“Esta es la nueva Campaña del Desierto, pero sin espadas con educación”. En septiembre del año pasado, el ministro de Educación Esteban Bullrich lanzó esa frase, en un discurso en la Universidad de Río Negro. Parecía un exabrupto poco pensado, pero tal vez Bullrich tenía muy claro lo que decía. A principios de este mes, eliminó de manera unilateral la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe (EIB), que permitía a chicos pertenecientes a pueblos originarios el acceso a la educación.

A raíz de la decisión de Bullrich de eliminar la EIB, el Consejo Educativo Autónomo de Pueblos Indígenas (CEAPI) emitió un comunicado en el cual acusa al ministerio de Educación de “violar el derecho constitucional de los Pueblos Indígenas”, de “destruir la Ley de Educación Nacional” y de lanzar un “atropello” para “desaparecer las identidades de nuestros pueblos”.

La antropóloga y profesora universitaria Lucila Rodríguez Celin dio su punto de vista a Tiempo: “La EIB forma parte de un cambio de paradigma sobre cómo pensar la educación. En nuestro país, históricamente, la educación se pensó de manera homogeneizante y asimilacionista. Se fomentó la construcción de la identidad nacional con la necesidad de homogeneizar a una sociedad tan heterogénea, donde teníamos al ‘otro externo’, que eran los inmigrantes, y al ‘otro interno’, que eran la población indígena. Por esto, la tradición educativa apuntaba en esa dirección. La EIB formaba parte de este cambio, de este giro, a partir del cual se empieza a pensar a la educación de manera heterogénea, lo cual es fundamental para la profundización del respeto a la diversidad”.

Como becaria del Conicet y como parte del programa Antropología y Educación, de Filosofía y Letras de la UBA, Rodríguez Celin realiza trabajos de campo en Misiones, dentro del departamento de San Ignacio, en dos comunidades guaraníes. Allí, trabaja en escuelas interculturales bilingües, donde se especializa en las relaciones de socialidades entre criollos e indígenas. “Recogemos de nuestra experiencia que la EIB posibilita la inserción de sectores históricamente marginados del sistema educativo. Tanto los niños como los ADI (Auxiliar Docente Indígena) como indirectamente las familias de esos niños pasan a formar parte del sistema educativo. Esto permite, además, una revisión de visiones estereotipadas y esencializantes que hay sobre las personas que conforman esas comunidades”, explicó.

Para el CEAPI, se “vulnera la Ley de Educación Nacional N° 26.206, violando el derecho Constitucional de los Pueblos Indígenas (conforme al art. 75 inc. 17 de la Constitución Nacional) “a recibir una educación que contribuya a preservar y fortalecer sus pautas culturales, sus lenguas, cosmovisión e identidad étnica para desempeñarse activamente en un mundo multicultural y a mejorar su calidad de vida”. Al mismo tiempo, subraya que las políticas del gobierno de Mauricio Macri “en 2016 destruyeron la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, y en 2017 comenzaron a destruir la Ley de Educación Nacional”.

CEAPI recuerda que los pueblos originarios “soportamos hasta la actualidad niveles alarmantes de pobreza e indigencia, analfabetismo, mortalidad infantil, desnutrición, desarraigo forzado por el despojo de nuestros territorios ancestrales, aniquilamiento de nuestras lenguas originarias y expoliación de nuestras pautas de vida tradicionales” y entiende que la EIB “es una herramienta apropiada y sumamente necesaria para frenar el exterminio y la muerte de nuestra identidad étnica, cultural y lingüística”, lo cual ayuda a “superar nuestro atraso y marginalidad”.

Según CEAPI, “el Estado nacional deja así, librado al azar, la cuestión de la identidad socio-cultural que puede contribuir al desarrollo local y regional, tantas veces pregonado por el mismo presidente Mauricio Macri. Este atropello pretende desaparecer también las identidades de nuestros pueblos originarios, profundizar la grieta en la sociedad y seguir desangrando las heridas indígenas”.

Por tales motivos, la entidad exige a Bullrich que respete la Ley de Educación, se reserva el derecho de iniciar acciones legales contra el Estado, denuncia el desmantelamiento del programa ante organismos internacionales y pide el apoyo de organizaciones sociales y de partidos políticos. En ese sentido, decenas de docentes universitarios y académicos firmaron un escrito en el cual describen la importancia de la continuidad de la modalidad (ver abajo)*.

En el marco del EIB, referentes de comunidades indígenas ayudaron a escribir los materiales del curso Pueblos Indígenas y Estado, del programa Nuestra Escuela. El mismo incluía temas históricos poco trabajados como el genocidio indígena colonial y, por supuesto, la Campaña del Desierto, a la cual se le da un trato muy distinto al planteado por el ministro Bullrich. Choele Choel fue la localidad en la que Bullrich tiró aquella frase. En el mismo lugar, Julio Argentino Roca oficializó en el siglo XIX el avance sobre los pueblos indígenas patagónicos. Uno de los grandes beneficiarios de esa Campaña fue un tal Adolfo Bullrich, quien inició el linaje de una de las familias patricias del país. Parecen muchas coincidencias, pero tal vez no lo son para Esteban Bullrich.

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