Entre el 16 de diciembre de 2016 y el 7 de enero –apenas 23 días– en las comunidades wichis y criollas de Santa Victoria Este, Salta, hubo 26 muertes. Según informa el diario El tribuno de esa provincia se trata de cinco adultos y 21 menores de 2 años, entre estos hay doce bebés que nacieron muertos, porque sus madres a punto de parir se enfermaron.

El medio de prensa toma declaraciones de Pedro Lozano, dirigente wichi de la comunidad Cruce Buena Fe Cañaveral: “Esta mortandad es un profundo dolor que quedó en nuestras comunidades.”

Las comunidades anuncian que cortarán la Ruta Provincial 54 en un desesperado intento porque las autoridades provinciales presten atención a su situación. Si bien en las poblaciones del Chaco salteño apuntan contra la jefa de enfermería del hospital de la zona, lo cierto es que el número de fallecidos inevitablemente apunta a responsabilidades de mayor envergadura. Cómo el Estado provincial ha permitido llegar a esta situación y cómo piensa intervenir en las responsabilidades de esta tragedia son preguntas que hasta ahora no tienen respuesta.

Lozano, referente de las comunidades wichi, especificó que «las comunidades están muy golpeadas, creemos que nos merecemos mejor atención en salud y por eso vamos a cortar la ruta el lunes.”

La periodista Álvarez Chamale del diario salteño consultó a Francisco Marinaro Rodó, secretario de Servicios de Salud, quien recargó las culpas sobre las comunidades: «Si Brígida Moreno (la jefa de enfermería) gana un concurso, yo no puedo intervenir, sería ilegal darles el gusto por puro capricho, desestimando un concurso legal».

Qué decir si frente a veintiséis muertes en veintitrés días, el funcionario responsable habla de “darles el gusto por puro capricho”. Marinaro Rodó confirmó el número de muertes pero continuó con su posición de echar la culpa a las comunidades: «Es real el número, son adultos y menores, fueron informados todos los casos, pero no se pueden atribuir esas muertes a Brígida Moreno, tendría que estar presa. Las muertes nos preocuparon y nos ocuparon por eso hicimos el Refuerzo Estival. Lo que ocurre en verano es que beben agua de los madrejones y eso les provoca diarrea y deshidratación grave. Son los hábitos higiénicos dietéticos de las comunidades wichis, más que ninguna otra etnia, los que generan estas problemáticas».

Durante los días de la tamaña mortandad, las temperaturas superaron los 40 grados, este panorama se agravó porque la mayoría de las comunidades de unos 30 parajes de Santa Victoria Este no accede al agua potable. Las 26 muertes son contundentes frente al éxito del “Refuerzo Estival” que el funcionario dice haber puesto en marcha. Afirmar desde el Estado que es un problema cultural como se hace, resulta una excusa criminal, frente a muertes que deberían haberse evitado si el problema se hubiese tomado a tiempo.