él, seguro le debe algún favor. Lo mantiene al tanto de todo lo que hago y además me ha sancionado injustificadamente».

«Ahora el director de la Unidad 48 es Alejandro Martínez, que se muestra indiferente ante mis reclamos y López es el actual subdirector de asistencia y tratamiento, quien toma todas las decisiones. No sé qué hacer, porque la Jefatura del Servicio Penitenciario Bonaerense no interviene, presenté denuncias en la Auditoría de Asuntos Internos, donde siempre me atendieron muy bien pero todavía no actúan y mi situación empeora cada vez más», reclamó.

«María Victoria Salvo y Valentina Dicatarina, trabajaban conmigo en la oficina y ambas son amigas, intentaron ensuciarme de distintas formas para sacarme de mi puesto de trabajo y del penal, con el objetivo de que Salvo se quede con mi cargo. Ellas incentivaron a dos detenidos a que me denuncien, les pidieron que me acusen de que yo les habría hecho un informe falso», aseguró la oficial.

Sin embargo, «los detenidos vinieron y me contaron la propuesta que les hicieron estas dos mujeres. Entonces yo les dije que necesitaba documentar lo que ellos me estaban diciendo, ambos estuvieron de acuerdo; hice un acta y uno de ellos me la firmó. El otro no quiso por temor a las represalias», contó en relación a una de las tantas pruebas que posee.

Entonces esto quedó probado. «López estaba al tanto de todo y me sancionó a mí por no haber ido hasta el régimen abierto para hablar con los detenidos que son mis testigos y haberlos llamado desde el teléfono del penal», señaló Carolina.

«Tanto Salvo como Dicatarina, utilizaron todo esto que cuento para ensuciarme en el Colegio de Trabajadores Sociales San Martín. Yo también las denuncié por difamación, calumnias e injurias, daño moral y profesional. Además, ellas estaban al tanto de toda la violencia que yo estaba sufriendo y se aprovecharon de eso para destruirme. En un momento, hasta tuve que pedir una licencia psiquiátrica», explicó la oficial a este diario.

Un traslado como castigo

«En medio de toda esta situación, sufrí un traslado a la Unidad Penal 60 de Merlo, donde trabaja el hijo de Biaggini, obviamente yo hice un recurso -recordó- para que no me trasladen explicando los motivos».

Y continuó. «No me dieron ninguna explicación, fue un traslado infundado, además yo venía denunciando todo este calvario hace tiempo. Dado que el recurso tiene efectos suspensivos, por lo que yo debía seguir en mi puesto y cumpliendo la misma función, me encontré con un candado en la puerta de mi oficina a la cual López me prohibió ingresar quedando mis pertenencias dentro de la misma, lo hizo violando la Ley».

«También hice notas y les presenté a todos los directivos de la Unidad 48 denunciando y explicando todo lo que estoy sufriendo. Sin embargo, nunca me escucharon, nunca hicieron nada», contó sobre la terrible situación que vive.

«Finalmente logré quedarme en la Unidad 48 a la espera de que se resuelva un nuevo recurso. Porque el jefe del Servicio Penitenciario Bonaerense -Xavier Areses- desestimó el primero que presenté, donde denuncié que soy perseguida por López, que cumple órdenes de Biaggini a la distancia y el actual director Martínez, hace la vista gorda a lo que está pasando», contó.

«Hace un año que dejé de ser su pareja y me sigue hostigando indirectamente», denunció la mujer. Y agregó, «o sea, yo soy la víctima y todas las medidas se toman sobre mí y no sobre quienes me violentan, hostigan y persiguen. ¡Quiero justicia! y seguir trabajando en la Unidad 48 en paz, como corresponde».

Empezó a trabajar en el Departamento Técnico Criminológico (DTC) de la 48. «Y me dijeron que por orden de López yo no puedo hacer actas, ni nada que se le parezca. Fui a hablar con él, me dijo que yo solo tenía que ir a cumplir horas, es decir, que esté en el penal doce horas sin hacer nada. Además, me dijo que no camine la cárcel y permanezca todo el turno de servicio en la oficina de mesa de entradas sin hacer nada, lo cual me ocasiona una tortura y maltrato psicológico, denigrándome moral y profesionalmente», denunció.

Y agregó. «También presenté un proyecto de taller dirigido a las personas privadas de libertad, al cual ignoraron por completo y López puso trabas para que no pueda dictar ningún taller, tampoco desempeñar funciones. Como si esto fuese poco, intimida a compañeras que se me acercan o mantienen una buena relación conmigo».

«López en su momento guardaba latas de cervezas en el mueble de su oficina, yo las vi con mis propios ojos un día que fui a buscar cuadernos y lapiceras a su oficina. Es algo que está totalmente prohibido para cualquier persona que esté en horario de trabajo, más aún al tratarse de un funcionario público», denunció la oficial.

Terminó explicando. «Ahora decidí hacer pública mi situación, porque ya no soporto más, a Biiaggini en Asuntos Internos le iniciaron un sumario por violencia de género. Hasta los últimos tiempos rondaba por mi domicilio, sacaba fotos, me vigilaba continuamente».

Las voces de los detenidos

Cabe destacar que, ante las graves denuncias de la oficial Naveira, este diario visitó el régimen abierto de la Unidad Penal 48 y mantuvo una charla con los detenidos. Contaron que ellos al estar alojados extramuros: «Vemos que a la noche López sale con Salvo y vuelven a altas horas de la madrugada, parece que son muy amigos».

«López siempre anda borracho. Y cuando alguno de nosotros le pide algo en relación a nuestras causas o el juzgado, contesta mal y en forma muy agresiva. Él y Biaggini, cobraban las visitas, ahora que sacaron a su camarada maneja todo el negocio ilegal», aseguraron y pidieron resguardar sus nombres para no ser torturados y trasladados.

«También observamos que traen muchos autos y siempre sacan a los presos para que los arreglen. Es algo muy raro, un propio penitenciario nos contó que muchos de esos vehículos son robados, por eso los desarman y usan los repuestos para poner a nuevos los suyos», cerraron los detenidos.

Una mujer suboficial

Además, en el momento de la visita al penal, este medio también dialogó con una mujer suboficial, que pidió reservar su nombre por miedo a sufrir represalias por parte de sus jefes. «Salvo maltrata al personal subalterno, siempre difama a Naveira porque le tiene bronca y, en más de una oportunidad, sus propias compañeras la han encontrado desmayada, vestida bajo la ducha en la compañía femenina de la cárcel», aseguró.

«Lo que pasa, es que Salvo toma medicación psiquiátrica y hay veces se excede con las dosis, por eso tiene esas actitudes. Acá todas sabemos que mantiene un vínculo muy cercano con López y recurre a él cuando desea que alguien sea sancionado. Es una mujer muy conflictiva, que siempre tuvo problemas y le gusta ensuciar gratis a quien le haga sombra en su profesión», finalizó la suboficial.

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