El día después de las elecciones legislativas porteñas ofrece fotos menos triunfalistas para el líder libertario. Cómo se llegó a la derrota del PRO y el desafío que plantea la bajísima participación.
El mapa de los números que dejaron las elecciones este domingo demuestra una derrota inédita para el PRO en su territorio originario. Pero también exhibe cifras no tan alentadoras para la primera experiencia de la versión porteña de La Libertad Avanza después de la victoria de Javier Milei en las elecciones del 22 de octubre y en el balotaje del 19 de noviembre.
Los datos más recientes parecen separados por una eternidad, pero sucedieron hace un año y medio. Quizás en el espejo del pasado reciente los porcentajes de participación tomen un calibre más importante del que tendrán desde este domingo, donde votó el 53% del padrón. Viene otra escala clave para la supervivencia del PRO en la Ciudad cuando el próximo 26 de octubre los porteños y las porteñas vuelvan a sufragar por segunda y última vez en el año para elegir senadores y diputados, en una segunda contienda tan nacionalizada como la de este domingo. La diferencia es que estos comicios fueron desdoblados de los nacionales por decisión del alcalde Jorge Macri. Su objetivo fue municipalizar la elección y sucedió todo lo contrario, con una derrota que el PRO nunca había vivido en los últimos 18 años en su territorio originario. Sin embargo, aunque la elección se nacionalizó y ganó Adorni como delegado de Milei, los números comparados con el último examen nacional, que data de 2023, no justifican la euforia del presidente.
Para el macrismo el problema no sólo es la derrota en todas las comunas, sino el bajísimo nivel de participación registrado. Semejante foto dejó en segundo plano que las variaciones del voto libertario no tienen tanta firmeza en relación a la performance que Milei tuvo en la Ciudad.
El 22 de octubre de 2023 hubo elecciones concurrentes en la Capital: se realizaron para presidente y también para Jefe de Gobierno.
En las generales, Milei quedó en segundo lugar, con el 29,9%, detrás de Sergio Massa que cosechó el 36,7% del voto capitalino y logró el primer lugar. El tercero lo tuvo Patricia Bullrich, por entonces aspirante presidencial de Juntos por el Cambio, que llegó al 22,85%. La elección nacional tuvo una participación del 76,83% en la Capital. A nivel local, aquel año los números fueron distintos y aportaron un dato olvidado. Jorge Macri ganó con el 49,61% y se impuso a Leandro Santoro que obtuvo el 32,20%. Pero participó el 67,47% del padrón, es decir, nueve puntos menos que en la general.
Ambas votaciones fueron el preludio del último resultado disponible sobre el desempeño de Milei en la Ciudad, que data del balotaje del 19 de noviembre. Con el respaldo de Patricia Bullrich, Milei llegó al 57,24% de los sufragios y le ganó a Massa, que reunió el 42,75%.
La victoria que este domingo obtuvo el portavoz presidencial Manuel Adorni, al frente de la lista para legisladores porteños de LLA, llegó al 30,13%. Si es comparado con la performance de Milei hace dos años, surgen dos diferencias: este 18 de mayo el Gobierno superó por poco la marca libertaria del 22 de octubre de 2023 y obtuvo poco más de la mitad de los números del balotaje del 19 de noviembre.
La comparación de la participación dispara interrogantes sobre el futuro. Hubo una participación del 76% en 2023 y del 53% en 2025, sin perder de vista que son comicios distintos, pero los últimos dos comportamientos electorales del distrito que ahora definió una derrota estrepitosa para el PRO y una victoria que lo dejó al borde de la euforia a Milei fueron procesos distintos: en noviembre de 2023 se estaba concretando una migración masiva de votos de JxC a LLA, con la fórmula Milei – Victoria Villarruel a la cabeza. En mayo de 2025 el gobierno libertario buscó nacionalizar la contienda para poner en crisis la hegemonía del PRO en la Ciudad, un año y medio después de haber absorbido gran parte del electorado a cambio de una alianza que nunca se concretó.
Estas diferencias también quedaron prácticamente inadvertidas por la respuesta de Santoro ante el resultado obtenido. Su mensaje fue comunicado como una derrota, cuando obtuvo el segundo puesto con el 27,35%, casi cinco puntos menos que los 32,20% de las ejecutivas porteñas de 2023, pero 11,43% arriba del 15,92% que obtuvo Silvia Lospennato del PRO, en el tercer lugar que en el PRO buscaron evitar por todos los medios posibles. El cuarto puesto quedó para la otra porción del PRO que desequilibró la estrategia de los primos Macri. El exalcalde Horacio Rodríguez Larreta cosechó el 8,24% en todas las comunas y se quedó con una parte del voto amarillo que se fue del macrismo, pero tampoco pudo ser retenido por los libertarios.
Faltan seis meses para que los porteños vuelvan a las urnas. La próxima será realmente una elección nacional, con otro desafío para el PRO. El Gobierno puede aprovechar la tendencia y aumentar la ventaja política. Bullrich ahora es ministra de Seguridad, dice que no quiere volver a ser candidata, pero forma parte de un equipo que conduce Milei. Hasta la semana pasada se comportó como una gran electora, al igual que los demás ministros que acompañaron a Adorni. Sin embargo, si la Rosada decide jugar su carta, y ella acepta, podría transformarse en un nuevo problema para la etapa declinante del PRO y de los Macri dentro del partido que fundaron.
El mar de fondo seguirá siendo la bajísima participación registrada, con una derrota que se extendió a todos los exsocios de JxC. Dentro de un semestre la apuesta será aumentar el nivel de presencia, que quedó 26 puntos por debajo de quienes fueron a votar en el balotaje. La apatía golpeó a todos, pero no le permitió a la UCR y a la Coalición Cívica meter un escaño. Sus candidatos fueron opacados por quedar a la intemperie al no contar con la marca de JxC, la confusión que provocó la fragmentación de la misma oferta y el desdibujamiento que le generó Rodríguez Larreta a todos sus exsocios.
Esas piezas rotas están sobre un tablero que se reacomodará en los próximos meses. Mientras tanto, Macri analiza el mapa de la derrota y se prepara para resistir a todos los que buscarán jubilarlo nuevamente. Esa contienda se librará en la provincia de Buenos Aires, donde los dirigentes del PRO están buscando cerrar un pacto sin humillar al fundador del partido. Dicen que Macri se fue para dejar la operación en manos de Cristian Ritondo. El titular del bloque del PRO en Diputados también preside el partido en tierra bonaerense y sería uno de los encargados de negociar un pacto que algunos viven como una capitulación después de la derrota porteña.
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Coincido con el aporte del Sr. periodista, Santoro tuvo la oportunidad de comunicar el logro de obtener para el Santorismo y aliados la primera minoría y de jo la batalla cultural sin pelear enmanos de la comunicación del Adornismo, tibios y sin picardía, muy radicales