El nuevo trabajo discográfico del compositor, pianista y guitarrista Pedro Chemes, «Dúos y solos criollos y neocriollos», profundiza una estética en la que el músico trabaja desde que en 1984, dirigía el Cuarteto de la Ochava (con el que interpretaba tangos de la guardia vieja) y el Pedro Chemes Cuarteto (orientado a una vertiente más vanguardista del tango y la música criolla).

Realizado junto con la violinista Mariana Gaitán, este séptimo disco (que será presentado este domingo 2 de abril a las 21hs en Café Vinilo, Gorriti 3708) reafirma una búsqueda en la que la tradición y la modernidad consiguen un punto de encuentro.
Las dieciocho pistas de la placa distan de ser una hilera de piezas de diversas formaciones instrumentales y proponen un viaje que da comienzo con «Cuando el pecho se ensancha», un tema en el que la presencia sutil de un aire de zamba a cargo de la guitarra sostiene la intrincada y, por momentos tensionante melodía a cargo del oboe de Cristian Cocchiararo.

Esta delicada llave de entrada es solo la introducción para un álbum de características sofisticadas y generosas, tanto en el aspecto compositivo como en la gran variedad de climas que ofrece cada una de las composiciones. Esto se destaca en «Tango Maxixa», en el que el clarinete de Marina López y el violín de Gaitán comparten el protagonismo de las líneas melódicas.

«Tres piezas para piano», interpretadas por Marcos Puente Olivera, fracturan el clima precedente por medio de diversos estallidos de ritmos, dinámicas e intensidades, en tanto que «El último tango» expone una atmósfera melancólica en la que el piano de Chemes permite el sobrevuelo de la melodía serena a cargo del violín de Gaitán, algo que se insinúa de manera más evidente en «Tango de salón», con una marcación rítmica más presente y concreta.

Los tres temas que siguen («Malena» -solo de violín a cargo de Gaitán-, «Volver» -Arreglo de Rubén Castro, quien interpreta en la guitarra junto con Chemes- y «El choclo» -Gaitán en violín y Chemes en guitarra) permiten una exploración de obras tradicionales las que son tratadas con un apego a las formas pero que admiten sutiles desarrollos armónicos que las resignifican sin que por esto pierdan su esencia.

En «Tres piezas para guitarra» («Milonga del principito», «El río» y «El mar y la muerte») Chemes evidencia su capacidad para indagar en los géneros criollos y proporcionar una visión en la que explota los recursos de la guitarra tanto en lo compositivo como en lo interpretativo, al utilizar elementos que provienen de la experimentación sonora y armónica del instrumento.

«65», a cargo de López en clarinete y Gaitán en violín, es una obra dividida en cuatro secciones («Nacimiento», «Andar», «Batalla» y «Final») en la que ambos instrumentos deambulan de manera fluida y consiguen momentos de gran expresividad. «La 7 de abril», de Andrés Chazarreta, a cargo de Chemes y Gaitán, cierra el disco de forma calma y sin sobresaltos e invita al oyente a un recorrido que cautiva, seduce y sorprende a medida que se suceden las pistas.

“Formado en un hogar vinculado a las vanguardias estéticas y políticas y a la vez desde siempre deslumbrado por el caudal de recursos que tiene la música popular argentina, vive siempre en mí cierta disyuntiva entre tradición y modernidad que recorre toda mi música. Este trabajo intenta zanjar al menos en mí mismo esa tensión, tratando de generar con los materiales de la tradición un lenguaje que exprese actualidad», manifiesta Chemes.

Gracias a su refinada labor como compositor e intérprete, el músico demuestra que esta disyuntiva a la que alude encuentra en su obra una razón de ser.