A  20 años del triunfo electoral de Hugo Chávez y dos de la muerte de Fidel Castro, Luis D’Elia recuerda entretelones inéditos de aquellas jornadas de principios de noviembre de 2005 cuando la región le dijo «No al ALCA» ante la mirada atónita del presidente George W. Bush en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata.

Según el dirigente del partido Miles, los tres grandes protagonistas de aquel acontecimiento que se recuerda como una fuerte movida contra el proyecto neoliberal de Estados Unidos que debía instaurarse como Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), fueron el líder cubano, Chávez y el ex presidente argentino Néstor Kirchner. Aunque no estaban ausentes Lula da Silva y Tabaré Vazquez.

También las imágenes de aquellos días regresan cuando todavía resuenan en Buenos Aires los ecos del encuentro de los jefes de Estado del G-20. Es que la inauguración oficial  de la IV Cumbre de las Américas, que se realizó el viernes 4 de noviembre 2005 en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditórium, se produjo en medio el tumulto de las marchas de la Contra Cumbre.

Ese amplio movimiento político-social convocado para decirle “No al ALCA”,  incluyó a partidos políticos, sindicatos y organizaciones sociales de todo el continente americano, pero también a gobiernos, y entre ellos fue fundamental el bolivariano.  

En aquella contracumbre Hugo Chávez le dijo a los presentes: “El libre comercio no va a solucionar nuestra pobreza. Los que todavía creen en eso, olvídense de ese cuento. Hablemos de las privatizaciones, uno de los efectos más perversos de la era neoliberal. Veamos el caso de todos nosotros: privatizaciones, inmediatamente desempleo, inmediatamente flexibilización de las normas laborales, eliminación de prestaciones sociales, los derechos de los trabajadores los borraron del mapa con las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Reformas estructurales. Veneno. Verdadero veneno para nuestras economías.” (…)

– ¿Cómo fueron los entretelones secretos de la organización del Contra Alca?

-El 17 de octubre del 2005 recibo un llamado telefónico de Kirchner. Me plantea, sin darme las razones, que me acerque a la embajada de Cuba en Buenos Aires para ultimar detalles de un urgente viaje a La Habana. Allí me dieron la visa cubana y el pasaje sin más trámite. Una vez en La Habana, haciendo la cola de migraciones, se me acerca  personal diplomático y me lleva a una zona llamada  “Casa de Residencias”,  unas casas de turismo que tenia la familia Batista y que la Revolución usa para recibir a invitados del mundo. Allí me encuentro con  Miguel Bonasso, su esposa Ana Descalón y el entonces  embajador cubano en la Argentina, Alejandro González Galeano. Me explican que Kirchner me propuso ser uno de los responsables organizativos del «STOP BUSH» del 4 y el 5 de noviembre. Todavía no repuesto de mi sorpresa, me presentan a quien iba a hacer mi contraparte cubana que no era ni más ni menos que el cantante Silvio Rodríguez.

-¿Cómo fue el plan de trabajo?

-Trabajamos todo el día con Silvio revisando  los distintos aspectos de la organización, movilización, logística, financiamiento, publicidad, artistas, locución, tren blanco, presencia de Maradona, etc. Alrededor de las 9 de la noche nos fuimos a cenar y por supuesto, a los postres lo hicimos cantar a  Silvio y alrededor de las 11 nos vinieron a buscar personal de seguridad del Consejo de Estado cubano, nos trasladaron a la sede gubernamental y nos recibió el comandante Fidel Castro, con quien trabajamos hasta las 7 de la mañana siguiente. Con Fidel repasamos toda la agenda que habíamos  trabajado con Silvio. Alrededor de las 2 de la madrugada nos conectamos con Maradona y concretamos su presencia en el «Tren Blanco» y en el estadio Mundialista de Mar Del Plata. También nos contactamos con el director de cine Emir Kusturica, comprometiendo su esfuerzo para la hacer un documental referido a la Contra Cumbre. A la noche siguiente Fidel nos tomó rigurosa lección. Estuvimos hasta las 4 analizando todos y cada uno de los puntos en cuestión y nos dejó clara sus indicaciones sobre cada uno de los tópicos en cuestión.

