La guerra del gobierno de Donald Trump contra el gigante chino Huawei se trasladó a otro campo de batalla: el Reino Unido. Curiosamente en el momento en que los mandatarios de ambas naciones están más cercanos. Hace tres días Gran Bretaña comenzó formalmente el proceso de divorcio de la Unión Europea para el que aún faltan cuestiones legales y fiscales por resolver antes de fin de año. Pero en la práctica, ya no duermen en la misma cama que compartían desde hace 47 años. Y los “britons” necesitan el respaldo de sus primos americanos para capear el temporal que se avecina, sin respaldo continental. (Ver acá)

Sin embargo, unos días de días antes de la fecha cumbre del Brexit, el primer ministro Boris Johnson autorizó que la telefónica más cuestionada por Washington participara del despliegue de la red 5G en el país. Contraviniendo directivas de todos los funcionarios de Trump, que lanzan pestes contra Huawei desde que la administración republicana puso a la firma en la lista de enemigos por considerar que a través de sus aparatos y redes hace espionaje a favor de Beijing.

La participación del gobierno chino en Huawei es innegable y el fundador de la empresa, Ren Zhengfei, integró las fuerzas armadas de esa nación como ingeniero militar y recibió apoyo oficial para desarrollar su empresa.

Pero si de espiar se trata, las denuncias del ex empleado de la CIA Edward Snowden sobre los programas de espionaje utilizados por EEUU a través de su agencia NSA deberían también formar parte del debate político-mediático.

Algo de esto tienen en cuenta los representantes de la Unión Europea, que vienen debatiendo la participación de Huawei en la red continental de 5G. El miércoles pasado, Bruselas emitió directivas sobre seguridad que parecen tomar en cuenta ambas amenazas, la estadounidense y la china.

Entre las medidas clave, recomienda a sus miembros fortalecer los requisitos de seguridad para los operadores de redes móviles; evaluar el perfil de riesgo de los proveedores; aplicar las restricciones pertinentes para los proveedores considerados como de alto riesgo y garantizar que cada operador cuente con una estrategia de vendedores múltiples apropiada para evitar o limitar cualquier gran dependencia en un proveedor único y evitar la dependencia en proveedores considerados de alto riesgo.   

«El conjunto de herramientas es un paso importante en lo que debe ser un esfuerzo continuo en el trabajo colectivo de la UE para proteger mejor nuestras infraestructuras críticas», dijo Margaritis Schinas, vicepresidente de Promoviendo el Estilo de Vida Europeo, según destaca un cable de la agencia de noticias china Xinhua.

La aprobación de Johnson, en tanto, es limitada. Permitirá que la empresa asiática construya parte de la red restringida a partes de infraestructura «no centrales» y mientras no tenga más del 35% de participación en el mercado.

Esa autorización, a horas casi del Brexit, despertó críticas dentro de su propio partido, el conservador. Para un grupo importante de legisladores “tories”, cualquier proveedor considerado de alto riesgo por el servicio de inteligencia británico debería ser eliminado de la cadena de suministro, señala el diario The Guardian.

Pero para el MI6, el famoso servicio de espionaje de la corona, que afirma haber investigado a Huawei en el pasado, ninguna de sus aplicaciones “representa un desafío que no podamos controlar”.

Del otro lado del Atlántico, el clima es bastante más hostil a la decisión de Johnson. Comenzando por el secretario de Estado, Mike Pompeo, que viene batallando desde mediados del año pasado para que Londres les diera un portazo a los chinos.

«Esto no es sobre una compañía (por Huawei); esto es sobre un modelo del Partido Comunista chino, que establece requisitos a estos negocios, diciendo lo que deben hacer, y no son solamente requisitos legales, son inversiones financieras importantes. Hay altos funcionarios en esta compañía que están vinculados al Partido Comunista chino», recalcó Pompeo desde la capital inglesa, donde comenzó una gira que se extiende hasta mañana y que lo llevó por Ucrania, Bielorrusia y Uzbekistán.

«El Partido Comunista chino representa la amenaza central de nuestro tiempo», denunció, como si estuviera en tiempos de la Guerra Fría y antes de 1972, cuando Richard Nixon viajó a Beijing pare entrevistarse con el líder de la revolución china, Mao Zedong.

El lobby contra Huawei – segunda en venta de celulares a nivel mundial, detrás de  Samsung y adelante del Iphone de Apple- continuó con una carta firmada por 42 congresistas de EEUU enviada a la Cámara de los Comunes alertando sobre los riesgos de utilizar la tecnología china. La nota original fue publicada por el diario sensacionalista inglés Daily Mail y reproducida por medios argentinos. En ningún momento se indica quiénes son esos congresistas, aunque es fácil deducir quiénes podrían estar detrás de la movida mediática.

Los republicanos Marco Rubio, Tom Cotton, Mitt Romney y John Cornyn encabezan la iniciativa contra Huawei y ya estuvieron haciendo campaña contra la aprobación de Johson desde que la propuesta tomó cuerpo.

“Huawei es una malvada compañía de telecomunicaciones china dirigida por el Estado que busca dominar el futuro de las redes 5G. Es un instrumento de poder nacional utilizado por el régimen en Beijing para socavar a las empresas estadounidenses y otros competidores internacionales, participar en espionaje en países extranjeros y robar propiedad intelectual y secretos comerciales”, sostiene Rubio, un hijo de inmigrantes cubanos anticastristas que hace campaña contra cuanto gobierno popular aparezca en América Latina.

Otro para quien la Guerra Fría sigue vigente.