Ya desde la presentación, al anunciar a la multitud que estaban subiendo al escenario, la locutora los había mencionado en tándem. Ambos nombres pronunciados en la misma frase. Como si fueran una dupla integrada por dos componentes indisociables. “Recibamos a Alberto y Cristina”, fue el latiguillo que acompañó la aparición en el palco del candidato presidencial, saco azul abierto y camisa blanca sin corbata, y su compañera de fórmula, poncho celeste con detalles blancos, paño blanco en el cuello. El detalle de la presentación compartida de Alberto y Cristina se convertiría en un anticipo de lo que vendría luego, en el acto de cierre de la campaña nacional del Frente de Todos. Con el escenario montado sobre la emblemática Rambla Marplatense y en perpendicular a la playa, con el sol iluminando el escenario desde atrás del Casino Provincial y los lobos marinos, los gobernadores sentados sobre banquetas observaron de primera mano cómo las dos personas que representan y aglutinan a los distintos matices de la coalición opositora daban por cerrada la campaña.

Pero no fue un cierre previsible, con palabras esperables y, por eso mismo, algo vacías. Los discursos estuvieron cargados de conceptos, de referencias al pasado inmediato –a los cuatro años de gobierno macrista y el modo en que se ejerció la oposición- pero también a la génesis del kirchnerismo. Incluso hubo definiciones que fueron leídas en tiempo real como mensajes hacia adentro del propio frente. Cristina terminó su discurso con una definición impactante. No fue la única. Antes de presentar ella misma al candidato, con la solemnidad y hasta la épica de una maestra de ceremonias que ‘algo’ incidió en la candidatura, la senadora convocó a los argentinos a dar por finalizado un ciclo histórico: la tercera etapa neoliberal de la Argentina. “Que definitivamente nunca más la Patria vuelva a caer en manos del neoliberalismo”, exigió.

Tras recibir el micrófono de manos de CFK, el candidato presidencial reafirmó que mantener la unidad será imprescindible en el tiempo que viene. “El mejor equipo de la Argentina es este, el que piensa por los argentinos”, subrayó en un tramo del discurso mientras hacía un movimiento con los brazos, casi como un director de orquesta, para abarcar a todos los dirigentes del Frente de Todos que lo acompañaban allí mismo en el escenario o a unos metros, en una grada lateral destinada a las personalidades. El gesto transmitía -o eso pareció- la preocupación por no dejar a nadie afuera. Sobre el palco estaban la candidata a intendenta Fernanda Raverta; el candidato a gobernador bonaerense, Axel Kicillof; su compañera de fórmula Verónica Magario, más un grupo de mandatarios provinciales, tanto electos como en ejercicio. También había vicegobernadores. 

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(Foto: AFP)

Los testigos que lo observaban desde el escenario eran Sergio Zilotto (La Pampa), Omar Perotti (Santa Fe), Lucía Corpacci (Catamarca), Gildo Insfrán (Formosa), Gustavo Bordet (Entre Ríos), la diputada y ex gobernadora Claudia Abdala (Santiago del Estero), Laura Strata (vicegobernadora de Entre Ríos) y Oscar Herrera Ahuad (Misiones). En el palco se notaba cierta proporción de varones y mujeres, prevención que los organizadores tuvieron discretamente en cuenta. La lista de presencias se completaba con Matías Lammens, candidato porteño, bastante aplaudido.

Para reforzar su llamado a cuidar y ampliar la unidad, Fernández relató entonces algunas situaciones de la campaña y otras anécdotas no tan recientes. Recordó un episodio vivido días atrás con el primer candidato a diputado nacional por Buenos Aires, el tigrense Sergio Massa. El candidato mencionó a Massa dos veces por su nombre de pila a lo largo de su discurso. Más tarde nombró al gobernador de La Pampa, Carlos Verna. Luego se remontó al momento en que conoció a Néstor Kirchner y definió ese instante como clave para su trayectoria política.

“Tengo momentos únicos en mi memoria. El día en que me encontré con Néstor y el día en que me reencontré con Cristina. Néstor, Cristina y yo nos encontramos un día sabiendo que la Argentina no podía seguir viviendo el oprobio que vivía”, relató. “Un día Cristina me llamó y me dijo ‘ahora es tu turno’”, contó luego. Se refería al proceso que concluyó con el anuncio de su postulación a presidente, acompañado por la propia CFK, en aquel mensaje en video emitido el sábado 18 de mayo por la mañana.

El mejor progresismo 

Entre globos inflables con siglas sindicales, drones que sobrevolaban a la multitud y una escenografía basada en seis pantallas verticales con forma de torre, Fernández recordó un diálogo con Kirchner ocurrido en la ciudad cordobesa de Tanti, en agosto de 1999, cuando el kirchnerismo no existía como tal y el gobernador de Santa Cruz encarnaba una suerte de ‘ala izquierda’ del duhaldismo.  

“Nunca olvido aquel día que me dijo Néstor, caminando por Tanti, en la segunda reunión del Grupo Calafate: ‘Alberto, dejemos de ser el polo progresista de grupos conservadores. Hagamos nosotros lo que tenemos que hacer. Convoquemos nosotros a los argentinos. Seamos nosotros los que levantemos la bandera del mejor progresismo.’ Y entonces, allá por el 2002, nos pudimos a convocar argentinos. Nos encontramos con muchos otros compañeros que no eran peronistas: radicales, socialistas, y así construimos una fuerza que nos dio la victoria en el 2003, que nos dio la victoria en 2007 y que volvió a ganar en el 2011. Y han pasado muchos años, pero está más viva que nunca”, rememoró Fernández ubicándose él mismo como el portador de un legado del que fue parte y, muy probablemente, continuador.

