Tres pichones de muitú nacieron este mes en la zona de Yerbalito, tras la reintroducción de dos parejas de aves el año pasado en el marco del Proyecto Iberá. Son dispersores de semillas con un rol clave en la regeneración de bosques nativos.
“Comen grandes frutas como guayabo y, al moverse de un lado para el otro, dispersan semillas y hacen que se regeneren bosques nativos. Es muy importante porque es un ecosistema siempre en degradación”, remarcó Marisi López, coordinadora de Proyecto Iberá, en diálogo con Tiempo. “Están dentro de la reserva provincial Iberá, en el sector Yerbalito, parte del monte más grande que tiene el Iberá. Lo que esperamos es que se muevan y empiecen a dispersar y ayuden a regenerar en otros sectores”, señaló.
El muitú es la pava de monte más grande de Argentina y llega a pesar casi tres kilos. Se encuentra en Peligro de Extinción en Argentina debido a la caza para obtener su carne y al desmonte de las zonas boscosas donde habita. En el pasado, se encontraba en las selvas y bosques del noreste del país, en Formosa, Chaco, Santa Fe, Corrientes y Misiones. Pero durante el siglo XX se extinguió de las tres últimas. Eso afectó también a especies arbóreas, ya que muchas dan frutos grandes que solo pueden ser ingeridos por aves o mamíferos de gran tamaño, como el muitú. Al desaparecer estas especies ya nadie dispersa sus semillas, los árboles ven dificultada su reproducción y las selvas y bosques se empobrecen.
“Empezamos con un proyecto de reintroducción de especie. Los ejemplares pasaron por todo un proceso primero de cuarentena para que no ingresen ningún tipo de plaga, después pasaron a un gran corral de pre-suelta para ver cómo se comportan y luego fueron liberados. Dos de las parejas pusieron huevos. Las chicas del equipo técnico empezaron a observar comportamientos que indicaban que estaban incubando porque no se movían del mismo sector del monte, entonces colocaron cámaras que arrojaron que había huevos y efectivamente después estaban los pichones. Son los primeros tres que nacen en libertad de esta especie luego de más de 50 años”, relató López. Según explicó la especialista, estos pichones acompañarán a sus padres de aquí al invierno, y comenzará la siguiente temporada reproductiva en primavera, cuando se independizarán y formarán sus propias familias.
La vuelta de un ave dispersor de semillas es una gran noticia para ecosistemas amenazados por la deforestación. “Como en todos lados, Corrientes no está ajeno a los desmontes, a los incendios, afortunadamente fue menor que en otros lugares y no afectó a esa zona del Yerbalito en particular, que tiene un monte nativo súper importante, por eso lo elegimos para el proyecto del muitú. Pero la idea es que tenga sus pichones ahí, se reproduzca y vaya ampliando la regeneración de bosques nativos”, destacó la Coordinadora de Proyecto Iberá.
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