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(Foto: Télam)

El Fondo Monetario Internacional manifestó sus reparos acerca de la normalización de las actividades económicas sin que se haya solucionado la pandemia ocasionada por el COVID-19. En un artículo publicado en su blog se alerta sobre los costos “enormes” que podrían surgir de un repunte de las tasas de contagio del virus.

“Al no existir una vacuna o un tratamiento eficaz, las autoridades tendrán que sopesar las ventajas de reanudar la actividad económica con el costo potencial de un repunte de las tasas de contagio. Se enfrentan a decisiones difíciles, en parte porque los costos de errar en un sentido o el otro podrían ser enormes”, advierte el texto firmado por el coreano Changyong Rhee y el danés Poul M. Thomsen, directores de los departamentos del organismo para Asia y Pacífico y para Europa, respectivamente.

Aunque el trabajo se enfoca específicamente en esas regiones, las dudas son de validez general y apuntan a cuál es la manera de asegurar que la circulación de bienes y servicios y la vuelta de gran cantidad de trabajadores a sus empleos habituaes no llevarán consigo un recrudecimiento de la pandemia. “Todos los países contemplan usar medidas sanitarias y de distanciamiento social para mitigar el riesgo de una nueva ola de contagios, pero difieren en cuanto al tipo y la intensidad de tales medidas”, explican los autores.

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El estudio destaca que incluso en los países que ya están retomando su actividad habitual, los controles no dejan de ser intensos. Entre ellos se destacan pruebas de detección a gran escala, aislamiento obligatorio para los casos detectados y de riesgo y el uso generalizado de la digitalización y la tecnología para el rastreo de contactos. Esas medidas son generalizadas en Asia, aunque en algunos países europeos hay reticencia para implementarlas por temor a que se vulneren derechos individuales. “Suecia se destaca por su enfoque singular y su decisión de no cerrar totalmente la actividad. Aún es demasiado pronto para saber si esta estrategia resultará ser más eficaz”, puntualizan los economistas del FMI.

Las diversas restricciones y cuarentenas dispuestas por cada gobierno fueron letales para sus respectivas economías. En el primer trimestre del año, según el Fondo, la actividad se redujo 36% en China, mientras que entre las naciones europeas hubo mermas de 17% (Italia), 19% (España) y 21% (Francia). En el segundo trimestre los datos podrían ser todavía peores. Sin embargo, las pérdidas en vidas por la propagación del virus también son gigantescas. “El número de casos confirmados de COVID-19 en Europa ha llegado ahora a 1,8 millones, es decir, casi la mitad del total mundial. El número de muertes se ubica en casi 160.000, de las más de 280.000 registradas en todo el mundo”, resume el texto.

Las reservas del FMI (inesperada para muchos analistas) sobre la vuelta total de la actividad son muy similares a las que exhibió el gobierno argentino. El último viernes, el presidente Alberto Fernández anunció la flexibilización de la cuarentena en el interior del país y su continuidad ámbito metropolitano, aunque con tal cantidad de excepciones que en la práctica muchos comercios e industrias reabrieron sus puertas. “Si la situación empeora, volvemos las medidas para atrás”, avisó Fernández.

Las autoridades sanitarias locales también están a la expectativa del crecimiento en casos que puede haber como consecuencia del mayor movimiento de gente. “La transmisión puede haber aumentado un poco. Se verá en unos días”, dijo este miércoles el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García. Su par porteño, Fernán Quirós, estimó que el pico de casos se va a producir entre finales de mes y principios de junio: “Sabemos que vamos a tener un aumento de casos y trabajamos para que ese aumento sea el menor posible”, declaró.