«Empezó el temor a que se ocupen las casas de la Costa, le quiero decir a esa gente que hay un ministro de Seguridad que va a cuidar por su derecho a la propiedad privada, que es inviolable», dijo este sábado el médico, abogado y teniente coronel del Ejército, Sergio Berni para confirmar que buscará explotar el debate público sobre las tomas de tierras calzado en el traje de candidato eterno. Ni las intrigas irresueltas sobre la desaparición y muerte del joven Facundo Astudillo Castro frenaron la carrera del ministro bonaerense, y poco antes de que se confirmara la identidad del cuerpo hallado en un cangrejal, anunció que quiere pelear por la presidencia del Partido Justicialista y que pretende ser candidato a diputado nacional en las elecciones del año que viene.

Entre las arengas del mismo tono que hizo hace dos meses atrás y las reapariciones de esta semana existe una diferencia estratégica para la Casa Rosada. Desde ahora Berni se construirá como un producto electoral con el permiso del gobernador Axel Kicillof, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el titular del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, Máximo Kirchner. También con la tolerancia, siempre inestable y esquiva, de los intendentes del conurbano bonaerense, los principales responsables del encuadramiento de Berni luego de las durísimas discusiones que mantuvieron respecto a la interna que mantiene con la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic. Las cuestiones no eran sólo políticas, sino también operativas para forzar que la Casa Rosada intervenga activamente en el conurbano bonaerense con presupuesto y efectivos para contener el incremento del delito.

Esas tensiones desembocaron en el Plan de Seguridad que anunciaron este viernes el presidente Alberto Fernández y Kicillof, rodeados de Frederic, Berni, el presidente de la Cámara Baja, Sergio Massa, y una decena de intendentes de los tres cordones del conurbano del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio. Entre esos protagonistas se terminó de cocinar y negociar una estrategia para resolver las urgencias que plantearon los intendentes en medio de la incertidumbre sobre el impacto de la crisis en los próximos meses. Dentro del oficialismo también ordenó las internas de la coalición sobre la gestión de la seguridad en la provincia y definió el futuro próximo de Berni luego de dos meses de durísimos tironeos con la Casa Rosada.

Tal como anticipó este diario hace dos meses, Berni trabajaba en su candidatura bajo la coordinación de su entonces jefe de Gabinete y dueño del medio La Tecla, Mario Baudry. El ministro tuvo que echarlo cuando la crisis interna ya había escalado a un punto de no retorno. Fue después de la irrupción que protagonizó el 1° de Julio en el Puente La Noria a bordo de un helicóptero y corrió el riesgo de ser detenido por desobedecer a las fuerzas federales que realizaban un retén por la cuarentena.

La situación podría haber empeorado en los días siguientes, pero fue frenada luego de una reunión en Olivos entre Fernández, Kicillof, Máximo Kirchner y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro. «En ese encuentro se hablaron de varios temas, también de seguridad y de Berni», confió una fuente del oficialismo antes de otro encuentro en La Plata, donde el gobernador terminó de plantearle las futuras reglas de juego.

«Le planteamos que si tiene el deseo de jugar políticamente, lo tiene que hacer dentro de esta construcción colectiva y si pensaba encararla en forma solitaria, que presentara la renuncia y que se armara su espacio», detalló un testigo del encuentro con Berni, posterior a la cumbre de Olivos. «CFK es la conductora del espacio y Máximo es el articulador político y habla con los distintos actores políticos del conurbano y la provincia. Todos estamos ordenados en función a ese esquema, incluso aquellos que tuvieron algún intento de construir un nuevo espacio, como el «albertismo» y se dieron cuenta que eso no iba a funcionar», explicó la fuente para dar por terminado el entredicho con Berni. Para respaldar a Kicillof, CFK y Kirchner no sólo coordinan, sino que siguen con detenimiento e información de primera mano el avance de las gestiones municipales en el conurbano en materia social, sanitaria y de seguridad.

Por fuera de la frivolización de la voz del mando civil para la Bonaerense, la inorganicidad de Berni encierra cuatro coincidencias clave: cuenta con el total respaldo de la vicepresidenta, funciona como un pararrayos en materia de seguridad para preservar a Kicillof y puede jugar un papel central para las elecciones de medio término, donde la problemática de la seguridad ha sido determinante. Ese factor fue clave, recuerdan en La Plata, para la victoria del empresario Francisco De Narváez frente a la candidatura de Néstor Kirchner en 2009 o el posicionamiento de Massa con la promoción del puntivismo extremo. La cuarta pieza desequilibrante tiene que ver con Juntos por el Cambio, porque el discurso punitivista del ministro les permite mantener a raya la influencia en el electorado bonaerense de figuras como la exministra Patricia Bullrich o la exgobernadora María Eugenia Vidal, que ya pidió un informe sobre el alcance del Plan de Seguridad anunciado el viernes.

A principios de Julio, apenas echó a Baudry, Berni redobló la apuesta y grabó un spot para lanzar «Fuerza Buenos Aires», como una manera de revender su producto electoral en medio de las tensiones políticas. «FBA puede ser su línea interna dentro de la articulación que integramos, pero no está definido que encabece la lista porque esa discusión es prematura», acotaron cerca de Kicillof.

Con las internas ordenadas y el desembarco de las fuerzas federales en el Conurbano, el ministro se concentrará en el interior provincial y especialmente en los «pequeños conurbanos» de ciudades bonaerenses como Mar del Plata, Junín, Bahía Blanca, Pergamino y San Nicolás. De ese mapa surgen los mensajes que Berni ahora les prodiga a los vecinos de la costa, anclado en el debate sobre el rol que debe tener el Estado ante tomas de tierras.

Con más efectivos federales en el AMBA, el gobierno provincial puede ejercer otro control junto a los intendentes de la policía provincial. «La bonaerense les tiene respeto y ni hablar de las agencias subnacionales que intervienen acá, como la DEA, que también mantiene diálogo con Berni», explicaron en el peronismo provincial para asegurar que el ministro seguirá en el puesto, al menos, hasta mediados del año próximo.