No son tiempos fáciles para el mundo cinematográfico en la Argentina. Meses atrás, a través de una operación mediática, el gobierno oficializó el despido de las principales autoridades del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), quienes gozaban del apoyo mayoritario de la comunidad artística. Esa decisión generó un reclamo mayoritario que destapó un proceso de ajuste materializando en falta de entrega de subsidios, vaciamiento de áreas y despidos de trabajadores. Sin embargo, mientras las autoridades hablan de “austeridad”, acaban de oficializar la creación de una subgerencia de Relaciones Institucionales, dependiente de una gerencia de Relaciones Institucionales, que estará a cargo de Rosendo María Fraga, sin experiencia en el sector e hijo del conocido analista homónimo, afín al macrismo y crítico de la gestión kirchnerista.

La resolución 400/2017, publicada en el Boletín Oficial el 13 de julio pasado, recuerda que el 1º de junio del año pasado crearon la Gerencia de Relaciones Institucionales, y que “a efectos de garantizar una mayor eficacia en las acciones encomendadas” a esa gerencia, “resulta oportuna la creación de la Subgerencia de Relaciones Institucionales”. Entonces en la misma resolución deciden nombrar para ese flamante cargo burocrático a Rosendo María Fraga, y le asignan como remuneración uno de los escalafones más altos (Nivel B Grado 0) dentro de los ingresos salariales de la función ejecutiva que establece el Convenio Colectivo de Trabajo Sectorial del INCAA. Los sueldos a ese nivel llegan a superar los 80 mil pesos, según denunciaron desde la Junta Interna de ATE en el INCAA.

El Convenio establece que ese tipo de cargo debe asumirlo alguien con “experiencia laboral en la especialidad” superior a los tres años, y “especialización en los campos profesionales correspondientes a la función o puesto a desarrollar”. Incluso el Boletín Oficial sostiene que nombran a Fraga por sus “antecedentes y experiencia acreditados”, pero los datos públicos disponibles reflejan que Rosendo Fraga hijo, de 36 años, no tiene trayectoria en cine. Su actividad es la “investigación y desarrollo experimental en el campo de las ciencias sociales”. La filiación con su padre para llegar a ese cargo suena inevitable. Su progenitor Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Nueva Mayoría, es cercano al macrismo. En febrero de 2016 declaró a La Nación: «Macri tiene que desenmascarar los supuestos éxitos sociales del kirchnerismo». En mayo de este año vaticinó ante el mismo diario: “Si Cristina es candidata a presidenta hoy, pierde 60 a 40 en segunda vuelta”. 

Mientras avanzaba en nombramientos de este tipo, el Ministerio de Cultura a cargo de Pablo Avelluto y las autoridades del INCAA, hoy comandado por Ralph Haiek, dispusieron el despido de siete trabajadores, y la incógnita sobre otros 350 cuyos contratos vencieron este mes. 

A esto se suma el funcionamiento del Instituto. Haiek admitió ante el Senado la subejecución presupuestaria. Y hay proyectos que esperan hace meses que se les paguen las cuotas para poder continuarlos, lo que generó un proceso de retardo de la concreción de filmes. En ese marco, el gobierno propuso continuar con el Fondo de Fomento al cine pero con otra mirada: subvencionar a las películas que mejor rindan. Así lo denuncian desde la Asociación de Realizadores Integrales de Cine: “Se trata de un esquema diseñado para que sólo algunos accedan a la posibilidad de aplicar a subsidios, dejando a la mayoría de los directores y productores relegados a los concursos, construyendo un esquema de distribución de los fondos donde las película más grandes (los que más tienen) y mejor les va en taquilla, más dinero reciben del INCAA en concepto de subsidios. Cuando son irónicamente los que menos lo necesitan, traicionando el espíritu de fomentar la producción de una cinematografía rica y variada como valor cultural de nuestro país”.