Las definiciones de médicas y médicos terapistas asustan. “Estamos presenciando el colapso de las terapias y el sistema sanitario”. “Que los pacientes tengan que ir a ventilar a la guardia es catastrófico”. “Son los pacientes más severos que hemos visto como terapistas”. Así lo plantean especialistas que participaron del informe difundido por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), que advierte que las camas para pacientes graves en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA) tienen un 95% de ocupación y que el promedio de edad de las personas internadas por covid es de 53 años. Aclaran, sin embargo, que el relevamiento concluyó el viernes último: desde entonces, todo se agravó.

“El diagnóstico actual ofrece muy pocas dudas. Solamente en la construcción del relato de algunos periodistas y de algunos gobiernos se puede negar que estamos presenciando el colapso de las terapias y el sistema sanitario”, sentencia Arnaldo Dubin, médico intensivista, profesor e investigador de la Universidad Nacional de La Plata, uno de los que aportó datos al informe de la SATI. El relevamiento –del que participaron 163 terapias del país, 65 de ellas del Amba- “desnuda por ejemplo que la ocupación en el Amba es altísima: 95%, cuando algunos directores estaban planteando que era del 60%. Me parece que se les cayó el discurso. Ya están admitiendo por ejemplo en el Fernández que hay dos camas libres”.

“En el batallar cotidiano estamos con dificultades muy grandes. Estamos pasando momentos de zozobra. Esto lo puede decir cualquier referente de las prepagas: hay largas horas esperando conseguir cama, no solo en terapia. Y el problema de los intensivistas es que estamos con un agotamiento terminal”, define Dubin. Y remarca: “Cuando digo que tenemos una fatiga terminal no estoy aludiendo a un sentimiento, no estoy refiriendo que es un problema de los intensivistas. La fatiga impacta en el rendimiento. Cuando hacés ejercicio muscular llega un momento en que te fatigás, por más voluntad que pongas. En la terapia, la fatiga no tiene otro trasfondo más que el aumento de la mortalidad. La evidencia científica lo demuestra”.

Daniela Vázquez, jefa de terapia del sanatorio Anchorena y miembro de la SATI, coincide con el drástico panorama. “Lo que dice el informe –que abarca al ámbito público y privado- es un promedio. Pero hay una cosa muy importante: cuando se habla de 5% de camas disponibles, en general en Capital los sanatorios medianos tienen entre 14 y 20 camas, entonces un 5% es que queda una cama. Eso es colapso total”, advierte. Para graficar la situación, cuenta que “muchas veces los pacientes se tienen que ir a ventilar a la guardia porque no tengo cama disponible. Esto ya es catastrófico. Pero va a salir en el diario cuando se muera alguien sin respirador”.

El otro factor que da cuenta de colapso es la falta de personal. “Nos dan la posibilidad ahora de contratar más gente, pero no hay”, advierte. “Y está la cuestión de a quién conseguimos. Lo mejor es que te trate quien más sabe del tema, pero no somos muchos los terapistas. El nivel de atención también tiene que ver con la mortalidad. Dónde y quién te atienda. Son pacientes de los más severos que hemos visto en nuestra vida como terapistas. Son sumamente variables. Un día están bárbaros y al otro día con un shock séptico y a las dos semanas se mueren”.

Sobre la edad de los pacientes con covid, el promedio de 53 años que señala el informe implica que “esta semana los que ingresaron a ventilar son menores de 60, a quienes no les toca la vacuna todavía. Hemos visto una merma de los mayores, creo que la vacunación tiene impacto, además de la cantidad de gente mayor que ya ha muerto”.

“Para mi gusto las restricciones llegan tardíamente y son insuficientes. Estamos perdiendo por goleada y en tiempo de descuento. Estas medidas aun así son resistidas, hay criminales llamando a resistirlas. No solamente personas, sino desde fuerzas políticas, desde gobiernos y también desde los medios”, cuestiona Dubin. “Bregábamos por más restricciones. La escuela sola no alcanza. Es necesario parar la circulación que tiene que ver con la escuela. Entendemos que si no se toman más restricciones es una cuestión económica, pero si me preguntás qué hacer, es vacunar y cerrar”, plantea Vázquez. “Cerrar en forma intermitente, para ir sacando pacientes y teniendo camas disponibles. Queremos atenderlos a todos, que nadie se quede afuera del sistema como en Italia. No queremos que nadie se quede en la puerta sin respirador. Si todos supieran que si se enferman no tienen respirador, no se juntarían tanto. Hay una militancia alrededor de las no restricciones que es criminal”.