Brian Sayago se despierta al mediodía. Baja la escalera de su casa de Ciudad Evita con las manos llenas de gel y acaricia el pelo negro hacia el costado. Tiene zapatillas de otra galaxia, voz de trasnoche, 24 años y dos hijas. Perfume importado, anillos de oro y anteojos.

– Me tiré un ratito. Anoche canté en un boliche de Laferrere.

Bautizado como El Macho y bachatero de profesión, en 2011 fue secuestrado por Carlos Leiva, ex policía bonaerense que antes había participado de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki el 26 de junio de 2002 en Avellaneda. Hace dos meses, Alan Leiva, hijo del policía, murió en un enfrentamiento con el Grupo Halcón en su casa de Gregorio de Laferrere. Antes de caer bajo las balas policiales, Leiva hijo mató a un agente y fue noticia.

Brian tenía 19 años cuando lo secuestraron. Fue la noche del 7 de mayo de 2011, luego de cenar en la casa de su madre, en el Barrio Samoré de Villa Lugano. Lo acompañaba su novia, madre de sus hijas. La secuencia quedó grabada a fuego en su memoria.

– Cuando bajé para llevar a mi novia a la casa, noté que mi camioneta tenía una rueda desinflada. Miré hacia atrás y ví un auto con las luces apagadas. Hice señas para que me pasara y no lo hizo. Automáticamente me di cuenta que algo raro estaba ocurriendo, que algo tramaban.

No se equivocaba. Al cabo de un minuto, el auto lo encerró. Se bajaron dos hombres vestidos de policías. Brian trabó las puertas y los presuntos agentes comenzaron a golpear las ventanillas con las pistolas. La pareja no entendía lo que estaba ocurriendo.

– Ahora –le avisó a su novia- voy abrir las puertas, vos salí corriendo.

La joven pudo escapar; él no tuvo esa suerte. Se aferró al volante pero lo bajaron a culatazos en la cabeza. A los empujones lo arrastraron hasta el otro vehículo. Trató de resistirse, comenzó a luchar. Pero el conductor del coche bajó y le pegó dos piñas en las costillas. Lo tiraron al piso del asiento trasero. Decían que lo llevarían a la comisaria. Pero sabía que el destino era otro. La ametralladora que lo apuntaba así lo confirmaba. Le quitaron el teléfono celular y llamaron a su madre.

– Señora, disculpe que la molestemos a esta hora de la noche. Tenemos a su hijo.

Así comenzó la negociación por su vida. Tomaron la autopista y cruzaron dos peajes. Brian veía al empleado de la cabina desde el piso. Rezaba para que lo descubrieran. Tampoco tuvo fortuna. Lo llevaron a una pieza a medio construir. Ahí le aclararon que el problema era con su papá, que sólo querían cobrar el rescate y no lastimarlo.

Los falsos policías se referían a Gustavo Sayago, que había estado preso dos años por el secuestro de Ariel Peretta, aunque salió absuelto de culpa y cargo por decisión del Tribunal Oral en lo Criminal Federal 4 de San Martín, que consideró que su imputación estuvo pergeñada por un grupo de policías de la DDI La Matanza, dirigida entonces por el polémico comisario Marcelo Chebriau.

Dos falsos policías lo cuidaron esa madrugada. Le compraron gaseosa, alfajores y chicles. Lo obligaron a orinar en un balde. De repente, le pesaron los párpados y se acostó. Esperaba que lo maten o lo liberen. Se quedó dormido en el catre sucio. Al rato lo despertaron. Su padre quería señales de vida.

– ¿Cuántas cuotas de la camioneta tenés pagas?

Sólo cuando supo la verdad, Sayago padre accedió al pago. El cobro se hizo en la puerta de Canal 13. Gustavo tiró el bolso con la plata desde la autopista y los secuestradores se hicieron humo.

Lo liberaron a las siete de la mañana en una villa de Dock Sud, Avellaneda. Estaba encintado de piernas, manos y ojos.

– Contá hasta veinte y sacate la cinta.

El que dió la orden tenía pantalón y borcegos de policía. Al rato llegó su papá y volvieron juntos a Ciudad Evita. Pero ya nada sería igual.

– Me marcó para toda la vida. Recuerdos que no quiero recordar. Es horrible que te secuestren. Tuve mucho miedo.

En el caso intervino la División Antisecuestro de la PFA. Así, Brian se enteró que el entregador había sido Alan Leiva, hijo de Carlos Leiva y novio de una de sus hermanas.

