1- Bill Evans – “Portrait in Jazz”.
Mi primer revelación pianística en el jazz fue Bill Evans, en especial por este disco. Con Scott LaFaro en contrabajo y Paul Motian en batería, este trío va hacia el extremo de la perfección. El repertorio de standards actúa como un disparador de ideas y todos los solos del pianista son obras de arte respaldadas por la lógica de un improvisador brillante. Su sonido cálido y un sentido rítmico y melódico únicos lo hacen inconfundible. En este disco comienza a aparecer la interacción libre entre los músicos del trío, elemento que Bill Evans profundizará durante las décadas siguientes. Dos versiones distintas de «Autumn Leaves» en el mismo álbum demuestran las posibilidades que se abren en la búsqueda del grupo. Presten especial atención al solo de Bill Evans en la versión de «Come Rain or Come Shine».

2- John Coltrane Quartet – “Ballads”.
Al frente de su cuarteto más trascendente y sin alejarse del formato tradicional, Coltrane comienza a expresar con algunas texturas sonoras lo que más adelante serían sus meditaciones. El reperorio de standards aparece modernizado desde la armonía del piano y a través de las inflexiones melódicas del propio saxofonista. Un inspirado McCoy Tyner ilumina la sesión durante todo el disco. El álbum es muy agradable y nunca se pone en contra del oyente con elementos estridentes o reiteraciones excesivas. El tono de Coltrane está en el punto justo, al igual que su forma de interpretar las melodías.

3- Herbie Hancock – “Head Hunters”.
No podía dejar de poner en esta lista un disco de 1973. «Head Hunters» se edita el mismo año que «Dark Side of the Moon» (Pink Floyd) y «Artaud» (Spinetta), y si hacen escuchas atentas de estos tres discos van a encontrar puntos en común y sonoridades afines (la famosa antena atraviesa los continentes). La superposición de ritmos acumulados generan la sensación de que el grupo es una maquinita, donde cada línea encuentra su lugar. Esto genera un groove implacable que se dirige indefectiblemente hacia el punto de baile de la música. Herbie deslumbra desde los sintetizadores de la época, el Clavinet y el piano Fender Rhodes. El último solo de Rhodes del disco es una maravilla.

4- Egberto Gismonti – “Alma”.
Un disco magistral del gran músico brasilero. La primera vez que lo escuché no lo podía creer, y aún hoy me cuesta creerlo. Este disco traía en su edición física una lámina con las partituras de los temas impresos, toda una novedad para el CD de la época. Gismonti tiene todo lo que un pianista puede soñar en su música y demuestra que no hay límites. Pero a pesar de todas las cualidades, su destreza y su sabiduría, nunca pierde la calidez que le da el título al disco. Este álbum incluye algunos de sus grandes hits: «Loro», «Agua y vino» e «Infancia», entre otros.

5- The Bad Plus – “These are the vistas”
Este disco fue un punto de inflexión que rompió los moldes del piano trío tradicional alrededor del 2003. Tuve la chance de escucharlos en vivo en la ciudad de Chicago ese mismo año, y fue un concierto impactante. El disco tiene una propuesta de grabación arriesgada que me encanta: la batería al frente y el audio un poco más crudo que lo habitual. Los temas originales son muy buenos, contemporáneos (gran reflejo de aquellos tiempos), y además aparecen covers de bandas como Nirvana y Blondie. Si bien los tres músicos son extraordinarios, destaco al innovador pianista Ethan Iverson, que con mucha personalidad le aporta los colores más distintivos al disco.

Pájaro de Fuego + Mariana Bianchini presentará “Universo invertido” el jueves 3/8 a las 21 en Thelonious Club (Jerónimo Salguero 1884).