-¿Cómo fue el retorno?

– Volvimos muy entusiasmados y cargados de mucha responsabilidad, en un pequeño avión de 10 plazas que pertenecía al equipo de Hugo Chávez. Como no se nos permitió volar los cielos de Bolivia (todavía Evo no había llegado al gobierno), hicimos una escala en Manaos (Brasil) para arribar la noche del 20 de octubre a Buenos Aires.

– ¿Cómo fue la antesala de ese día?

-La noche antes de la movilización, Néstor me llamó y me dio un “teléfono rojo” para comunicarme con él. Nos deseamos suerte mutuamente. Al otro día sentí el orgullo enorme del papel que jugó cara a cara contra Bush en una jornada que quedará para siempre  en la memoria de los pueblos latinoamericanos.

-Ese tren ahora resulta algo histórico.

– La verdad que fue una experiencia muy linda. Por ser uno de los organizadores, junto con Miguel Bonasso viajamos en el primer vagón. En él iba Maradona, el  embajador cubano y Kusturica, entre otros. Durante el largo viaje pudimos hablar de muchos temas. Fue muy emocionante. El embajador era un hombre muy formado políticamente. Maradona siempre tenía alguna anécdota que contar. Fidel estuvo presente en las charlas, y fue siguiendo al minuto todo lo que  iba sucediendo.

-¿Qué recordás del acto  en el Estadio Mundialista?

– Nosotros llegamos en el tren y miles de compañeros en micros de toda la Argentina. La ciudad estaba copada por la policía. El propio Bush había traído centenares de militares para garantizar su seguridad. Los promotores del «STOP BUSH» organizamos una masiva manifestación por las calles de Mar del Plata y durante la cumbre se produjeron decenas de enfrentamientos. A la mañana del viernes fueron llegando las columnas al Estadio. Mientras esperábamos la llegada de Chávez, varios artistas aportaron sus canciones entre ellos Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti, Santiago Feliú, Amaury Pérez  y Víctor Heredia. En el escenario rodearon Chávez personalidades como Maradona, Evo Morales,  Adolfo Pérez Esquivel, Hebe de Bonafini y Kusturica.

-¿Recordás algo del discurso  de Chávez?

– El discurso duró varias horas bajo un frio muy intenso. Lo primero que dijo fue: “Hemos venido con una pala, porque en Mar del Plata está la tumba del ALCA”. Luego repasó magistralmente la historia de nuestro continente. Luego destacó la importancia de la cultura y recordó las palabras de José Martí, “ser cultos para ser libres”, para relacionarlas con las de Simón Bolívar, “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”. Llamó a los asistentes a “leer, pensar y escribir”, e incluso se permitió recomendar un libro: “Hegemonía o supervivencia”, de Noam Chomsky. Fue muy duro con el imperialismo entre otras cosas dijo: “Vamos a proponernos como meta de nuestra vida que cuando nos vayamos de aquí, si el imperio no ha desaparecido, al menos lo debemos dejar como un tigre de papel, mientras se levantan los pueblos como tigres de acero. No hay imperio que sobreviva cuando los pueblos han decidido ser libres”.

– ¿Qué pasó al otro día?

-Una vez terminada la jornada de los combates en la calle y después de la histórica Cumbre de presidentes, se hizo un asado en el complejo de Residencias Cooperativas de Turismo, de Chapadmalal, muy cerca de Mar del Plata. Allí el centro del asado era Hugo Chávez. Con Néstor se había repartido los roles en el ALCA, Néstor era el anfitrión y Chávez era la voz contundente de la Patria Grande. Aquella noche de alegría recuerdo que estaban muchos dirigentes sindicales y políticos, entre ellos Edgardo Depetri y mi amigo Patricio Echegaray, secretario General del Partido Comunista Argentino. También muchos funcionarios de la embajada venezolana. A eso de las cuatro de la mañana después de compartir la alegría  del triunfo y de tomar unos buenos vinos,  tuve una experiencia inolvidable. Chávez me invitó a entonar un tango  y los dos a dúo cántanos el Tango Sur.