Fueron miles de manifestantes que descendieron a La Paz desde los 4000 metros sobre el nivel del mar de la ciudad de El Alto. Coparon las calles empinadas del centro político de Bolivia. En plena pandemia, con el número de contagios por Covid-19 creciendo sin freno y el sistema de salud colapsado, los bolivianos salieron a las calles este martes para protestar contra el gobierno de facto de Jeanine Áñez, quien está contagiada con coronavirus al igual que varios de los miembros de su desmembrado gabinete.

La manifestación, la mayor desde que la pandemia llegó al país en marzo, fue convocada por la siempre dubitativa Central Obrera Boliviana (COB), cuyo líder, el minero Juan Carlos Huarachi, declaró que “el pueblo está expresando sus necesidades” frente a la crisis que vive la nación andino-amazónica. De la marcha participaron obreros, mineros y docentes. «Estamos apoyando la movilización del magisterio rural y urbano en contra de la educación virtual y pedimos la renuncia del ministro Cárdenas», dijo Huarachi sobre el ineficiente funcionario de la cartera educativa. Desde que se declaró la emergencia sanitaria y el confinamiento están suspendidas las clases presenciales. El ministro Cárdenas –exvicepresidente del agringado neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada- intentó aplicar sin demasiado éxito ni ingenio la educación virtual en las escuelas públicas: la brecha digital en Bolivia es enorme en el área rural y los barrios populares. Promesas vacías que se llevó la crisis del coronavirus.

Esta semana, en un artículo en el diario paceño La Razón, el periodista Alfonso Bilbao Liseca explica que “el colapso del sistema sanitario e incluso de los servicios funerarios y la falta de respuesta ante hechos tan dramáticos como el abandono de cadáveres en calles de las ciudades por falta de apoyo de las autoridades, ha puesto a Bolivia en las pantallas de todo el mundo como el más claro ejemplo del horror más descarnado y de la ineptitud de una administración, que no merece ese nombre.” Con casi 50 mil casos y 1866 muertes el sistema sanitario boliviano está colapsado y afloran denuncias de corrupción contra funcionarios que compraron equipamiento que nunca llegó a los hospitales.

El minero Huarachi dijo que la presidenta usurpadora Áñez debería resolver las urgencias de la crisis sanitaria y económica, pero advirtió que la COB y el pueblo boliviano quieren “discutir con un gobierno elegido democráticamente las políticas de una verdadera reactivación de la economía”.

“¿Qué queremos? Elecciones ya”, gritaban los manifestantes, protegidos por  tapabocas, en alusión a los comicios generales del  próximo 6 de septiembre, que Áñez ha buscado posponer, todavía sin éxito, por la pandemia.