Los gobiernos de distinto color se parecen cuando se trata de meter mano en la plata de los jubilados para financiar el déficit fiscal. Este miércoles, la administración de Mauricio Macri publicó la resolución conjunta 37/2018 de las secretarías de Hacienda y Finanzas por la que obliga a la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) a entregarle 86.000 millones de pesos por un año en condiciones favorables para el gobierno y perjudiciales para el ente que paga las jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares.

El gobierno nacional entrega a cambio de esos $ 86.000 millones una Letra del Tesoro en pesos que la ANSES en forma directa y que no podrá vender a terceros.

El valor de una Letra surge de la licitación que realiza el Tesoro. Es decir, por medio de la licitación el mercado pone un piso a la tasa de interés que va a recibir por prestarle al Tesoro.

Pero en este caso, al no haber licitación, es el Tesoro el que le impone la tasa de interés a la ANSES. Es decir, ANSES adquirió una Letra del Tesoro que podría darle menor rentabilidad que la que hubiera obtenido si disponía de la libertad para elegir a quién prestar.

La resolución indica que el interés será a “tasa variable” y que se conformará con el “promedio aritmético simple de las tasas nominales anuales (TNA) de Letras del Tesoro Capitalizables en Pesos o las que las reemplacen en el futuro, en base a los precios de cierre publicados por el Mercado Abierto Electrónico (MAE) en el resumen de operaciones del Boletín Diario, para el plazo más próximo a 90 días, que no podrá ser inferior a sesenta 60 días ni superior a 120 días».

¿Qué quiere decir? Según la resolución, la Letra pagará intereses cada tres meses. Entonces, se hará un promedio con el valor diario de la tasa de interés que paga una Lecap hasta siete días antes de su pago. ¿Por qué se adoptó este criterio? Porque como el gobierno espera que la tasa descienda en las próximas semanas, el promedio reflejará el menor interés que se paga más cerca del día 90 respecto del que se pagó en el día 1.

Se trata de una gran diferencia con los bonos con cláusula gatillo que supo emitir el ex Ministerio de Finanzas y que ofrecían pagarle al tenedor el mayor rendimiento entre una tasa de interés y la inflación.

De hecho, este mismo miércoles, el gobierno emitió Lecap para inversores institucionales con una tasa interna de retorno efectiva anual del 52,62% fija y que no se promedia. Si las tasas de interés bajan, el que le prestó al Estado habrá hecho un gran negocio.

Intransferible

Por otro lado, al ser intransferible la Letra no tiene valor de mercado. Queda la duda de cómo asentará ANSES su valor en sus libros contables, lo que no es un problema menor.

Dos años atrás, el entonces presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, hizo un “ejercicio” sobre el valor del patrimonio del BCRA en el que no incluía los títulos intransferibles que le ubicó el Tesoro administrado por la gestión de Cristina Fernández desde 2011 y que alcanzaron un valor de U$S 25.000 millones. Según el fallido ex titular de la entidad, esos títulos “no tenían valor” ya que no podían ser vendidos en el mercado. Esto dejaba al patrimonio del BCRA en una situación cercana al quebranto.

El gobierno de Cambiemos renegó de esta manera de proceder de su antecesor (en algún momento la calificó de “saqueo de las reservas”) para, dos años después, caer en la misma actitud, sólo que esta vez con la ANSES.

La resolución 37/2018 dice que la ANSES podrá pedir al gobierno la cancelación anticipada de esta Letra “en forma parcial o total”. Así, la norma intenta darle a la ANSES la posibilidad de contar con los fondos antes del vencimiento, ya que no puede vender la Letra a terceros. El único problema es que quien paga, el Estado nacional, es el mismo que obligó a ANSES a entregarle esos 86.000 millones de pesos. Si eventualmente no pudiera devolverle el dinero, el Estado podría imponerle una refinanciación a cambio de un nuevo título.

De hecho, el organismo previsional que dirige Emilio Basavilbaso hizo trascender que los fondos involucrados en la operación financiera de este miércoles ya estaban invertidos en títulos públicos, aunque no de carácter obligatorio en su suscripción y, mucho menos, con carácter de intransferibles.

Hay que tener en cuenta que, según la resolución, este endeudamiento forma parte del “programa financiero” del gobierno nacional, un eufemismo con el que la administración Cambiemos pretende ocultar una emisión desenfrenada de diversos títulos de deuda al punto que ha duplicado el endeudamiento público y lo ha llevado a un valor cercano al 90% del Producto Bruto Interno. Al crecimiento vertical del peso de la deuda pública respecto del tamaño de la economía nacional se suma a una recesión que impide que el Estado reciba los pesos por impuestos que le permitan pagar la parte en moneda local. De allí que es una posibilidad concreta que el gobierno no pague esta Letra. De hecho, algunos cálculos admiten que el gobierno nacional tiene los dólares y los pesos para pagar la deuda con el sector privado por lo que debería refinanciar la parte que es con el sector público, que equivale a casi la mitad del total.

Un título público es valorado por el mercado en tanto su emisor no impone cláusulas restrictivas a quien lo compra. Este no es el caso.

Llamó la atención un detalle de la Letra: el Estado paga los intereses y el capital recibido en pesos, pero ANSES las compra pagando en pesos o en dólares. Si, como dijo ANSES, el dinero con el que compró esta Letra eran pesos que estaban en otros títulos del Tesoro, ¿a cuento de qué la mención de los dólares? Por esta operación ANSES podría estar desprendiéndose de moneda dura a cambio de una Letra que no podrá vender en el mercado y que le dará un interés menor que otras opciones.