El Consejo Directivo de la CGT y el triunvirato que la conduce definió taxativamente que el paro sería sin movilización. Más allá de la masiva movilización del lunes a la Plaza de Mayo organizada por ambas CTA en el marco de un paro propio de 36 horas y que contó con la adhestión de alrededor de 70 sindicatos enrolados en el Frente Sindical para el Modelo Nacional de la CGT y los movimientos sociales que pretendieron darle un carácter activo a las jornadas de protesta, el mismo martes se registraron centenares de acciones en todo el país.    

Desde las 6 de la mañana hubo bloqueos y piquetes en rutas e ingresos a casi todas las capitales provinciales. En la Ciudad de Buenos Aires las coordenadas elegidas fueron el Puente Pueyrredón, el acceso Oeste a la altura del Hospital Posadas, el cruce entre la Panamericana y la ruta 197 y la autopista a La Plata. El Obelisco también fue uno de los escenarios elegidos para los cortes que se extendieron hasta media mañana cuando el éxito del paro ya parecía irreversible.

Las acciones tuvieron que enfrentar un fuerte operativo policial organizado por el Ministerio de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich aunque no se registraron incidentes. El alto acatamiento a la medida, el más contundente de los cuatro paros generales que ya tuvo que afrontar el gobierno de Mauricio Macri, en un contexto de fuerte pérdida del poder adquisitivo del salario, despidos y recesión, descomprimió por sí mismo la situación de enfrentamiento por el escaso flujo de vehículos en los accesos.

La convocatoria a organizar los cortes surgió del Plenario del Sindicalismo Combativo animado por el Sindicato de Trabajadores del Neumático (SUTNA), la Unión Ferroviaria de la seccional Haedo, los médicos bonaerenses de la CICOP, los docentes universitarios de AGD-UBA, y los de nivel primario y secundario de Ademys y los Suteba opositores, entre otras organizaciones sindicales. También participaron organizaciones piqueteras como el Polo Obrero y el movimiento Teresa Vive así como por los partidos que integran el Frente de Izquierda.

Otras acciones de la misma naturaleza fueron organizadas por la fracción de la CTA Autónoma liderada por Ricardo Peidró y Hugo “Cachorro” Godoy y por la Corriente Clasista y Combativa de Juan Carlos Alderete.

Pero la concepción de organizar un paro con carácter activo también llegó a los cuerpos orgánicos de la CGT. Varias organizaciones regionales también promovieron acciones y cortes de ruta. Es el caso de la CGT San Lorenzo y la de Rosario en Santa Fé, la regional norte de la Provincia de Buenos Aires, la de Zárate y, entre otras, la regional de Mendoza que, junto con la CTA local, promovieron cortes y movilizaciones que pusieron a más de 10 mil trabajadores de esa provincia en la calle.

Para los organizadores, el sentido de promover este tipo de medidas, excede el efecto práctico de impedir la circulación de vehículos ofreciendo una cobertura al sector más precarizado de los trabajadores que no cuenta con el respaldo gremial necesario para parar. La modalidad de paro activo, en definitiva, apunta a cambiarle el sentido político a la medida de fuerza generando un canal de expresión y de protagonismo a los trabajadores de base preparatorio de una lucha de más largo aliento en contraste con una manifestación puntual de repudio y desahogo.

Ileana Celotto, secretaria general de AGD-UBA y dirigente del Plenario del Sindicalismo Combativo explicó a Tiempo que “no solamente llamamos a parar. Hemos salido a la calle con una delimitación política respecto a la convocatoria. Marchamos el 24 con una columna independiente tras una bandera con la consigna de ‘plan de lucha hasta derrotarlos’. Es un mensaje que plantea que este plan de guerra del gobierno nacional, el FMI y los gobernadores sólo se lo liquida con un plan de lucha continuo, con la clase obrera movilizada y en la calle”.

La dirigente explicó que “los piquetes surgieron históricamente con los paros. Sirven no sólo para defender el paro y profundizarlo sino que permiten expresar un planteo propio. Es el cuarto paro de la CGT que sale aislado y sin movilización. Es un crimen cuando hay sobradas muestras de la voluntad de la clase obrera a enfrentar la ofensiva. Basta ver a los trabajadores de Télam y el Astillero, las seis semanas de huelga de los docentes universitarios y la de Luz y fuerza de Córdoba, entre otras. ”.

A pesar de la contundencia del paro, el gobierno se apresta a anunciar el nuevo acuerdo con el FMI y ratificar el rumbo del ajuste a través del Presupuesto 2019.

Por el momento, la conducción de la CGT sólo amenazó con “no dar tregua” si el gobierno no presenta un “plan B”. El sector liderado por Moyano anunció una movilización a Luján para el 20 de octubre aunque se descuenta que habrá también una movilización al Congreso cuando se trate el Presupuesto 2019.