Este jueves Alberto Fernández retomará su agenda de candidato presidencial tras ser dado de alta en el Sanatorio Otamendi. En su equipo de colaboradores atravesaron el episodio de la internación en la clínica con una combinación de sensaciones. Al vértigo y el nerviosismo esperables por una situación así –lo que genera cualquier inconveniente imprevisto de salud en un candidato lanzado y con chances de ser presidente- le sumaron la percepción, una vez más, de hasta dónde están dispuestos a ir ciertos medios y ciertos periodistas alineados con Cambiemos. Pero Fernández se irá de la clínica por sus propios medios, “manejando su propio auto y saludando por la ventanilla”, según adelantaron a Tiempo fuentes de su entorno.

El candidato del principal polo opositor retornará entonces a su actividad. Que será intensa, como la de cualquier aspirante a la Presidencia a punto de lanzar su campaña. Según pudo saber este diario, la prioridad de los primeros días estará puesta en la necesidad de darle una definición a las negociaciones con Sergio Massa. La cuenta regresiva está en marcha ya que el próximo miércoles 12 de junio vence el plazo para inscribir en la Justicia a los frentes o coaliciones electorales que competirán en las urnas.

El día 12 debe estar definido qué agrupaciones políticas reconocidas legalmente integrarán el frente opositor que viene motorizando el Partido Justicialista en tándem con Unidad Ciudadana (en este último caso, en rigor, se trata de un arco de partidos compuesto por las fuerzas Nuevo Encuentro, Kolina, Partido de la Victoria y Frente Grande). Se descuenta que el gran frente nacional en gestación contará además con el partido que Alberto Rodríguez Saá inscribió en todo el país -Compromiso Federal- y también con fuerzas de centroizquierda o izquierda que en otros años fueron adversarias del kirchnerismo y el PJ, como Unidad Popular y el maoísmo del PTP, entre otros espacios partidarios.

La gran incógnita, sin embargo, está concentrada en qué pasará el día de la inscripción del frente con las agrupaciones que conforman el Frente Renovador fundado por Massa: el Partido Demócrata-Cristiano, el Partido Renovador y el Partido Tercera Posición (P3P), por nombrar algunos. Si el massismo pretende formar parte de esta gran coalición opositora, los apoderados del Frente Renovador deberán estampar su firma y anotar a sus agrupaciones en la presentación general que se hará ese mismo 12 de junio ante la Justicia electoral.

Aunque todo sigue en el aire, hechos recientes parecen reforzar la idea de que Massa finalmente optará por sumarse al frente de la unidad opositora. El primero de esos indicios es que el nombre que tendrá la coalición está guardado bajo siete llaves: se descartó de plano Frente Patriótico, inicialmente propuesto por Rodríguez Saá. Se constató que en la Justicia Electoral ya figura inscripto un tal ‘Frente Patriota’ y que el artífice de eso es nada menos que el neonazi Alejandro Biondini.

Otra denominación que parece haberse descartado en los últimos días es Frente Con Todos. Y eso a pesar de que el propio Alberto Fernández, en diálogo con Tiempo, dijo que Frente Con Todos sería el título con el que se inscribiría el polo opositor. Pero la idea, según confiaron a este diario fuentes bien informadas, es sorprender a último momento. Como sucedió con Cambiemos. Y que el nombre en cuestión, por otro lado, no excluya a nadie. Que contenga a todos. Sobre todo a los últimos en incorporarse, que podrían ser Massa y los suyos.

En todos estos temas está trabajando, por el lado del PJ y Unidad Ciudadana, el experimentado apoderado partidario Jorge Landau (aunque secundado por la abogada Patricia García Blanco, ya que desde septiembre de 2017 Landau es secretario letrado del Consejo de la Magistratura y, por tal razón, existen ciertas incompatibilidades para firmar escritos y otros trámites). Landau no descarta coordinar algunas tareas con el abogado que cumple con su misma función pero para el Frente Renovador, el tigrense Eduardo Cergnul, quien desde diciembre de 2017 reviste como secretario legislativo de la Cámara de Diputados bonaerense.

Mantener el misterio hasta el final 

Mientras estuvo internado en el Sanatorio Otamendi, Fernández concedió algunas entrevistas en vivo. También recibió en su habitación al gobernador de Tucumán, Juan Manzur, en plena cuenta regresiva para la elección de gobernador. Este jueves, con el retorno pleno a la intensidad de la agenda, el ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner y Cristina Fernández supervisará la marcha de todos los procedimientos legales para la inscripción del frente. El candidato ya habló varias veces con Landau para analizar este tema. El apoderado histórico del PJ fue uno de los que aconsejó mantener en secreto el nombre final de la coalición.

La consigna es evitar filtraciones que puedan desencadenar contratiempos habituales en la Justicia Electoral. Por ejemplo, una tradición en ese ambiente es que un operador político que está atento a la coyuntura y busca ganarse un dinero puede anticiparse a la inscripción legal de un frente para inscribirlo él antes, por las suyas, sin ninguna orden ni pertenencia orgánica. Eso permite, muchas veces, pedir una suerte de indemnización para habilitar el uso del ‘sello electoral’. En la coalición opositora que se perfila buscan evitar este dolor de cabeza.  

En el campo de las posibilidades, los últimos movimientos indican que la llegada del massismo al frente opositor podría concretarse a través de la participación en las PASO. Aunque para que el Frente Renovador se presente en las primarias es muy probable que previamente haya que modificar algunas reglas, como bajar el piso mínimo para el reparto proporcional (sistema D’Hont) en las candidaturas de las listas legislativas. El piso necesario para que la lista minoritaria de un frente o coalición pueda acceder al reparto de candidaturas suele ser del 25%. Esta vez eso podría cambiarse. Al menos en el principal espacio opositor.

Pero no todo son cuestiones legales. Fernández también retomará presencia y coordinación en el trabajo en equipo en materia de organización integral de la batalla electoral, sobre todo en la planificación de cómo se comunicará vía redes sociales. Se trata de acciones cada vez más especializadas y específicas, sobre las que Cambiemos basa buena parte de su estrategia, pero en las que también la oposición se ha preocupado por ganar eficacia y profesionalismo. En este sentido, en el entorno de Fernández se habla de ‘comunicación a la carta’, big data, inteligencia de datos y metadatos, el cruce con los resultados de estudios cualitativos (‘focus-groups’) y la planificación del uso de cadenas masivas de mensajería del tipo Whatsapp.

Según pudo saber Tiempo, Fernández resolvió generar una sinergia a partir de la fusión de los grupos de trabajo que venían operando en estos temas desde el Instituto Patria, desde los equipos de Felipe Solá (quien declinó su candidatura pero puso el trabajo de su equipo a disposición de la fórmula Fernández-Fernández) y desde el llamado ‘Grupo UMET’ nucleado en torno a Víctor Santa María y Nicolás Trotta.

Fernández, tras el episodio médico, tiene mucho trabajo por delante. Se aceleran los tiempos, se viene la campaña.