Sabrina Ortiz, la mujer cuya denuncia expuso el lado más cruel del agronegocio, recibió en su casa a un equipo de la Televisión Pública de Alemania, interesado en su caso y en todo lo que de él pueda derivar, teniendo en cuenta que al mismo tiempo, en el World Conference Center de Bonn, la reunión anual de accionistas de Bayer deparaba una ola de quejas por subestimar los riesgos legales de la adquisición de Monsanto, fabricante de Roundup, el herbicida con glifosato por cuyos efectos nocivos enfrenta más de 13 mil demandas.

Días atrás, el jefe ejecutivo de la megacorporación Bayer, Werner Baumann, había reconocido que el gigante alemán de productos farmacéuticos y químicos para cultivos se enfrentaba a los desafíos de una serie de demandas por los efectos cancerígenos del Roundup. «Hemos perdido dos casos en tribunales inferiores. Es por eso que la empresa se ve masivamente afectada. Se manifiesta en el precio de nuestras acciones», dijo el CEO en un panel de discusión durante un evento en Colonia. Desde junio de 2018, cuando compró Monsanto, el valor bursátil de Bayer cayó un 40 por ciento.

En agosto del año pasado, un tribunal de California falló de manera unánime que Monsanto actuó con «malicia», y que sus herbicidas Roundup y Ranger Pro contribuyeron «sustancialmente» al desarrollo de un cáncer terminal en el jardinero Dewayne «Lee» Johnson. En una primera instancia, la Justicia ordenó a Monsanto pagar 287 millones de dólares como compensación. Sin embargo, luego de que la empresa apelara la sentencia, la cifra se redujo a 78 millones.

En marzo de este año, la Justicia norteamericana falló otra vez contra Monsanto, ordenando el pago de 80 millones de dólares a Edwin Hardeman, de 70 años, quien acusó a la multinacional por haberle provocado el cáncer que sufre tras haber aplicado durante años el polémico producto. Desde entonces, el valor de mercado de Bayer perdió unos 30 mil millones de euros.

En la junta general del viernes, que duró 13 horas y con el edificio rodeado por manifestantes ambientalistas, el 55% de los accionistas reprobó la tarea del directorio que comanda Baumann, abriendo una crisis de consecuencias imprevisibles en la multinacional, si bien la votación no es vinculante. El fondo de inversión estadounidense BlackRock, que tiene el 7,2% de los votos en la asamblea, está disconforme con las consecuencias de la compra de Monsanto y adelantó que iba a abstenerse o directamente votar en contra de las propuestas de la Junta Directiva.

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El año pasado, en la operación más cara de su historia, Bayer compró la empresa estadounidense Monsanto por un monto cercano a los 63 mil millones de dólares. De esa manera, los «gigantes» DowDupont, ChemChina-Syngenta y Bayer controlan más del 60% del mercado de las semillas y la agroquímica y suministran la mayoría de los organismos genéticamente modificados. «Es una operación que conlleva un alto riesgo para la reputación, pero también enormes oportunidades de mercado», opinó en su momento el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung. No se equivocó.  «