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(Foto: AFP)

En otro momento de su exposición, el candidato retomó los guiños extrapartidarios (mencionó a Raúl Alfonsín y su ética de la solidaridad) y reafirmó su voluntad de ampliar la base social que le da sustento a la coalición motorizada por el kirchnerismo y el PJ. “Vamos a convocar a todas y a todos los argentinos. A los que no creyeron en nosotros, vamos a pedirle que nos acompañen. No vamos a preguntarles de dónde vienen. Vamos a preguntarles si quieren ir al mismo lugar al que queremos ir nosotros: si quiere un país con trabajo, con educación pública, con salud pública, abracémoslo, sumémoslo, y hagamos la Argentina entre todos que nos merecemos”, remarcó entre aplausos.

Canto de sirenas

Si la clave de las palabras de Fernández fue su llamado a mantener la unidad y a ampliarla en la medida de lo posible, el discurso de Cristina tuvo otra impronta. Sus palabras resonaron con tal contundencia que, a juzgar por la gestualidad y a pesar del autocontrol de algunos dirigentes, pudieron haber provocado alguna incomodidad. La senadora y candidata a vicepresidenta destacó las condiciones de la dirigencia joven que ganó espacio y protagonismo en los últimos años: para eso puso el foco en el camino que llevó a las postulaciones de Kicillof y de Raverta para dirigir la provincia de Buenos Aires y el municipio de General Pueyrredón (con Mar del Plata como distrito cabecera). Lo que hizo CFK, en suma, fue reconocer una conducta de oposición inflexible al macrismo entre 2015 y 2019.

“Axel y Fernanda son diputados desde el año 2015. Cuando los vientos parecían haber instalado de vuelta el neoliberalismo en la Argentina, no sucumbieron al canto de las sirenas. Axel y Fernanda comparten ideales, comparten visiones. Junto a otros compañeros y compañeras, dijeron que no había que endeudar al país. También levantaron la mano para votar la ley antidespidos. Los dos dijeron que no había que endeudar al país para pagarle a los fondos buitre, porque iba a ser inútil y porque no iban a llover inversiones. Tampoco le dieron el voto a la Reforma Previsional que vino a sacarle plata a los bolsillos de los jubilados”, enumeró Cristina. Todo ese párrafo, estaba implícito, implicaba una crítica no tan velada a quiénes sí votaron iniciativas promovidas por Cambiemos. 

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(Foto: Prensa Frente de Todos)

La participación de CFK incluyó además un elogio público a su compañero de fórmula. Antes de pasarle el micrófono a Fernández, como antes había hecho Raverta con Kicillof y el candidato a gobernador con ella misma, la senadora destacó el rol de Alberto como “jefe de gabinete del proyecto político que le devolvió la dignidad al pueblo argentino”.  El acto había empezado pasadas las 17:40 con las palabras de Raverta. La candidata a intendenta se juega una chance muy difícil en su objetivo de gobernar una ciudad récord en materia de desocupación y que, paradojas de la Argentina, tuvo un momento de fuerte idilio con el macrismo. Con un estilo medido que pivoteaba entre la dimensión afectiva y las definiciones ideológicas, Raverta se ubicó como “parte de una generación” que en el corto plazo deberá mantener la “humildad y la empatía”. “Con método y ternura vamos a poder construir un nuevo tiempo”, subrayó en lo que se perfilaba como una regeneración del kirchnerismo bajo nuevas formas. Luego llegó el turno de Kicillof, a quien las encuestas le vaticinan un triunfo seguro. “Están dejando una provincia en una situación muy complicada. Con una provincia arrasada, con menos empleo, se van a ir dejando más necesidades y menos recursos”, advirtió. El diputado nacional también cuestionó el giro de la campaña macrista tras la derrota en las PASO. “Optaron por una campaña surrealista y errática. Decían una cosa y hacían otra. Ahora quisieron volver a lo que les funcionó en 2015: la campaña sucia y atacar al otro”, cuestionó y sin embargo vaticinó un fin de ciclo inexorable para sus rivales políticos.

Boleta y adentro 

Con discursos cronometrados y una organización planificada para coincidir con la caída del sol de la tarde, el cierre de campaña del Frente de Todos se convirtió en una jornada que puso en escena la unidad con todos sus matices. Era visible la vocación común por desbancar a Mauricio Macri pero al mismo tiempo saltaron a la luz –nadie los disimuló- los desacuerdos que recorrieron al conglomerado PJ a la hora de vincularse con el programa de gobierno neoliberal entre 2015 y 2019. Todo esto convivió en los dos espacios ocupados por los dirigentes de primer nivel: algunos en el escenario, otros –como Massa, el ex gobernador Daniel Scioli más intendentes, legisladores y gremialistas- lo vieron todo desde una tribuna lateral.

En lo que no hubo matices ni estrategias disímiles fue en la reacción que desencadenó la ocurrencia final de Fernández. Tras atribuirle la idea al candidato a intendente de Bahía Blanca, Federico Susbielles, el candidato a presidente pidió que los votantes del Frente de Todos no hagan uso de la tijera:

-El domingo –arrancó-, en Buenos Aires, en cada municipio, en Mar del Plata, boleta completa y…

-Adentrooooooo –fue la unánime reacción popular. 

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(Foto: Prensa Frente de Todos)