La periodista brasileña que reveló el apoyo de empresarios que financiaron la campaña de fake news en favor de Jair Bolsonaro recibió amenazas de muerte para ella y su hijo, le hackearon sus cuentas de redes sociales y su celular. Mientras tanto, el candidato ultraderechista anunció que en caso de ganar la presidencia, convertirá a diario que publicó la información, el Folha de San Paulo, en su enemigo y tratará de arruinarlo quitándole las pautas publicitarias oficiales.

Patricia Campos Mello es especialista en internacionales y de esas periodistas que no rehúyen meterse en medio de guerras y conflictos para contar el otro lado de la trama, el de la gente que no decide políticas bélicas pero padece sus consecuencias.

Fue corresponsal de O Estado de San Paulo en Washington y luego incursionó en Sierra Leona, Tanzania, China, India y Siria en extensos reportajes, algunos de los cuales volcó en libros. Luna de miel en Kobane es la historia de una pareja que se conoció por internet y que le sirve para mostrar la violencia desatada en los ataques del Estado Islámico. «Si hay personas viviendo en lugares considerados tan hostiles, lo mínimo que puedo hacer por ellos es ir allá, oírlas y hacer que el mundo conozca sus historias», explica.

India, de la miseria a potencia y ¿El mundo tiene miedo a China? Nosotros también, son investigaciones sobre el crecimiento de las dos potencias asiáticas. Campos Mello fue galardonada en Brasil y también con el premio Rey de España. Pero su primera gran cobertura fue una del 11 S de 2001 en Nueva York.

En ese momento no trabajaba en periodismo, pero vivía cerca de las Torres Gemelas y aquel día fue a hablar con la gente de la calle. En una entrevista que le hicieron hace un par de años dijo que lo que más le impactó fue el caso de una familia musulmana que montó un hospital improvisado en su cafetería para socorrer a las víctimas de los ataques. «A la semana siguiente -le dijo a shemeansbusiness.fb.com- esa misma familia pasó a ser agredida con insultos y escupidas porque a causa de su apariencia fueron asociados al terrorismo».

Algo así le pasó ahora luego de publicar la semana pasada un artículo en Folha de Sao Paulo, donde es columnista especial. En ese texto, producto de otra de sus investigaciones, muestra que un puñado de empresas compró paquetes de ataques masivos de mensajes por WhatsApp contra el PT. «La práctica es ilegal, ya que se trata de una donación de campaña por empresas, algo prohibido por la legislación electoral, y no declarada», puntualiza Campos Mello.También viola reglas de juego limpio en una campaña.

De inmediato el ataque masivo lo sufrió ella en su cuenta de WhatsApp, con no menos de 220 mil mensajes amenazantes desde 50 mil contactos. Contactada por Tiempo Argentino, Patricia Campos Mello dijo que no puede dar entrevistas. «Lo siento, no puedo hablar con nadie por recomendación de los abogados. Están amenazando a mí y a mi hijo». En los ataques cayeron también los dos colaboradores que participaron de la investigación.  

Para el diario, la amenaza fue más explícita y de parte del propio candidato, que en cuanto a la periodista había declarado que él no puede saber lo que harán cada uno de sus partidarios. Así, en un tuit, Bolsonaro dijo que «la mamada de la Folha de San Paulo se va a terminar, pero no con censura. El dinero público que reciben para hacer activismo político se va a secar y además, con su credibilidad por el sumidero y sus informaciones tendenciosas menos serias que una revista de chistes».

Más allá de estas bravatas, intelectuales de todo el mundo manifestaron su rechazo al postulante a la presidencia brasileña que reivindica la dictadura militar y la tortura. Entre los más destacados figuran Noam Chomsky, Bernard-Henri Levy, Juan Villoro, Gael García Bernal, Juan Manuel Serrat y Alejandro Sanz entre los foráneos, Chico Buarque de Hollanda, Caetano Veloso y Walter Salles entre los brasileños, y por el lado de los argentinos, la ex canciller Susana Malcorra, Adolfo Pérez Esquivel, Claudia Piñeiro y Beatriz Sarlo.  

En cuanto a Campos Mello, periodistas de todo el mundo le brindaron su adhesión y también agrupaciones defensoras de los Derechos Humanos y de la mujer. Representantes legales del diario -uno de los más antiguos y respetados de Brasil, y no vinculado al PT, por si hiciera falta aclarar-  acudieron al Tribunal Superior Electoral (TSE) reclamando a la Policía Federal que investigue las amenazas contra su personal.