Durante la gestión de Cambiemos, los grandes perdedores, sin duda, han sido los asalariados. De no mediar cambios en la transición que iría de acá a la asunción de un nuevo gobierno, la caída del salario real de los trabajadores registrados superará el 20% en cuatro años. El desempleo llegó a un 10,6% en el segundo trimestre de 2019, cuando dos años antes se era del 8,7 por ciento. Se trata de casi un millón de desempleados más que en septiembre de 2015. En el período que va de diciembre de 2015 a julio de 2019 se perdieron 106.430 puestos de trabajo registrado y, en su interior, creció la proporción de monotributistas que no gozan de los derechos que contemplan los convenios.

Diagnóstico

Especialistas en mercado de trabajo, en diálogo con Tiempo, coincidieron en el diagnóstico y advirtieron que no es de esperar que la recuperación del salario y los niveles de empleo se dé en forma inmediata.

Oscar Martínez, director del Taller de Estudios Laborales (TEL) dijo que «en cuatro años hubo una caída brutal del salario, sobre todo en los sectores que no están registrados y tienen menos capacidad de discusión paritaria. Creció el falso monotributismo y la precarización. Hubo un retroceso del empleo en cantidad y un deterioro en la calidad».

Matías Maito, del Centro de Estudios para el Trabajo y el Desarrollo (CETyD), confirmó que «los trabajadores registrados perdieron más de 20 puntos de salario real. Los no registrados resignaron el doble que los bajo convenio en el período que va de octubre de 2016 a julio 2019».

Transición gravosa

Se espera que la inflación entre septiembre y diciembre sume un 20% tras la devaluación posterior a las PASO. El gobierno pretendió evitar un desborde de las paritarias concediendo un bono de $ 5000 por única vez y en cuotas. Según datos oficiales, prorrateado, representa poco más de un 3% de la mediana del salario de los trabajadores registrados del sector privado. Así las cosas, el deterioro se profundizará hasta la asunción del nuevo gobierno.

Sobre la transición, Maito señaló que «hasta el 10 de diciembre no ocurrirán cosas diferentes a las que pasaron en los últimos cuatro años. Es posible que las variables macroeconómicas vinculadas al tipo de cambio y la inflación se vuelvan a disparar y se acelere la caída del salario real y del empleo. Lo que no va a pasar es que haya una recuperación de ambos».

Martínez, por su parte, opinó que «hacia adelante queda un enorme desafío que depende de variables económicas pero fundamentalmente políticas. Hay espacio para avanzar sobre las formas de empleo basura y el falso cuentapropismo. Resolverlo depende de una decisión política. Hay herramientas políticas para frenar el desempleo y los despidos. La incógnita es cómo generar empleo. Son decisiones políticas que tienen que ver con los intereses que se decidan afectar».

Maito consideró que «a partir del 10 de diciembre queda un panorama muy complicado porque el deterioro del mercado de trabajo fue muy profundo. Las condiciones macro con las que asuma el próximo gobierno son muy delicadas. No creo que se pueda esperar una recuperación de un día para otro. En un eventual gobierno de Alberto Fernández las prioridades serán otras y el trabajo va a volver a ocupar un lugar relevante. Se va a promover la recuperación del salario no sólo para mejorar las condiciones de vida sino como un instrumento para la recuperación del consumo y la actividad».

Para Martínez, sin embargo, «hay formas inmediatas de mejorar el empleo y el salario sin tocar demasiado a los grandes capitales, simplemente marcándoles la cancha. Si se restituyen las retenciones a los exportadores habría un capital para generar empleo y subir los salarios de los estatales».

Pacto social

El Frente de Todos apunta a poner en pie un pacto social para controlar precios y salarios. El punto de partida sería el que deje la gestión de Cambiemos. Según datos del Indec, durante el primer trimestre de 2016, del total del valor agregado, un 54,6% se explicaba por el trabajo asalariado y un 34,8% por las ganancias empresarias. En el primer trimestre de 2019, la relación se modificó llevando las remuneraciones hasta un 48,3% y las ganancias a un 38,9%, un retroceso de casi seis puntos en apenas tres años. Si ese fuera el punto de partida, el pacto social implicará una consolidación de ese retroceso.

Martínez observó que «algunos dirigentes sindicales dijeron que el acuerdo social debe reconstruir el salario y el empleo en unos pocos meses para volver atrás esa distribución regresiva de la riqueza. Es posible en términos políticos y económicos. Que ocurra dependerá del gobierno y del sector sindical. Sin una forma de presión y lucha esto no va a ocurrir. Igual nadie cree que la mejora vaya a ser inmediata».

En esa línea, Maito explicó: «No creo que el acuerdo tenga que congelar los salarios. Sí es importante pensar cualquier aumento de salarios en el marco de ese acuerdo para que sea sustentable y evitar que se traslade en forma inmediata a precios». «