Este partido es la demostración de que el futbol es el más democrático de los juegos. Un país 130 veces menos habitado que la Argentina, que no tiene historia ni tradición, casi sin jugadores en las grandes ligas, puede empatarle a uno con enorme tradición, con jugadores famosísimos y títulos mundiales. Es lo que hace al fútbol un juego increíble: no tiene lógica, es imprevisible y atrapante.

Así, inesperado, el empate. Pero fue un partido que será completamente distinto a los otros que tendrá la Argentina. Un equipo apelotonado en defensa como ningún otro enfrentará. Y si bien se aguardaba que debería chocar ante esta dificultad, siempre le resultó muy difícil encontrar los espacios. Es la mayor crítica: le costó conseguirlos ante un equipo que ni siquiera cuando tomaba la pelota respondió a la expectativa de salir de su encierro y de brindar alguna libertad al rival. Islandia no lo hizo y debe reconocerse que su repliegue siempre fue muy bueno, ordenado, efectivo.

De todos modos, cuando la Argentina hizo la diferencia en el primer tiempo, todo lo que había que esperar era definir hasta dónde llegaría la goleada. Pero las flaquezas defensivas de la primera parte determinaron que los islandeses no sólo empataran sino que hasta pudieran ponerse en ventaja.

La Selección podrá sentir como un impacto negativo no haber logrado un triunfo. No ganarle a Islandia parece hablar muy mal de este equipo: no obstante, este partido no tiene nada que ver con el futuro, cuando juegue ante rivales con una autoestima más importante que la de los islandeses, quienes vinieron a cumplir el sueño de una princesa y lo lograron.

La diferencia de juego de un equipo y del otro es de tres o cuatro goles, pero hay que convertirlos, y ni siquiera Messi de penal pudo hacer la diferencia, lo que evidencia que estamos hablando de un partido extraño, ilógico. El resultado es injusto e irrelevante, aunque ha ganado la incertidumbre que rodea al equipo argentino. Pero no es la demostración cabal de su capacidad. Hay que esperar que ante Croacia y Nigeria, Argentina demuestre lo que es capaz en tenencia de pelota y generación de juego.

Me imagino que este comentario chocará contra muchas opiniones desaprobatorias, porque ante un adversario del tercer escalón del futbol mundial, Argentina estaba obligada a otra cosa. Todo está abierto todavía. «