– A Leiva padre lo había visto dos veces. Le compraba ropa a la ex pareja de mi papá. Mi hermana se enamoró del chico. Nunca más hablamos de ese tema. Ella es mi hermana. Somos familia.

Después de la pesadilla, voló a Chile. Allí tocó ante 90 mil personas en la Teletón, el evento benéfico más popular de la televisión trasandina.

En ese recital compartió camarines con Diego Torres, Axel y Prince Royce, entre otros artistas.

Pero en 2013 tuvo que regresar al país porque lo esperaba el juicio oral contra sus captores. Otra vez, sal en la herida. El Tribunal Oral en lo Criminal 28 de Capital Federal condenó a Leiva padre a 11 años y medio de prisión. Lo halló “coautor del delito de secuestro extorsivo, agravado por el concurso de tres o más personas y calificado, por haber pertenecido a una fuerza de seguridad”. También fueron sentenciados otros tres integrantes de “La banda de la Autopista”: Andrés Javier Alvarez, Silvio Gabriel Flores y Cristian Marcelo Ksiazek, que recibieron 10 años de prisión. Finalmente, el hijo del ex sargento, Alan, fue absuelto. Tres años más tarde, moría a manos de la misma fuerza de seguridad que había integrado su padre.

– Cuando lo mataron no me puse contento. Creo que el padre fue mala influencia. Lo que más me dolió era que lo consideraba buen pibe. Salíamos a bailar, habíamos forjado una amistad. Me dolió más la traición que los golpes. Ahora temo que atenten contra mi familia. Cuando Leiva salga, ¿quién lo va a detener? Ahora perdió a su hijo y a su madre, porque ella denuncio a su hijo y lo mató el Grupo Halcón. Leiva va estar resentido toda la vida. No sé cuantos años más estará detenido.

– Decías que durante el cautiverio, los policías culpaban a tu papá por la situación.

– Sí. Me decían que era para mi viejo, que era secuestrador. Pero mi viejo salió absuelto de culpa y cargo. Los jueces dijeron que el expediente había sido dirigido contra él. La Policía corrupta arma causas. Quieren plata. Si no pagás, vas en cana hasta que el juez te libera. Pero la verdad es que la Maldita Policía que metió preso a mi viejo, me secuestró a mí.

¿Cómo sigue la historia ahora?

– Todos los días, antes de entrar a mi casa, doy vueltas y miro que coche viene atrás. Cuando Leiva salga, sé que voy a tener que irme para que mis hijas crezcan bien. No quiero que les pase algo. Ahora estoy produciendo mi nuevo disco. Yo trabajo desde los 10 años. Y así voy a seguir.

LEIVA PADRE

El 26 de junio de 2002 la Bonaerense mató a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en Avellaneda. Ese día Carlos Leiva actuó de civil y disparó balas de plomo. Se mantuvo prófugo hasta mediados de 2003. Fue juzgado y se lo encontró culpable de triple tentativa de homicidio. Salió de prisión en 2007. Aquí, el extracto de la condena por parte del Tribunal de Lomas de Zamora: «… el Sargento Primero Leiva, disparando con su escopeta. Así adquiere relevancia cargosa, el reconocimiento efectuado por el testigo en la audiencia, quien mencionó que el sujeto que le colocó la escopeta en la cabeza, era Leiva. Del testimonio precedentemente narrado, pongo de resalto, la actitud que describiera el declarante, en cuanto hace mención al accionar desplegado por Leiva, de agacharse, apuntar y disparar, como así también la de recoger las vainas servidas, lo que quedó demostrado, a través del material fílmico de Crónica TV, en el cual se lo aprecia en dicha actitud y unos pasos Más atrás el imputado Sierra, observando tal despliegue».

En septiembre de 2011 fue detenido por el secuestro extorsivo de Brian y condenado a 11 años y medio de prisión. Actualmente se encuentra alojado en una unidad del Servicio Penitenciario Bonaerense.

ALAN LEIVA

El 15 de septiembre pasado, el oficial subinspector Leonardo Andrés Alfaro, miembro de la Dirección de Seguridad Especial Halcón Zona Norte, fue asesinado en el allanamiento a la casa de Alan Leiva, en Ezeiza 6555 de Gregorio de Laferrere.

Según los voceros, el procedimiento había sido ordenado por la fiscalía descentralizada 2 de Gregorio de Laferrere, tras una denuncia realizada por la abuela del joven. Esa madrugada Leiva recibió a tiros a los policías. Uno de los disparos impactó en el rostro de Alfaro, de 37 años, que murió en el acto. Otro agente del mismo grupo operativo se salvó gracias al chaleco antibalas. Leiva hijo fue baleado en el pecho y murió.