El Banco Burdwood es una meseta sumergida de 17 mil km², situada 150 kilómetros al este de la Isla de los Estados, y a escasos 200 kilómetros al sur de las Islas Malvinas. Gracias a su ubicación estratégica y su riqueza marítima y geológica, fue declarada por ley, en 2013, Área Marina Protegida. La primera de todo el país. La norma determinó la creación de proyectos de investigación y preservación de sus recursos. Sin embargo, desde 2016, el gobierno de Cambiemos la viene desfinanciando, al tiempo que estrecha lazos con Gran Bretaña, que amplió sus acciones en la zona. Esta semana, Burdwood perdió el 80% de su presupuesto, que pasó al área de Prensa y Difusión de actos de gobierno, de la Jefatura de Gabinete. El programa, en cualquier caso, tiene 0% de ejecución.

La Ley 26.875 estipuló el Área Marina Protegida Namuncurá-Banco Burdwood (AMP), en el marco del proyecto científico Pampa Azul, «a fin de conservar una zona de alta sensibilidad ambiental y de importancia para la protección y gestión sostenible de la biodiversidad de los fondos marinos». El texto de la norma destaca que «el Banco Burwood representa una oportunidad única para el estudio de la biodiversidad y de los procesos ecológicos que ocurren al sur de la Zona Económica Exclusiva, región en que se dispone de escasa información». Y hHabla de orientar la investigación «a la aplicación del enfoque ecosistémico en la pesca y la mitigación de los efectos del cambio global». En la práctica, la iniciativa sufre un fuerte desfinanciamiento, evidenciado el lunes pasado en la Decisión Administrativa Nº1228, publicada en el Boletín Oficial, por la cual el gobierno reasignó partidas, quitándole 54 millones de pesos al programa Namuncurá-Burdwood, que depende de la Jefatura de Gabinete, para que Marcos Peña pueda usarlos para propaganda.

El recorte no es nuevo. Entre 2016 y 2017 se asignaron al programa $ 178,4 millones, de los que no se ejecutó un solo peso. En 2018, los $ 67.285.983 asignados quedaron reducidos ahora a sólo 13 millones, de los cuales en seis meses tampoco se ejecutó nada.

«En su momento le dimos la bienvenida a la creación del Banco Burwood, pero el Área Marina lleva ya un tiempo creada y genera preocupación que no se ejecuten las partidas para su investigación y control», se lamenta Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y coordinadora del Comité Argentino de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La especialista agrega: «Es importante avanzar en la protección del mar, dado que la Argentina se ha comprometido internacionalmente a proteger un 10% de su mar para 2020, y hoy estamos muy lejos de esa cifra, con poco más del 3 por ciento». Un informe de FARN denuncia que en 2018, por cada peso invertido en cuestiones ambientales, se gastan 20 pesos en otras que colaboran en su degradación. Un monto que se incrementó comparado con el 2017, cuando la proporción era de 1:16.

El lecho marino del Banco Burdwood, de entre 50 y 200 metros de profundidad, representa la extensión hacia el este de la Cordillera de los Andes. Está constituido por acumulaciones de arenas, gravas y conchillas y sus flancos están constituidos por pendientes abruptas que superan los 3 mil metros. Previo al último máximo glacial, hace 24.000 años, el Banco Burdwood habría sido una paleo-isla de unos 13.600 km2. Según se explica en la web de Pampa Azul, debido a su emplazamiento, el sitio tiene un rol importante como barrera del flujo oceánico circumpolar. La turbulencia de las aguas produce un intenso ascenso de nutrientes desde las profundidades, que constituye la base para una abundante producción de fitoplancton. A su vez, posibilita el establecimiento de una rica biodiversidad en sus aguas y fondos.

El Foro del Mar Patagónico resalta los ensambles faunísticos del fondo marino, que incluyen especies endémicas: «Peces de interés comercial, como la polaca, la merluza negra y la sardina fueguina, se reproducen en las aguas que rodean al banco». Al menos 18 especies de aves y mamíferos marinos se alimentan o migran en el área. Así como destaca la riqueza “de invertebrados bentónicos, entre ellos crustáceos, moluscos, 60 especies de corales de aguas frías, hidrocorales y cnidarios y 30 de esponjas”, el Foro advierte
por los impactos de una eventual puesta en marcha de actividades extractivas que afecten el lecho y el subsuelo. Las miradas apuntan a intereses británicos, pocos kilómetros al norte.

El gobierno ilegal de las islas protestó en su momento por el avance de la ley sobre territorios que los kelpers consideran propios. En el trabajo «Área Marina Protegida Namuncurá-banco Burdwood: primer área protegida oceánica, avances y desafíos», María Esquiroz y Laura Uema, de la carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad de El Salvador, sostienen que la creación del AMP dentro de la Zona Económica Exclusiva «constituye un gesto significativo de afirmación de soberanía en un espacio oceánico que se superpone parcialmente con las zonas de conservación pesquera impuestas ilegalmente por el Reino Unido en torno a las Islas Malvinas. En un contexto en el que las cuestiones de seguridad ambiental son esgrimidas para impulsar agendas de carácter estratégico, es importante analizar las acciones gubernamentales desde esta doble perspectiva: la conservación ambiental para asegurar el bienestar de las generaciones futuras y la afirmación de los derechos soberanos de los países ribereños sobre los asuntos de su jurisdicción». Mientras tanto, los gobiernos de ambos países avanzan en un acuerdo para el control conjunto de la pesca en la zona, y petroleras británicas como Rockhopper Exploration ya anunciaron las posibilidades extractivas de la región. «

Acuerdos pesqueros y petroleros, y también armas

En la misma semana del recorte al presupuesto del Banco Burdwood, el gobierno británico anunció el levantamiento de las restricciones para venderle armas a la Argentina, en un nuevo y polémico gesto de acercamiento entre los países. Para Ernesto Alonso, del Centro de Ex Combatientes de las Islas Malvinas (CECIM), todo es parte del acuerdo del 13 de septiembre de 2016, «donde la gestión de Macri dio un giro de 180 grados en la política por Malvinas». Completa: «El desfinanciamiento del área marina significa dejar de lado la protección de los recursos naturales y entregar soberanía, porque a pocos kilómetros se le permite a Gran Bretaña desarrollar su plan: primero fue la explotación ictícola, que representa el 40% del PBI de Malvinas; ahora vienen por los hidrocarburos (a fin de año llegaría la primera plataforma de extracción de petróleo); y la tercera fase apunta a la Antártida, donde están las mayores reservas de agua dulce del mundo, y en la que las potencias avanzan desde lo científico-tecnológico, especialmente en el desarrollo de la industria de los medicamentos».