Eduardo Rovira le dedicó sus 55 años de vida a la música y nos dejó una obra de inspirada composición, que partió del tango y encontró un lenguaje y sonidos propios. La búsqueda y la libertad fueron dos de las cualidades que marcaron su trabajo. 

Escuchar hoy a Rovira es también acercarse a sus valores y a su misión musical, gracias a los cuales introdujo cambios esenciales en nuestra música. Desde 1977 hasta sus últimos días de vida, en 1980, también compuso obras para las seis cuerdas. Había comenzado a estudiar la guitarra en la ciudad de La Plata, de la mano del maestro Guillermo Defeo.

Eduardo Rovira inició una exploración a esta sonoridad durante el último tiempo de vida. En una de sus últimas presentaciones en Azul, en noviembre del año 1979 –con el contrabajo de Néstor Mendy, Carlos Gómez en guitarra y Elda Suárez como cantante–, presentó “Canciones Contemporáneas Argentinas”. En esta ocasión la poesía se unía a su música con la colaboración de los poetas Alfredo Villata, Raúl Filgueira, y Carlos Fiora, ya en esta etapa la guitarra era parte de su vida y de su inspiración.

A través de este último tiempo en mi vida artística me acerqué a la obra de Eduardo Rovira, desde la EMPA, mi querida Escuela de Música Popular de Avellaneda, donde soy parte del plantel docente. En una clase de Historia del Tango, comenzamos a gestar la idea de presentar en el último Congreso Pedagógico 2018 una exposición sobre la obra de Eduardo Rovira con dos músicos queridos y fundamentales en este camino: Walter Castro (bandoneón) y Rodrigo Linares (clarinete).

Gracias también al apoyo de la familia de Eduardo Rovira, Beatriz Senra, su biógrafa, y Roberto Rovira uno de sus hijos, es que pudimos dar más luz a la obra de un ser fundamental en el universo de nuestra música. Fue un momento inolvidable, poder compartir con toda la comunidad y sobre todo generar memoria. 

Luego apareció la posibilidad de realizar un concierto homenaje el 1 de noviembre de 2019 en el CCK, donde desarrollaría un programa de concierto con obras solistas compuestas para guitarra, con reminiscencias de aires folklóricos y del espíritu de su tango, además de otras obras de Eduardo Rovira junto a los músicos Walter Castro y Rodrigo Linares. Fue un encuentro emocionante compartir con el público que colmó la sala la escucha para Eduardo Rovira, dejando un sentimiento que todavía está en mi guitarra y el los instrumentos de mis pares.

Hoy, a 40 años de su partida, llega el recuerdo y la emoción cuando vislumbre cuán cerca tenía la guitarra el Maestro antes de morir. Entre los manuscritos a los que tuve acceso, descubrí que una de sus últimas obras, fechada con el 23 de Julio del año 80, a días de su desaparición, era dedicada a la guitarra, una obra que tuve la inmensa felicidad de estrenar el año pasado.

Testigo de mi compromiso para su obra, me acompaña en mi último CD, “Música Argentina” (nominado a los Premios Gardel 2020), su famoso tango “Sanateando”, una obra bellísima con la libertad de su decir. Es sin duda un hallazgo y un enriquecimiento para el repertorio de nuestra guitarra contar con la inspiración del maestro, gracias por tanto Eduardo Rovira, siempre vivo.

* Mirta Álvarez. Concertista de guitarra, arregladora, compositora.