Dos científicos argentinos que por su trayectoria y sus aportes al conocimiento humano son miembros de la Academia de Ciencias de Estados Unidos se unieron a investigadores, docentes y alumnos de la Facultad de Medicina de Buenos Aires para manifestar su rechazo a una modificación del estatuto que impide que egresados de otras carreras puedan dictar clases en esa institución. Alberto Kornblihtt y Gabriel Rabinovich participaron de una mesa de debate que se desarrolló en la sala Braun Menéndez de la sede de la calle Paraguay donde explicaron el porqué de su posición contraria a que los nuevos alumnos no puedan recibir una enseñanza multidisciplinaria para una profesión que se ocupa de la salud.

Kornblihtt es biólogo molecular, doctor en Ciencias Químicas y con una destacable tarea de investigación en un área tan específica como la de precursores del Ácido Ribonucleico (ARN) mensajero. Ex candidato al rectorado de la Universidad de Buenos Aires, director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias del CONICET-UBA y con una aquilatada carrera como docente en la Facultad de Ciencias Exactas, Kornblihtt catalogó como una medida discriminatoria a la que tildó de una suerte de «canallada» porque maltrata a docentes e investigadores que vienen trabajando en esa institución desde hace años.

Rabinovich contó una experiencia personal que ilustra el trasfondo de este cambio en las reglas de juego. Recibido en la Universidad de Córdoba como doctor en Ciencias Químicas y en Biología, «emigró» a Buenos Aires y dio clases da honorem precisamente en Medicina durante varios años. «Me presenté a concursos y siempre me impugnaban, hasta que un profesor que es médico me dijo que mejor me presentara en Exactas o Bioquímica porque acá no iba a tener suerte».

Los tiempos cambiaron y Rabinovich, que dirige el Laboratorio de Inmunopatología del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME), desarrolló en estrategias terapéuticas para el tratamiento del cáncer y enfermedades inflamatorias -entre ellas una puntual para el tratamiento del cáncer de pulmón- que lo hacen destacado en todo el mundo.

«Ahora todas las semanas tengo reuniones con médicos, que son mis interlocutores por estas terapias. Lo ideal hubiese sido que yo pudiera dar clases en Medicina, pero no lo pude hacer», se lamentó. Hace un año, el presidente Mauricio Macri le otorgó la distinción “Investigador de la Nación Argentina” en una ceremonia que se llevo a cabo en la Casa Rosada.

Actualmente hay unos 300 afectados por la medida votada el 30 de octubre pasado en el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires (UBA) por 23 votos a favor y 6 en contra. Esa disposición obliga a que solo puedan dar clases en esa casa de estudios los egresados de Medicina, y según los docentes afiliados a la Asociación Gremial Docente de la UBA (AGD-UBA) «representa un ataque contra el Convenio Colectivo de Trabajo», que rige las relaciones laborales en el país.

Para Jorge Geffner, otro de los expositores en esa mesa de Medicina, es tan insólita la normativa que no toma en cuenta la necesidad de los estudios interdisciplinarios al punto que «desde 2010, el 70% de los premios Nobel de Medicina no son médicos sino investigadores en otras áreas de las ciencias, pero que lograron avances aplicables a la salud humana».

Geffner es doctor en Bioquímica, investigador en el Conicet en el área de Inmunología y profesor en la Facultad de Medicina de la UBA, pero además, como integrante del Consejo Superior de la UBA, fue uno de los que se opuso al nuevo reglamento que, detalló, «tiene carácter discriminatorio ya que solo podrán inscribirse en los concursos para cargos auxiliares los egresados de Medicina, aunque sea para dictar una materia básica».

El sindicato AGD-UBA, que forma parte de la Conadu Histórica, está preparando junto con sus abogados una presentación judicial para que la justicia tome cartas en el asunto en defensa de una postura no solo pedagógica sino también en defensa de derechos laborales y en rechazo al trato discriminatorio.