La oficina del presidente del bloque FpV-PJ en Diputados tiene la dimensión de una sala de conferencias. En ese ámbito espacioso del tercer piso del Palacio Legislativo, que contiene una gran mesa ovalada y un banner con el logo y las siglas del espacio político del kirchnerismo, ocurrieron hechos políticos importantes para la oposición parlamentaria al gobierno de Mauricio Macri: conferencias de prensa, denuncias colectivas, recepción por parte de los legisladores de las víctimas de los planes de ajuste. El ocupante habitual de ese despacho, el santafesino Agustín Rossi, recibe a Tiempo en una mañana bastante tranquila para los pasillos del Congreso. En la entrevista sobrevuela cierta sensación de despedida. Es más que probable que a partir del 10 de diciembre Rossi sea ministro de Defensa. Un cargo que ya conoce.

El regreso de Rossi a la función que desempeñó en el último tramo del gobierno de CFK está vinculado con el enrarecimiento del clima en América Latina. Tras el golpe en Bolivia, con un indisimulable retorno del protagonismo político de las Fuerzas Armadas en Perú y Brasil, la conducción civil de las FF AA argentinas y su subordinación a la institucionalidad democrática son un bien –una política de Estado del pacto transversal post 1983– que el Frente de Todos quiere reafirmar. Pero también hay riesgos vinculados a los recursos naturales abundantes en Sudamérica: agua potable, hidrocarburos y el –tema no menor para Bolivia y el norte argentino– litio.

Sobre todo esto responde Rossi, quien llama a conservar la templanza al tiempo que descarta cualquier tipo de ingenuidad frente a las amenazas que se ciernen sobre la región. Peligros que acaso se puedan resumir en la felicitación de Donald Trump a las FF AA y de seguridad de Bolivia por hacer su parte para derrocar al presidente Evo Morales y «contribuir a la democracia».

–Juan Gabriel Tokatlian aseguró en una columna reciente que volvió el tema militar a América Latina.

–Comparto parte del análisis de Juan Gabriel. Las fuerzas armadas en distintos países de América Latina están apareciendo con un mayor nivel de protagonismo de lo que estábamos habituados. Hay un punto de inflexión en ese sentido, que es (Jair) Bolsonaro. Tiene de vicepresidente a un militar.

–Hamilton Mourao.

–Y tiene una cantidad de ministerios, y de empresas, y de espacios del Estado otorgados a las FF AA. Por otro lado, el conflicto entre el presidente del Perú y el Congreso lo terminan definiendo las Fuerzas Armadas cerrando el Congreso y apoyando al presidente. En Bolivia, la aparición del jefe del Estado Mayor Conjunto (Williams Kaliman, luego pasado a retiro) pidiendo la renuncia de Evo Morales es la estocada final. Y es lo que configura sin lugar a dudas un golpe. Lo gravoso de Bolivia es que por primera vez en 30 o 40 años se franquea esa barrera infranqueable (la intervención directa de las Fuerzas Armadas desoyendo a su comandante en jefe o solicitando su renuncia). Lo que sucedió en Bolivia es un golpe de Estado tradicional. Lo único que faltó fue que el jefe del Estado Mayor se pusiera la banda presidencial. Hay que estudiar historia latinoamericana para ver analogías. El golpe contra (Arturo) Frondizi aquí en la Argentina fue igual. Y más acá en el tiempo, en Uruguay, pasó lo mismo en el golpe con (Juan María) Bordaberry. Por mi experiencia en los años que fui ministro de Defensa, en la Argentina teníamos FF AA que estaban subordinadas a la política de Defensa mientras que en la región había otras que tenían niveles de autonomía. Y, bueno, ese nivel de autonomía te puede generar una tensión cuando el viento viene a favor, pero cuando hay problemas se complica. Porque vos conviviste con un nivel de autonomía que después termina generando otra cosa. Lo otro que digo es (Donald) Trump. Hay que decir claramente que no sólo no condena el golpe sino que felicita a los militares.

–El comunicado de la Casa Blanca dice que eso «preservó la democracia».

–Es cierto. Cuando yo estaba en Defensa seguía vigente la Unasur. Y teníamos el Consejo de Defensa Sudamericano, que era la reunión de todos los ministros de Defensa de América del Sur. Estábamos todos ahí. (Juan Carlos) Pinzón era el ministro colombiano de (Juan Manuel) Santos. Un tipo de mirada de derecha. Pero participábamos todos en un ámbito y tratábamos de avanzar en un mismo sentido. Al eliminar la Unasur se termina ese Consejo. Y se terminó privilegiando la JID, Junta Interamericana de Defensa. Son los jefes de las Fuerzas Armadas de todo el continente más el jefe del Comando Sur. Sin participación de los gobiernos. Esas son las cosas para rever.

–Las FF AA argentinas, en el marco regional, respetan la subordinación a la autoridad civil. Pero, al mismo tiempo, las de los otros países se reequipan y crecen mientras que en la Argentina el presupuesto de Defensa es bajo. Se lo pregunto por las amenazas hacia los recursos naturales.

–Está claro que hay que aumentar el financiamiento y el equipamiento. Nosotros, en 2013, hicimos una enorme inversión en equipamiento, que se fue desarrollando en 2014 y 2015. Y lo que yo estoy planteando ahora –hemos presentado un proyecto esta semana– es crear un Fondo Específico para el Equipamiento. En estos términos: el 0,35% de los ingresos corrientes del Estado nacional destinado para el equipamiento de Defensa el primer año; 0,50% el segundo; 0,65% el tercero y el 0,80% en el año 2023.

–Este año, con Cambiemos, ¿qué porcentaje tiene el equipamiento militar?

–Menos del 0,1%. Bajísimo. Por eso me parece que ese proyecto es importante. 

–Se lo pregunto directamente: se rumorea que usted puede ir a Defensa.

–Yo he charlado, (Alberto) me ha convocado en algunas oportunidades. Nos reunimos para que yo le informe, para que le diera mi mirada sobre lo que estaba sucediendo en Defensa y en América Latina. Es lógico. Fui el último ministro de Defensa de Cristina. Si voy a ser o no es algo no confirmado. Yo soy parte de un proyecto colectivo y si el presidente decide que tengo que ir a Defensa, iré.

¿Máximo, jefe de bloque?

El más que probable regreso de Agustín Rossi a Defensa deja abierto el interrogante sobre quién será su sucesor. El actual jefe de bloque del FpV-PJ cree que el Frente de Todos debe reorganizarse, ya como oficialismo, bajo la modalidad de «bloque único», más que un interbloque. Y que para encabezarlo debe ser nombrado «alguien que venga del kirchnerismo». «Si hay un acuerdo para que Sergio Massa sea el presidente de Diputados, entonces el jefe del bloque debe ser alguien  que venga del FpV», plantea Rossi. Entre los nombres que se barajan parece ganar peso el de Máximo Kirchner, reelecto como diputado por la provincia de Buenos Aires. «Debe prevalecer el equilibrio político. Buscar una arquitectura del bloque oficialista en Diputados que represente fielmente lo que es la coalición», propone Rossi.