El domingo victorioso, en medio del bailecito, los globos de colores, Elisa Carrió y sus odas elementales a la república, el gobierno entero se cuidó hasta el límite de no proclamarse ganador en la provincia de Buenos Aires, aunque los votos escrutados selectivamente en el centro de cómputos del Correo le otorgaba una ventaja de casi 7 puntos de diferencia con respecto a la fórmula de Unidad Ciudadana.

Por ingenuidad, en el mejor de los casos, el que sí declaró la victoria de Esteban Bullrich-Gladys González fue el muy derrotado Sergio Massa, quien no tuvo reparos en felicitar por adelantado “a la gobernadora María Eugenia Vidal” por una victoria que nunca fue.

Conocido es el final bochornoso del escrutinio en la madrugada del lunes y todo lo que sucedió luego, que incluye la conferencia de prensa oficial brindada por el jefe de gabinete, Marcos Peña, y el ministro del interior, Rogelio Frigerio.

Apenas unas horas después de todo lo descripto, fue el propio Esteban Bullrich quien sorprendió con el reconocimiento tácito de la posible derrota: “Mi opinión basada en las mesas que quedan por contar es que puede ser que al finalizar el recuento de los votos estemos un poco abajo, pero porcentualmente vamos a estar muy cerquita”, declaró el candidato a senador de Cambiemos en el programa de Marcelo Zlotogwiazda, en radio 10.

Y siguió el ex ministro de educación argumentando su pálpito a favor de Unidad Ciudadana: “Lo que nosotros dijimos el domingo por la noche fue que hicimos una gran elección. Cuando subió Mauricio al escenario era un conjunto de victorias lo que estábamos festejando”.

Así Bullrich volvió a armar revuelo y a descarrilar al gobierno de su estrategia electoral con sus declaraciones. A tal punto que seguramente no volverá a repetirlas en las próximas horas, o buscará una justificación incierta, como cuando dijo y luego desdijo la famosa frase sobre las bondades de meter todos los días un pibe preso.